Limit Breaker volumen 7: La cacería final

Capítulo 17: Asalto en el desierto de Gobi

En algún lugar de los fríos páramos de Alaska, la figura de Gamos sobrevuela la zona y aún sosteniendo a su hermano con la mitad de su cuerpo y desapareciendo a una velocidad lenta. Llega hasta a una cueva en las montañas Denali donde desciende y entra apresurado para darle su merecido descanso a Kamos.

Durante las siguientes dos horas va y viene, buscando y recolectando hojas, madera para otorgarle a su hermano un digno entierro con llamas y destrucción, algo típico entre los dragones y draconianos. Curiosamente son monstruos con una alta consideración por las tradiciones a pesar de que viven para la guerra y la matanza, y saben que sus cuerpos no son como el de los humanos, ellos pueden desintegrarse una vez mueren. Sin embargo, se resisten, en cierta forma, a irse del todo.

Gamos no lo demuestra, pero está destrozado y con ansias de venganza.

Con su ala rota emprende un total de diez vuelos distribuidos en ida y vuelta. No importa si nieva violentamente, el frio empeore con la noche o las tormentas que se forman en aquellos lugares tan desoladores, desea cumplir con su objetivo como hermano mayor de Kamos.

En su vuelo numero diez, una figura se encuentra sentada frente al cadáver casi desaparecido de Kamos ahora siendo solo apenas un torso con mitad de hombros y la cabeza:

—¿Quién eres? —pregunta Gamos sin darse cuenta por la oscuridad.

—Que irónico lo de Kamos. Siempre le gustó pelear sin aprender a comprender su entorno y míralo aquí. Patético. —exclama la silueta que murmura a oscuras.

—Humano… ¡más te vale que cuentes los…! —se detiene y retrocede un paso al darse cuenta de quien se trata. Se arrodilla como si hiciera reverencia a una entidad casi divina. —Yo…me disculpo mi señor…Dramonzuk.

—Omitiré tu falta de respeto. Solo porque te encuentras en duelo por esta perdida. —exclama con voz solemne. —Gamos.

—¿Si, mi señor?

—Si hay algo que no puedo tolerar es el fracaso. Les pedí algo en concreto y no pudieron hacerlo.

—Yo…me disculpo y aceptaré cualquier castigo.

—Eso puede esperar. Quiero hablar sobre algo contigo.

—¿Hablar conmigo? ¡por supuesto! ¡me siento muy honrado!

Dramonzuk, en su forma humana, le hace una señal a Gamos para que se siente al otro extremo. Su hermano queda como aquel que delinea el limite entre ambos. Irónico. Los nervios en el draconiano son tremendos. De por sí no es fácil estar frente al emperador de los dragones y una catástrofe andante:

—Tu y Kamos eran muy unidos ¿cierto?

—¿Mi señor?

—Son gemelos. ¿No los hace muy unidos?

—S-Si, mi señor.

—Yo tuve un hermano ¿sabías? Su nombre era Astapoh.

—Si, algo sabía. Era el líder de los All Warrior Watchers.

—Me agrada que estés bien informado. A decir verdad, no nos llevábamos tan bien. Él era un rebelde sin objetivos claros y no parecía nunca que supiera cual era su lugar. Intenté durante milenios acobijarlo como uno de mis generales. Ja, maldito estúpido creía que yo no me daría cuenta de que quería derribarme a mí. ¿Puedes creerlo? Era un absoluto dolor de cabeza, pero era muy fuerte, mucho más que los destructivos cinco juntos.

—Es difícil de imaginarlo.

—Claro. Y he estado pensando, yendo de un lado hacia el otro sin encontrar una respuesta clara.

—¿Sobre qué es lo que duda, mi señor?

—Justamente ese es el problema. Tengo dudas de me sentí tan miserable por haber eliminado a mi propio hermano y al verte a ti sufriendo por la muerte del tuyo es casi como si me estuvieras llamando para conversarlo. Dime, ¿Cómo te sientes ahora? ¿Qué clase de sentimiento y emociones recorren por tu cuerpo?

Las preguntas de Dramonzuk dejan boquiabierto a Gamos. Teme dar una respuesta errónea, pero también hay curiosidad en como se siente la fuerza imparable de los dragones. Gamos mira al suelo, imposibilitado de sostener la mirada del emperador dragón.

Aunque en su forma humana casi no emite esa aura masiva, Gamos se percata de que se está conteniendo y hasta inclusive nota que el cuerpo de Kamos desaceleró la desintegración. Todo esto es gracias a que Dramonzuk, a propósito, usa su maná para mantener el cuerpo de Kamos intacto.

Puede ser como muestra de respeto o un favor hacia los gemelos por sus labores. Sin embargo, para Gamos, es increíble ese gesto del más fuerte dragón de la historia.

Para no faltarle al respeto y corresponder a su buena acción para con su gemelo, Gamos busca una respuesta clara ante la atenta mirada y paciencia de Dramonzuk:

—En su momento estaba enfurecido, iracundo, quería vengarme, pero también todo lo que quería hacer era llevármelo a un sitio tranquilo y darle su merecido final y no el que los humanos pretendían.

—Ya veo. ¿Y ahora?

—Tengo fuertes deseos de asesinar a cada humano que se me cruce por el camino.

—Entiendo…

—Pero…

—¿Huh?

—No puedo evitar pensar en que había algo malo con nosotros y ahora solo conmigo.




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