Limit Breaker volumen 7: La cacería final

Capítulo 19: Falsas esperanzas

Unas horas antes de que se desencadene la gran batalla en el desierto oriental, el refugio en Buenos Aires intenta organizarse para posibles ataques de dragones.

Durante unos pocos días tras la caída de aquellas cenizas, se vieron a varios wyverns y dragones sobrevolar la zona sin siquiera tener idea a donde iba. Se los encontraba desorientados casi como si no tuvieran una dirección clara. En ese momento, Julio se dio cuenta de que algo anormal estaba ocurriendo y decidieron actuar.

Trampas, muros de contención con escombros, capas y capas defensivas tanto terrestres como en las alturas. Trolls, arañas, soldados, civiles, cazadores, trabajan codo a codo mientras buscan establecer una comunicación más eficaz con los Estados Unidos, Europa, Japón y algunas zonas de África, pero no hay caso debido a que se pierde la señal.

A pesar de haberse comunicado muy brevemente con el refugio liderado por William, apenas Julio pudo advertirle sobre los gemelos y sigue sin saber sobre los yankis.

Bautista es elegido por Julio para que le ayude a recorrer el perímetro en busca de algún punto ciego o infiltrado del ejercito draconiano. No se apartan ni un metro más de lo que tienen establecido.

Julio nota callado a Bautista, irónicamente es quien más energía parece tener y su magia es del sonido por lo que su función de alguien silencioso es crucial. Mientras aparta unas rocas y vigila que no haya ningún enemigo entre los escombros pregunta:

—¿Te preocupa algo?

—¿A mí?

—¿Quién más está por aquí? Claro. Sueles mostrarte muy animado y hasta conversas mucho pero hoy estás apagado.

—Si, algo así.

—Puede que no lo aparente y puede sorprenderte, pero Martín, Estela, incluso Macarena y Octavio me suelen consultar o pedir consejo. Es la mejor cualidad que tengo y en estos momentos, la que mejor encuentro para prestar ayuda.

Bautista ve un pedazo de roca lo bastante grande para ir y sentarse. Su mirada se ubica hacia el suelo y masajea sus manos como si algo de verdad le estuviera preocupando y compromete su forma de ser tan divertida y amable:

—Tengo mucho miedo. Yo…temo por mi gente. ¿Te ha pasado? Que algo más grande que tu se presenta y tus amigos tienen que luchar por sus vidas.

—Esa es una preocupación bastante válida. —se sienta al lado del chico. —No me extraña que tengas miedo, incluso lo aplaudiría. Muy pocas personas están hechas para esto en condiciones normales y en estas mucho menos. Vivimos en una crisis sin precedentes y puedo asegurar que es cuando en verdad sacamos a la luz nuestro carácter.

—Es que temo por lo que llegue a ocurrirle a Luciana y a esos niños, también a Carlos y Carla.

—Te preocupa mucho Luciana ¿cierto?

—Ella es como mi hermana pequeña. La quiero muchísimo como para dejar que le ocurra algo.

—Pero tuviste experiencia cercana a la muerte frente a monstruos y situaciones donde ella o los refugiados estuvieron en peligro. ¿Qué es lo que es diferente?

Bautista sonríe incómodamente:

—¿Me creerías si te dijera que no lo sé?

—No esperaba que tuvieras las respuestas a todos los sentimientos que aparecieran en tu interior. Lo mejor que puedes hacer en estos momentos es avanzar y saber cuando detenerte. Si crees que estás en peligro, ella o cualquier persona que estimes solo retrocede. —le aconseja con una serenidad que le provee de paz al afligido corazón de Bautista.

—Pero…

—No tienes que explicar ni decir nada más Bautista. Hiciste demasiado al defender durante mucho tiempo junto con Luciana a esos civiles. Hasta deberíamos considerarlos héroes. —extiende su mano y acaricia la cabeza del chico. Julio tuvo una vida bastante dura y ver a un chico tan valiente frente a él hace que sus dudas sobre si querer o no un hijo con María se despejen del todo. —Solo recuerda que ahora no están solos y pueden confiar en nosotros. ¿Puedes hacer eso?

—Claro.

—Bien.

Julio se para y aleja unos metros. Bautista hace lo mismo y vuelven a caminar a la par. Con la mente más clara, el joven se esfuerza por ayudar en todo lo que puede al cazador, mejor conocido como el fénix por sus proezas en el elemento fuego y sus características técnicas en honor a esa criatura mítica.

Del otro extremo a ellos se escuchan rocas caer hasta el suelo y rodar hasta sus pies. Bautista se altera y de la nada saca la daga de su cintura y gira adoptando una pose defensiva. Julio se sorprende de la reacción del chico a la vez que se preocupa por él y le golpea la cabeza. El joven mira al veterano con expresión como si fuera un niño pequeño esperando una explicación de porque tal castigo. Julio señala el porqué de eso y es que la roca cayó naturalmente sin siquiera un impulso o estímulo externo.

Julio hace un gesto para regresar al refugio y descansar. Mientras avanzan hacia los pasillos rumbo al campo en el medio del estadio, Bautista pregunta:

—Julio ¿Cómo es ese Martín? Se que lo ha preguntado muchas veces, pero tengo mucha curiosidad.

—Lo entiendo. Como decirte. Martín es un joven interesante ¿sabes? Puede que impulsivo en algunas ocasiones, pero si alguien a quien aprecia mucho está en peligro o necesitando ayuda, es capaz de ir contra los más fuertes solo para ayudar. El me ayudó a salir de la cárcel. Ayudo a Macarena cuando fue acosada. A Lucas y su hermano. A Daniel le dio la bienvenida cuando cualquier lo habría matado por herir de gravedad a Estela.




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