Hetasi: “E-Esto es imposible” — murmura — “esto es imposible, esto es imposible” — repite una vez mas
Es como si frente a ella no se encontrase un zorro o tejo, sino a un tigre listo para saltar sobre ella y devorarla sin pensárselo dos veces. Algo así no es normal en un humano. Los dos ojos de Ichika desprenden destellos color violeta mientras que de su cuerpo libera pequeños hilos eléctricos.
En su vestimenta no encuentra armas que pueda usar la chica, por lo que Hetasi se siente un poco aliviada, aunque no del todo y no pretende confiarse frente a tal peligrosa enemiga.
La tensión es enorme, tanto que no se mueve para evitar una confrontación directa sin saber de qué es capaz la ex sacerdotisa. En cambio, decide mantener la distancia y pensar una estrategia, ya que ni intimidarla ha funcionado y si planea atacarla, quizás salga mal para la yokai.
En otras palabras, la guardia de la reina Viperina se encuentra extremadamente alta y con temor de incentivarla para que combata con todo lo que tiene:
Hetasi: “No puedo confiarme sin saber de qué es capaz. Aun así, no dejo de sentir como si estuviera perdido este combate. Algo dentro mío intenta decirme que huya de aquí o mi vida podría terminar, pero ¿Cómo podría hacer eso? Tengo mi orgullo como un ser inmortal, jamás dejaría que una mocosa humana me intimide hasta el punto de escapar como una cobarde” — piensa, molesta al verse en tal situación ocasionada por una humana — “quizás esto me ocurre por creer que los humanos son débiles y aquí me veo, frente a una humana mortal con tal presencia. Debo estar perdiendo la cabeza” — añade a sus dudas
Hetasi piensa un poco las alternativas que tiene y como si la respuesta se apareciera como por arte de magia, empieza a sonreír llena de satisfacción. Ichika solo la observa con seriedad mientras la energía mágica que libera lentamente la envuelve para crear un extraño vapor violeta acompañado por aquellos hilos eléctricos.
Inhala y exhala con calma. Su aliento sale con pequeñas descargas. Se inclina y apoya con fuerza sus pies sobre el suelo e impulsa con tanta fuerza que rompe la zona de su apoyo para atacar veloz y violentamente a Hetasi con su puño derecho.
El golpe es tan fuerte que Hetasi acaba siendo enviada decenas de metros contra varios árboles una vez más, tal y como Kyubo pudo hacerlo hasta hace momentos:
Hetasi: ¡Aaaaaaaahh, maldita humana! ¡¿Cómo te atreves?! ¡deberías conocer tu lugar, maldita seas mocosa!” — grita y maldice, odiando a muerte a Ichika por la abrumadora diferencia y la humillación que le está propinando no solo a su cuerpo sino también a su orgullo
Ichika: “¿No te lo dije? No voy a perdonarte monstruo. Te borrare de la faz de la tierra. Por todas las muertes que traes bajo tu existencia” — responde de manera contunde
Hetasi: “Oh, ya veo. Entonces ¿esto se supone que es algo así como una venganza? No me hagas reír. La realidad es muy simple ¿sabes?” — le explica mientras extiende y desliza su cola entre los árboles para atacar por la espalda de Ichika — “los seres humanos, así como cualquier animal de este mundo no es más que una existencia innecesaria. Son meros mortales, hasta la brisa más débil puede derribarlos, matarlos, enfermarlos. En cambio, nosotros, los seres inmortales hechos con maná podemos hacer lo que nos plazca…” — llega a metros de su espalda y lanza su ataque con la punta extendida, apuntando al corazón de Ichika — “ustedes…ya…muéranse” — dice y sonríe
Sin embargo, la sonrisa que su rostro esboza se convierte en una expresión de temor cuando la chica da un paso hacia ella y libera una inmensa cantidad de maná hacia la yokai:
Ichika: “Ya, deja de decir estupideces” — dice molesta
Habiendo dicho eso, extiende su mano izquierda con los dedos en alto y se voltea. En un movimiento como si fuera una espada, corta la cola y deja la herida cauterizada con doloras descargas eléctricas:
Hetasi: “¡Aaaaaaaagghhhh!” — grita de dolor — “esta mocosa, sabía que mi ataque consistiría en usar mi cola. Maldita sea, es demasiado astuta y no sé cuánto más pueda resistir. Si escapo, mi orgullo se verá afecta. Si continúo peleando, es posible que me aplaste y decapite. No vendrá nada bueno si no pienso en algo ahora”
Ichika: “¿Piensas en cómo salir airosa de aquí? Deja de hacer eso. Sabes que no permitiré que escapes de aquí”
Hetasi: “Por un momento creí que eras peso muerto para ese zorro y el humano. Veo que me equivoque y te reconozco, pero…” — de la cola cercenada salen 3 colas más y con puntas hacia afuera apuntando a la chica — “te aconsejo que no me subestimes, humana” — su cabello se eriza, dando forma a muchas serpientes color purpura
Hetasi mueve su cuerpo para impulsar su ataque con las tres colas a más velocidad y acabar con ella de una vez. Probablemente con la seguridad de que no podría escapar a tan corta distancia, sin embargo, da un pequeño paso y sobrepasa la línea de visión de Hetasi, parándose detrás de ella y con una fuerza abrumadora le patea en el costado del cuerpo, arrojándola contra los árboles una vez más.
Su cuerpo es herido de nuevo y esta vez Ichika no espera a que se levante. Se acerca a gran velocidad y ataca con veloces puñetazos en todas direcciones, dejándole severos cortes y moretones.
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Editado: 06.10.2024