Durante la noche, Martín decide reunirse con Bautista y su grupo.
La idea de esa reunión es conocerlos más a fondo ya que por lo que les contó Julio y Steindra, tienen un enorme potencial y han sacrificado mucho para mantenerse con vida, así que para Martín resulta muy emocionante conocer a esas personas.
Cuando llegan a la tienda principal, donde se dictan las estrategias, ven a Martín junto con Estela. Bautista no evita sentir entusiasmo, pero también nerviosismo ya que ante ellos se encuentra el cazador más fuerte de todos. Tiene miedo de decir algo que crea poco conveniente y que se ofenda, pero es todo lo contrario.
Estela se retira no sin antes besar a Martín y saludar con mucho afecto y respeto al grupo de los cazadores de Mataderos. Una vez ella se va de allí, el cazador se sienta y mira a los cuatro, incluyendo a Carla, quien a pesar de no tener magia ni ser cazadora, fue clave para salvar a dos niños de los abusos en su refugio anterior.
Los invita a sentarse en sillas cuidadosamente ubicadas. Junto a la enorme mesa hay una más pequeña con jarra con agua y algunos vasos. Les ofrece de beber a lo que todos aceptan con nerviosismo. Luego, Martín enfoca la atención sobre el joven cazador. Sonríe y en primera instancia aclara que no tienen que sentirse nervioso, ya no tienen que temer ni nada por el estilo pero que relajarse es imprudente ya que la crisis no se ha detenido y la mente de Dramonzuk ha sufrido una especie de colapso:
—¿Qué sucederá de ahora en más si Dramonzuk está en esas condiciones? —pregunta Bautista.
—Buena pregunta. La realidad es que como convirtió a nuestro mundo en su mazmorra, cualquier cambio de ánimo de él puede cambiar la estructura mágica o material por lo que esos rayos que hemos estado viendo desde ayer es apenas la punta del iceberg. —explica Martín. —La cosa es que posiblemente tengamos que actuar aprovechando la situación.
—¿Aprovecharla? ¿Cómo? —pregunta Luciana.
—En ese caso, la explicación vendrá después. Tenemos que hablarlo entre todos los comandantes y lideres de refugios. —responde.
—¿Ganaremos? ¿es posible lograrlo? —pregunta Carla.
—Espero que sí. —dice Martín.
Charles se pone de pie y golpea su pecho con firmeza mientras exclama palabras para elevar la confianza del pequeño grupo:
—Vamos a vencer, de eso estoy muy seguro y todos recuperaremos nuestras vidas.
—Me alegra ese espíritu Charles. Haremos todo lo posible para lograrlo. —exclama el cazador. Se siente entusiasmado por el contagio del hombre con espíritu.
—Haremos lo necesario para luchar y derrotar a Dramonzuk y a la diosa oscura. Queremos ayudarte. —ratifica Bautista aun con su voz temblorosa.
—Estoy seguro que sí. Den por hecho que vamos a conseguirlo. Podrán revivir esos días hermosos de cielos celestes, salidas a comer y disfrutar de su juventud. Les prometo que así será.
Después de eso, permanecen casi una hora conversando de muchas cosas para poder conocerse mejor y que también confíen en Martín. Empieza a valorar la valentía de Bautista, la fuerza de voluntad para proteger a los más débiles de Carla, el amor con el que ha liderado el refugio Luciana y la fortaleza mental para mantener unidos a todos de Charles.
Bautista se queda un poco más con Martín, mientras que los demás se regresan a descansar. Los nervios del joven cazador se desvanecieron con la conversación que tuvieron con Martín:
—¿Sucede algo Bautista? —pregunta Martín al verlo aún sentado con el vaso de agua entre sus manos.
—Yo…quisiera saber una cosa.
—Si. Dime.
—Durante mucho tiempo me dediqué a viajar solo en búsqueda de suministros. Luche. Fui herido. Perdí gente y aún así ¿Cómo es que sigues entero? Siento que no fue demasiado lo que pasé a comparación contigo.
—Bautista. Te daré un consejo que alguna vez me dio mi madre en su momento. ‘Si crees que tus esfuerzos no los sientes suficientes, retrocede y observa. En ese momento te darás cuenta de tuviste el valor de dar tiempo y energía en ese esfuerzo’.
—¿Qué significa?
—No te quedes con que mi situación fue peor que la tuya o tus esfuerzos no tienen peso. Cree que en esta guerra cualquier esfuerzo lo vale y tu mi amigo, luchaste por los niños, ancianos y civiles más débiles. Luciana fue la mente, y tu sin duda alguna fuiste la espada.
—Creo…creo que tienes razón.
—¿Quieres decirme algo más? Siéntete libre. Estoy para escucharte.
—De hecho…hay otra cosa.
—¿Qué cosa?
—Es algo que quisiera preguntarte sobre lo que pasó entre México y Estados Unidos.
—La misión que tuvimos para detener una guerra entre ellos. ¿Qué te gustaría saber de eso?
—Quisiera saber si tu sentiste que podrías morir al enfrentar a William. Sé que era el cazador más fuerte y brutal. ¿Cómo manejaste tus nervios frente a un rival de tal magnitud?
—Siento que hay una curiosidad detrás. ¿Quieres saber como me sentí al pelear contra rivales y enemigos muy poderosos?
Bautista asienta con la cabeza mientras está con la atención al 100% puesta sobre lo que llegue a decir Martín:
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Editado: 26.08.2025