Limit Breaker volumen 2: Revancha en Brasil

Capítulo XVIII: El Caballero ardiente

Mientras ocurre el repentino ataque a la sede del mayor gremio de Brasil, los medios locales y rápidamente los internacionales se hacen eco de lo que está ocurriendo, surgiendo en los portales digitales de noticias miles de artículos. A pesar de que el autoritario gobierno brasilero intenta censurar cualquier noticia que haga dudar de su poder y credibilidad ante el mundo, la velocidad de subida de información supera con creces, y después de casi una hora de iniciado el ataque, todos en el país saben que alguien decidió hacer justicia.

José intenta ordenar a todos los cazadores que puede en torno al edificio de la sede, sin embargo, cada uno cae inconsciente y derrotado por las poderosas arañas, que a pesar de ser débiles respecto al nivel del maestro y varios rangos S, inclusive el mismo Daniel rango SS+, ellas los superan en números casi diez veces.

En su afán de mantener el orden entre los cazadores, José corre hacia Daniel, mientras este mantiene su posición y busca con la mirada a Damina y Samantha, sus amigas de toda la vida, sin encontrar rastro de ellas:

José: “Daniel, ve con Sefish, tenemos que proteger el edificio hasta que amanezca y venga el ejército” – le dice al cazador de su elite que se encuentra más cercano

Sefish: “Lo mejor será no molestarlo, está queriendo proteger a esas estúpidas” – advierte a José, conociendo mejor a Daniel en su afán de proteger a sus amigas

José: “Tu solo acata mis órdenes”

Sefish: “¡Siiiii! Todo sea por pelear” – sonríe mostrando sus filosos dientes y enormes orejas de animal asomándose en su cabeza

José: “¡Daniel, acércate al edificio!”

Desde su lugar, Daniel no responde y continua en su sitio, doblegando con su magia de gravedad a cada araña que lo ataca, aplastándolas, despedazándolas o simplemente usando su magia de fortalecimiento para arrancarles sus extremidades el mismo, nada podría detener al mejor cazador de Sudamérica en la búsqueda de sus amigas:

Daniel: “Maldita sea, les dije que no se separen de mí, ¿Dónde mierda están?” – busca desesperadamente a ambas chicas, apenas distinguiendo siluetas entre la oscuridad

José: “¡Daniel, con un demonio, te ordeno que protejas el edificio! ¡por única vez en tu despreciable vida haz caso!”

Daniel: “T-Tengo que encontrarlas, urgentemente” – responde en voz baja

José: “Daniel, bastardo infeliz ¡te dije que vengas hasta aquí y proteger el puto edificio con los rangos S+!” – vuelve a gritarle, esta vez furioso de que no responda su orden

Daniel de pronto mira a unos treinta metros dos siluetas femeninas, siendo rodeadas por enormes cuerpos con patas repugnantes. Allí están Damina y Samantha, bajo el incesante ataque arácnido. Sin dudarlo corre a toda velocidad hacia donde se encuentran ellas, pero en el camino José lo toma del brazo y lo obliga a obedecerlo sin oponerse.

Entonces Daniel se voltea y con una expresión feroz, casi con intenciones asesinas le responde:

Daniel: “¡Suéltame o te mato!” – lo amenaza sin importarle que fuera su superior dentro del gremio

Al percatarse de que podría acabar en un enfrentamiento innecesario con Daniel, José lo suelta y permite que vaya a rescatar a ambas cazadoras bajo ataque. Clarice se le acerca por detrás con malas noticias en todas las entradas que rodean el lugar:

Clarice: “Estamos rodeados, y ese imbécil de Daniel. ¿Qué haremos?”

José: “No hay nada que se pueda hacer con ese ingrato de Daniel, por ahora vamos a asegurarnos que el edificio quede intacto, tenemos que aguantar hasta que llegue el ejército”

Clarice: “¿Y si no lo logramos?” – duda de poder aguantar como dice su jefe

José: “Entonces estamos acabados” – responde al ver lo superados que se encuentran

***PARTE II***

En la entrada Este del complejo muy bien protegido, Julio se acerca con pasos elegantes y fumando un costoso cigarro, mientras mantiene un ojo vigilante sobre su esposa para evitar que sufra algún ataque cobarde o que no pueda enfrentar.

Sus pasos se detienen al ser rodeado por cazadores entre rango D y C, nada complicado para Julio quien, sin moverse en lo absoluto, produce un espiral de fuego que lo rodea al mismo tiempo que se expande hasta impactar a sus enemigos, lógicamente sin causar daños serios a los demás. Pero antes de que pudiera retomar su camino, un enorme muro de picos helados se cruza en su camino impidiendo que continúe hacia el edificio:

Julio: “Picos de hielo, ¿eh? Supongo que acabo de encontrar a mi némesis”

Clarice: “Mas que némesis seré quien te asesine aquí precioso” – le responde sentada sobre un pedazo de huelo regular desde la altura

Julio: “Señorita, debería bajar para que podamos intercambiar palabras. No deseo golpear a una dama” – le dice cordialmente

Clarice: “Hermoso y con buenos modales, vaya bastardo, me encantaría aplastarte en mi cama. Sabrás lo que te conviene” – lo intenta tentar para tener relaciones a pesar de que la situación no es la correcta




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