Limit Breaker volumen 7: La cacería final

Capítulo 5: Los rumores del cazador

Momentos antes del desenlace del combate entre Steindra y Doromak…

Bautista corre desesperadamente hacia el matadero mientras vuelan escombros por los aires y ráfagas de viento lo empujan con fuerza. Llega hasta una esquina y dobla por ella encontrando a Carlos de espalda, corriendo con los dos niños y Carla siendo transportados por él.

El panorama no es para nada bueno. Solo hay que correr. Sobrevivir otro día para no convertirse en carne de esas criaturas tan malvadas.

Acelera el paso hacia una puerta de la que desciende una escalera. A lo lejos se ven estallidos de energía mágica lo suficientemente poderosas como para desintegrar a humanos comunes y cazadores de rango bajo. Nadie quisiera estar cerca de esos dos colosos mientras se debaten entre la vida y la muerte a pura violencia.

Luciana se asoma saliendo del refugio subterráneo y mirando hacia ellos, empieza hacer gestos para que se apuren porque ve como la pelea es brutal:

—¡Vamos, vamos, rápido! —exclama Luciana.

—Haaa…haa…jamás en mi vida sentí tal peligro. —dice Carlos una vez llega con los tres a cuestas. —Luciana, nunca estuve frente a Dramonzuk pero si su poder es mayor al de ellos entonces…haa…tenemos que cuidarnos como nunca.

—Haremos todo lo que podamos. Solo entra y ponlos a salvo. —lo tranquiliza.

Bautista llega a la puerta del refugio. Luciana lo abraza con fuerza y tomándole la mano intenta llevar hacia adentro del refugio, pero su intento es en vano porque Bautista se queda mirando intrigado a Doromak ascendiendo por los cielos con Steindra:

—¿Bauti? ¿Qué pasa? —pregunta ella.

—Esa criatura…me salvó…—exclama Bautista.

—¿Qué dices? Tiene que ser un error.

—No puedo explicarlo, pero su voz y su mirada además evitó que el destructivo me matara de un golpe.

—¿Es eso posible? ¿un monstruo que nos ayude sin estar bajo el poder de la marca?

—Todo se está volviendo cada vez mas confuso. No quiero imaginar lo que está pasando más allá.

—Mejor regresemos al refugio. El maná que desprenden es muy intenso y está asustando a los civiles.

—S-Si, lo siento. V-Vamos adentro.

Luciana se lleva adentro a Bautista. Allí se encuentran con Carlos, quien acaricia la cabeza del joven hasta dejarle el cabello desalineado. Sonríe y ambos chocan sus puños en señal de plena confianza. Mientras, Luciana lo regaña a Bautista por haberse ido solo y sin avisar. Luego ella lo vuelve a abrazar y murmura cuando desea que haga caso y no se aleje tan seguido a lo que Bautista responde con una mueca de vergüenza por hacerle pasar por tanto a la joven. La hermandad que hay entre ambos es conmovedora:

—¿Estos son los niños y la chica que mencionaste? —pregunta Luciana.

—Si. Carla, Thiago y Juan. —responde Bautista.

—De acuerdo. Haré que los lleven en la zona de cuidados. No creo que haya mucho lugar, pero haremos algo al respecto.

—Gracias Lu.

—¿Qué tienes?

—¿Qué?

—Sabes de que hablo. No pareces el mismo de siempre. ¿Descubriste algo?

—Yo…no estoy seguro, pero ellos vienen de un refugio. Tengo que saber de cual provienen.

—¿Piensas que así podrás saber si vienen del Pedro Bidegain? Haaaa…sabes que paso en el monumental, la bombonera, y el estado de Ferro. Muchos estadios fueron blanco fácil para los dragones. No creo que…tú sabes Bauti.

—Si, lo sé, pero me gustaría tener esta esperanza o me volvería loco.

Entonces, una voz hace eco en su corazón con la respuesta clave que jamás esperaba:

—¿Te refieres al refugio del San Lorenzo? —pregunta Carla.

—¿Huh? —Bautista se da media vuelta y ve a Carla. —¿Carla?

—Lo siento Bautista, no venimos de ese refugio. —dice de manera tajante, pero sin ocultar su angustia por tener que darle tal noticia.

Luciana se acerca a ella y sostiene al notar que está débil por no haber comido ni dormido bien durante muchos días. Solo usaba su tiempo a pleno protegiendo a los niños:

—Carla ¿Por qué no vienes conmigo? Te daremos una cama y un poco de comida y agua. Los niños también tendrán su parte. Estarán a salvo, se los prometo. —dice Luciana.

—Muchas gracias, Luciana. Solo me gustaría decirle una cosa a Bautista. —exclama Carla.

—¿Sí? —dice Bautista.

—No creo que sirva de mucho, pero escuché de un grupo bastante numeroso de supervivientes siendo guiados por una persona de cabello negro. No se nada más que eso.

—Eso es algo. —exclama Carlos.

—Si. Muchas gracias. —dice Bautista con una sonrisa.

Luciana acompaña a Carla de regreso para que duerma un poco mientras que Bautista y Carlos hacen guardia en la entrada. A pesar de la insistencia de Carlos para que el chico descanse ya que tuvo una odisea para regresar al refugio, este se niega ya que necesita confirmar algo respecto al monstruo dorado que lo salvó y ahora pelea contra Doromak.




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