En un instante, los Alpes Suizos se reducen a llamas, escombros y sonidos de explosiones que retumban en casi todo el territorio. Una figura sale volando de manera violenta e impacta contra una montaña y al segundo, un círculo mágico color carmesí surge hacia arriba, lo que da forma a una gigantesca esfera de fuego. El ataque produce un estallido colosal y tan violento que manda a volar todo a su paso.
Dramonzuk sale despedido de los escombros con algunos rasguños en su piel grisácea pero casi no se inmuta. Está en otro nivel.
Entonces, ve como flotan minúsculas gotas de sangre y estas se retuercen formando clavos que apuntan contra el emperador dragón. Cuando se da cuenta, hay millones de clavos color carmesí que lo miden.
Desde lo lejos se oye el sonido de un chasquido y sin poder anticiparlo, esos millones de clavos empieza a impactar en su cuerpo algunos golpeando contra la herida ya hecha por un anterior. De un aleteo de ambas alas, elimina los clavos restantes y responde expulsando de su boca una llamarada parecida a un cañón de laser concentrando contra Cromana.
Sin embargo, es interrumpido por Julio y William, ambos caen desde el cielo con sus puños cargados con todo el poder mágico posible golpeando el rostro del emperador dragón. Acaba siendo hundido con fuerza y cuando ambos abren sus manos, de la palma liberan magia de fuego y rayo lo suficientemente poderosas como para desintegrar a criaturas quizás de rango menor a A+ pero sigue siendo un ataque sobrenatural.
Macarena crea enormes picos de arena y Arakneida usa su magia espacial para sacar a Julio y William:
—¡Ahora Maca! —exclama Arakneida.
—¡Bien! ¡Haaaaaaaaaaaaa!
Mueve sus manos de lado a lado. Se forman cuatro picos de arena tan grandes como las montañas mismas. Consume demasiado maná, pero ella confía en lograr algo con ese ataque. De un tirón, baja ambas manos y los cuatro picos caen sobre el monstruo, quien yace aún entre los escombros.
Para continuar con el ataque, Cromana inundad la zona con estacas carmesí y también clavos de sangre. Ya con su forma adulta, agita sus alas y se impulsa hacia el dragón más fuerte. Porta la guadaña de sangre en su mano y una esfera en la otra.
Desde atrás, Lorkamos usa su zona maná invocando el arco definitivo para congelar, si es necesario, todas las montañas:
—¡Lorkamos, vamos! —grita Cromana.
—¡Si!
—Magia de sangre: Zona de guerra carmesí
—Magia de hielo: Era de hielo.
Cromana arroja todos los proyectiles sin dudarlo, incluyendo esferas que son explosivas. A pesar de no parecerlo, la sangre proveniente de la energía mágica de ella es nociva para cualquier ser vivo si tiene naturaleza ofensiva. Si tiene cualidades de curación no es nociva, pero si es de uso para ataque, entonces puede acabar con la vida de quien sea con la que entre en contacto.
Lorkamos dispara uno de sus, posiblemente, proyectiles más potentes vistos hasta la fecha y se nota al tardar en cargarlo. Una vez dispara la flecha, los Alpes enteros son cubiertos por una cristalina capa tan duro como transparente:
—Haaaa, haaaaa, le dimos con todo lo que tenemos. ¿Creen que haya sido suficiente? —pregunta Cromana.
—No, algo así no podría vencerlo. —responde Arakneida.
—Bueno, al menos lo mantendremos lejos y ocupado. —dice Julio.
—Si, pero ¿por cuánto tiempo? —pregunta William.
—El tiempo que necesite Martín. —dice Macarena. Sabe con seguridad que Martín no fallaría en la misión y por ello confía ciegamente en que logrará derrotar a la diosa oscura.
—Maca tiene razón. Vamos a seguir con el ataque hasta que este desgraciado sea vencido. —apoya Lorkamos a las palabras de Macarena.
Arakneida se voltea a hacia Cromana cuando siente una presencia que se aparece sin siquiera avisar. Una de las alas de la vampiresa es cortada junto con una parte de la espalda como si fuera el tajo de una filosa espada. Luego, Lorkamos se da cuenta y prepara su disparo de nuevo, pero es tomado por el rostro solo con una mano y es aventado varias veces contra el suelo. Tras esto, recibe un puñetazo de lleno al estómago que lo mandar a volar contra la montaña cubierta de hielo cristalino.
Dramonzuk ya no es el mismo monstruo frágil y dubitativo, sino que es la encarnación de lo que la diosa oscura pretende que sean los usuarios de la marca, marionetas destructoras de mundos.
Julio usa su magia de fuego para manifestar la claymore pero el emperador dragón es más rápido y le atraviesa el costado del cuerpo con su mano. El cazador escupe sangre y lanza un grito feroz tan potente que le da fuerza para usar la espada de llamas y golpear la cabeza de Dramonzuk de lleno. William, por detrás, lo toma con ambas manos y tira hacia atrás para ejecutar un suplex y obligarlo a soltar a Julio.
El argentino es soltado pero una vez que sucede, Dramonzuk empieza a calentar su cuerpo gris y lentamente, William es quemado hasta sufrir quemaduras gravísimas. Sin embargo, continua su accionar hasta que la cabeza y hombros del monstruo golpean el suelo de la superficie montañosa. Arakneida usa sus telas de araña que salen de las palmas de ambas manos para que se adhieran en la espalda de William y lo tira hacia ella para alejarlo.
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Editado: 06.09.2025