Limit Breaker volumen 7: La cacería final

Capítulo 16: Los gemelos

William se apresura a recibir la comunicación con Buenos Aires. El aparato es una vieja radio usada por la marina de los Estados Unidos. Esto es debido a que los aparatos de comunicación actuales usan demasiado poder mágico y atrae a Dramonzuk por lo que los museos se convirtieron en sitios ideales para obtener recursos militares vitales.

Joe lleva al grupo al cuarto donde está la radio y hay varios ex militares, unos cinco, que trabajan constantemente para comunicarse con otros refugios del país con cinco aparatos que apenas funcionan.

Cuando ven al cazador se levantan de sus sillas y alcanza su mano hacia la frente en señal de respeto a una persona con muy alto rango para el ejército y la nación. El cazador se siente halagado y ruega que no se detengan en sus labores. El tiempo apremia para cualquier. Joe le hace un gesto para que se acerca y le entrega el viejo comunicador usado a principio del siglo XXI:

—¿H-Hola? Aquí alfa 187640. Soy William ¿con quién me estoy dirigiendo?

—¿William? ¿eres tú?

—Si. Hable más fuerte y claro por favor. Hay demasiada interferencia. Apenas podemos escucharte.

—Aquí beta 728045. William, soy Julio de Victory.

—¿Julio? Que gusto escucharte. ¿Qué sucede? ¿está todo bien por allá? Intentamos comunicarnos hace unos días, pero ha habido interferencias constantes.

—Si, todo bien o al menos por ahora. Escucha, no tenemos mucho tiempo por lo que voy a ser lo suficientemente claro.

—Entiendo. Te escuchamos.

—Bien. En un par de días vamos a retomar capital federal que me imagino sabes que Dramonzuk fijó su centro de dominio aquí.

—Ya veo, pero ¿están seguros de eso? Es decir, ¿tienen algún plan o algo?

—Se podría decir.

—No suenas muy convencido. ¿Hay algo más?

En un instante, la radio se queda en silencio bajo la lluvia de interferencia provocada por la radiación externa. William mira a Joe y este ordena al personal que lo arreglen lo más rápido que puedan. Jeff se queda pensativo y sale de la habitación, encara hacia la salida del refugio subterráneo donde está Jerry jugando con varios niños.

Morgan se queda con William. Ella trata de ayudar puesto que tiene cierto conocimiento sobre radios por lo que su apoyo en ese campo es crucial.

La señal vuelve escuchándose a Julio repetir una y otra vez:

—William, cambio. ¿Estás ahí?

—Si, aquí William. Dime.

—No tengo mucho tiempo así que escúchame con cuidado. Los comandantes de Dramonzuk se están moviendo peligrosamente.

—¿Los destructivos cinco? ¿no se habían ido lejos?

—Si. Según nuestra información, se fueron de Sudamérica, pero me preocupan dos monstruos en concreto.

—¿De qué hablas?

—Steindra ¿lo conoces?

—El dragón dorado. Si, lo conozco. Nos prestó ayuda hace unos meses.

—Él nos contó sobre dos dragones humanoides bastante peligrosos que no se suelen mostrar a menos que Dramonzuk lo requiera.

—¿Dices que están por fuera de los destructivos cinco? ¿más poderosos?

—No lo creo, pero ellos se dedican a matar cazadores no a conquistar territorios.

La transmisión se corta abruptamente.

Una sensación de preocupación recorre la mente del estadounidense. Los dos dragones mencionados por Julio es un nuevo tipo de enemigo que nunca han enfrentado, ya que el emperador dragón no tuvo necesidad de usarlo salvo en situaciones concretas.

Solo dos veces han sido usados y esas dos ocasiones nadie sobrevivió.

El enorme semblante de William se ve empequeñecido ante el misterio que significan esos dos nuevos enemigos. Sale de la habitación de comunicaciones. Está pensativo, casi no se fija hacia a donde se dirige hasta que Morgan lo saca del transe tomándolo de su hombro.

Viene siendo bastante común encontrarlo con esa preocupación pero que no se diera cuenta de los alrededores es bastante particular. Los gritos de Joe a los demás ex militares para trabajar mejor en las comunicaciones y no pasar vergüenza con William se escuchan resonando en todo el lugar. William asienta con la cabeza y Morgan regresa a donde están las radios para tranquilizar a Joe.

Los refugiados salen de sus habitaciones y descanso, atraídos por los gritos. William sonríe y asegura con su presencia que todo está bien.

William se gira y camina hacia la salida para respirar un poco de aire y hablar con Jeff y Jerry y los cazadores que están vigilando. A medida que se acerca escucha la lluvia caer torrencialmente. Los cazadores están dentro y no afuera. Eso resulta extraño.

Entonces, ve a Jeff y Jerry mirar también desde el lado de adentro:

—Jeff ¿Por qué están dentro?

—William, esto es lluvia radiactiva. —exclama en shock.

—¿Qué?

—No solo es radiactiva, sino que en cierta forma neutraliza el poder mágico. —irrumpe Jerry igual de impactado que Jeff.




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