Limit Breaker volumen 7: La cacería final

Capítulo 13: La hora de la ceniza

—Ese día perdimos a un amigo y muchos aliados. Fue…haa…—Julio se toma la cabeza y mueve su cabello hacia atrás mirando al suelo e intentando escapar a la mirada del grupo de Bautista por la vergüenza de haber fracasado ese día.

—¿Cómo fue que? ¿Cómo fue que sobrevivieron tantas personas? —pregunta Luciana.

—Una vez nos organizamos con los demás, Arakneida se movió lo suficientemente rápido como para abrir múltiples portales en todo el mundo. Lorkamos ayudó moviendo a sus subordinados trolls. Estuvimos una semana intentando salvar a todas las personas posibles, pero en menos de 24 horas las perdidas llegaron a cifras absurdas. —responde Julio.

—¿Tantas personas murieron? Creía que los altos rangos mundiales fueron suficiente fuertes como para luchar contra él. —exclama Bautista.

—Confiamos en que sí. —llega Macarena acompañada por Lorkamos en forma de troll de hielo.

Sorprendentemente es un monstruo con consciencia y valores muy humanos similares a Steindra. Carlos lo sigue con la mirada. Junto a este personaje azulado se encuentran Juan y Thiago, así como otros niños, jugando, trepándose sobre sus brazos y este solo corresponde parándose lo más que puede y luego baja hasta el suelo. Carla se disculpa muchas veces con Lorkamos por el comportamiento de los dos niños a lo que simplemente el troll sonríe y asegura que también está disfrutando:

—¿Sientes desconfianza? —pregunta Macarena al viejo rey del octágono.

—Primero Steindra y ahora un troll de hielo y una vampiresa. Esto es realmente confuso para mí. —responde consternado.

—No procesas el hecho de que monstruos puedan luchar junto con los humanos. Es una locura si lo piensas, pero hemos pasado tantas cosas que ya somos una familia. Lorkamos, Cromana, Kargroot, Arakneida hasta incluso Leza. Estamos tratando de que esta crisis termine.

—Pero ellos… ¿no sientes temor?

—¿Por qué debería? Piénsalo Carlos, somos seres humanos con luces y sombras. Los monstruos también tienen ese lado oscuro cercano a su instinto principal, pero también los hay quienes decidieron abandonar sus deseos de matar y abrazan ese lado más amable y cercano a la humanidad.

—Pareces muy cercana a ese troll. ¿Cómo es que se unió a ese chico Martín?

—Digamos que fue la suerte de la otaku que decidió abandonar a su líder. Ahora…—su expresión refleja estar conmovida al recordar cuando se conocieron. Un sentimiento de nostalgia la funde en silencio.

—Entiendo. —se para camina hacia su tienda recién armada por los trolls y civiles. —Ciertamente me cuesta mucho acostumbrarme a esto. —añade mientras se aleja.

—Los aliados más impensados suelen ser así de sorpresivos. —murmura Macarena. Su madurez durante los últimos cinco años se muestra con la entereza de sus pensamientos y sentimientos por su gente.

—Hablando de aliados. ¿Hay alguna novedad sobre William o Japón? —pregunta Octavio asomándose tras haberse servido un plato de papas y maíz.

—Oye… ¿Por qué tienes tanto apetito incluso en estos días? —pregunta María al verlo tan despreocupado y comiendo en cantidades.

—Sabes que necesito mucha proteína y toda clase de comidas para mantener mi cuerpo en estado.

—Tendría sentido ¡si no estuviéramos en una grave crisis! —eleva su voz para regañarlo.

—Si, si, ya entendí. Lo siento. —se encoge en hombros intimidado por la coreana.

Julio suspira y mira a los dos jóvenes para continuar con lo que discuten. No es de extrañar que tengan tantas dudas y desconozcan sobre los movimientos a escala global, pero por el momento prioriza los tiempos de explicar la situación.

Bautista y Luciana están nerviosos, ya que no saben que clase de respuesta puede llegar a darles Julio así que solo aguardan por eso:

—A tu pregunta Octavio. Mañana a primera hoy nos reuniremos en la tienda cerca de la tribuna junto a la entrada donde los equipos ingresaban al campo. Bautista, Luciana, quizás les interese participar. También traigan a Steindra. Es importante que nos organicemos para nuestro movimiento. —explica Julio antes de irse de allí junto con su amada esposa, María.

—¿Movimiento? ¿vamos a atacarlos con tan pocos números? —se pregunta Bautista en voz alta.

—Es un poco más complejo. —dice Macarena.

—Lo sabrán mañana por la mañana. Vengan a comer y descansen. Se esforzaron mucho para llegar. Todas las personas que salvaron ya están descansando y les toca a ustedes. —exclama Octavio.

—Háganle caso. No lo parece, pero es brillante. —recomienda Macarena.

Haciendo caso a la cazadora ahora de rango A+ debido a su segundo despertar hace tres años, los dos asientan con la cabeza y se ponen en marcha de regreso al refugio subterráneos donde tienen habitaciones individuales y junto a ellos más de tres mil quinientos setenta y ocho refugiados entre civiles y cazadores, así como también los trolls que comanda Lorkamos. Sumando a ese total hay unas mil arañas protegiendo el perímetro ya sea bajo el suelo como las especies tramperas o mas pequeñas aguardando entre escombros y la líder de ese grupo, Keoma, quien vigila desde la cima de la tribuna que mide poco más de sesenta metros de alto. No hay lugar que no estuviera vigilado.




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