Limit Breaker volumen 7: La cacería final

Capítulo 34: Colapso de la bestia de plata

Aquella presencia tan dominante de la criatura se desvanece como si fuera polvo frente a una ventisca.

Andrusiel cae ante una emoción difícil de comprender y a su vez tan familiar para esos humanos a los que menosprecia. El no saber que es recala tan profundo en su ser que su cuerpo sufre un colapso interno. El absurdo poder que ostenta, agrieta la piel tan dura como armadura de acero.

En ese momento, la resistencia intenta aprovechar para asestarle un duro golpe, así que Steindra lo toma por sorpresa por detrás mientras el dragón plateado con forma humana lleno de grietas y le ataca con las garras la espalda. La criatura se voltea con llamas expulsadas de su boca. Bautista intercambia miradas con el dragón dorado y el chico asienta con la cabeza. Se acerca sigilosamente con su magia de sonido y da una patada al costado de la cabeza. No le daña severamente, pero logra desestabilizarlo, causando que disparase hacia el cielo.

—¡Maldición, no fue suficiente! —exclama Bautista.

—¡No, está muy bien lo que hiciste! —lo consuela Lee Bao. El cazador se apresura hasta el frente del monstruo y con su espada lanza un corte tan poderoso y explosivo que siente como la piel se agrieta más de la cuenta. ‐ ¡Vamos es nuestra oportunidad!

La inestabilidad mágica de Andrusiel afecta su movilidad. Le impide reaccionar a tiempo. Estela se mueve como puede, a pesar de haber recibido gran daño al inicio de la batalla. Sus alas mágicas se agitando hacia el frente, acortando la distancia y con la espada al frente atraviesa por la zona agrietada de la piel. Acto seguido despide de la punta del arma viento perforante que sacude todo el cuerpo del monstruo.

Andrusiel mira al cazador con odio profundo:

—Pedazo…de basura… ¡maldita humana!

Cuando este intenta tomar con la mano a la joven cazadora, Leza se interpone y con todas sus fuerzas usa la mano sana sosteniendo el hacha y corta el brazo de él.

Con una sonrisa Leza exclama mofándose:

—Brazo por brazo. Te la debía imbécil.

—¡¿Qué mierda me está pasando?! ¡se supone que soy la gran mano derecha de Dramonzuk pero aun así me están destrozando estos humanos! No, mi cuerpo ya no se está soportando a sí mismo. Me estoy colapsando rápidamente. Carajo. —piensa Andrusiel. Se siente preocupado y temeroso. No entiende que le sucede. Esos cúmulos de pensamientos negativos se manifiestan en emociones qué rozan lo humano.

—¿Puedes sentir eso? —pregunta Leza.

—¿Huh? —la mira de forma penetrante. Apenas puede sostenerle la mirada. Se debilita segundo a segundo. —¿Que mierda estas diciendo?

—Es la sensación de que toda tu existencia se desvanece y no puedes hacer nada. Dime una cosa, ¿valió la pena haber abandonado tu identidad y orgullo por un poco de poder?

—Cierra la boca. Tú no puedes decir eso. Decidiste arrodillarte frente a un humano. Quien no tiene orgullo son ustedes.

—Y aun así...te muestras igual que cualquier humano, pero con la salvedad de que ellos a pesar de todo están luchando. Mientras hablamos, cientos, miles de esos humanos luchan por sus vidas y la de su mundo. Eso los hace muy grandes así que… ¡deja de hablar como si ellos fueran la peor de las mierdas! —se enfurece Leza.

—Idealista ¿crees que vas a convivir con ellos en paz? ¡está en nuestra naturaleza someterlos! ¡¿acaso no lo entiendes?!

Desde un costado, Kargroot truena su cuello con la espada claymore con calavera en el mango en su mano. Su mirada llena de tensión el ambiente. Está desatado y aunque está consciente, ve a su enemigo con intensa furia.

Leza se percata de que su compañero y amigo no va a perdonar ni creer nada de lo que diga Andrusiel. Está dispuesto a asesinarlo sin discusión de por medio. Es lógico, ya que la bestia plateada se encuentra más allá de toda clase de razón y su poder tan inestable, lo vuelve excesivamente peligroso.

Andrusiel no se deja intimidar. Da un fuerte pisotón sobre el suelo y expulsa su aura color plata y negro. Cualquier cazador de bajo rango o monstruo sucumbirían en cuestión de segundos, pero el grupo se defiende y a pesar de que Bautista no fuera de gran poder, Steindra lo protege anteponiéndose frente al aura.

La onda expansiva sacude la arena y polvo del lugar. El suelo se raja y aquellos que apenas pueden sostenerse debido a las heridas y el cansancio, tienen que aferrarse a su maná que usan para cubrir su piel y no sufrir tanto el impacto.

Kargroot ni se inmuta. Es la primera vez que se muestra tan serio, pero emanando una fuerte presencia que incrementa el tamaño de su semblante.

Octavio y Oscar protegen a Estela y Musume asumiendo toda la carga del aura.

Los ojos de Kargroot se afinan, reflejando un estado de violencia a punto de estallar:

—Mírate, como si fueras un animal acorralado. Quizás en verdad te ganó la locura…y el miedo. —dice Kargroot, burlándose de la decreciente inteligencia y falta de voluntad. Lo ve débil a Andrusiel y busca destruirlo psicológicamente.

—Te mataré…te mataré… ¡te mataré!

—Si, es lo que pensé. Hablas de los humanos cuando la realidad es que no eres tan distinto.

Kargroot levanta su claymore y apunta a Andrusiel:




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