Linaje del Mal

2. Tenemos un probelma

 

Andromeda 

 


No, esto no debería de ser así, yo debería de cazarlo el, no al revés. No se como demonios hizo el truco de los cuervos pero dudo que signifique algo bueno. No se por que estoy tan nerviosa, yo soy la bruja de casi 400 años, yo soy la poderosa no él. Solamente es un simple humano, un cazador como los otros que maté. Pero no estoy asustada por mi, no, es por Jade. Cuando Lyudmila murió me prometí a mi misma a cuidar a esa niña como si fuera de mi sangre, y no pienso romper esa promesa.

—    Jay, empaca rápido saldremos más temprano de lo esperado — le grito sin quitar la vista del la docena de cuervos que me miran fijamente a través del cristal.

Córro por las escaleras hasta mi habitación. Agarro la primera mochila que encuentro y la relleno con ropa, dinero en efectivo y dos cuchillas gemelas que me regalo Lyudmila para mi cumpleaños número trecientos. No se por cuánto tiempo tendremos que quedarnos en la cabaña de playa. Siento mi celular vibrar y veo un mensaje: "Cuida a mi hermana". Se que es de Daliah y en la manera en que me dijo esto y que encontró al último Strovos algo me dice que este hombre no será tan fácil de matar como lo fueron sus ancestros.


—    Romy ¿que vestido de baño llevo, el rosa o el amarillo? —ella evidentemente no entiende el significado de rápido.


—    No se Jade el que más te guste —digo impacientándome un poco.


—    Es que me gustan los dos. El amarillo se ve mejor pero es más incómodo que el rosa.


—    ¡Te dije que cualquiera Jade!—le grito a la pobre niña.


—    ¿Qué te pasa? Estabas de buen humor hace diez minutos —contemplo si decirle la verdad o no pero sé que se enterará tarde o temprano.


—    Tenemos un problema.


—    Déjame adivinar, tu lo causaste.—sueltp una risa amarga, se que aprendió eso de Lyudmila. Me decía esas mismas palabras cada vez que metía la pata.


—    Si Jay, ¿Recuerdas que yo siempre he estado buscando a unas personas muy malas?


—    Hablas de los Strovos, tengo diez no estoy sorda.—mientras crecía Jade siempre fue una niña callada, a veces hasta olvidabas que estaba en la habitación, esto le daba la oportunidad de escuchar todo.


— Si, bueno hay un hombre de esa familia que me está buscando y creo que deberíamos irnos por unos días — espero a que reaccione mal pero solo dice "esta bien" y cierra su mochila.


•••


En el carro no hablamos mucho, Jade se queda dormida en el asiento trasero. Solo puedo pensar en que le haré a ese tal "Sebastian ". Sebastian Corvus, me preguntó porque se apellida Corvus.

Casi me salgo del camino cuando escucho a Jade gritar. Piso el freno de manera abrupta y me volteo hacia ella.
—¿Estas bien?¿Qué te pasó?


—No podemos ir a la cabaña Andromeda, algo malo va a pasar.— Suena bastante asustada, y se que probablemente fue una de sus premoniciones que tienes cuando duerme, pero el cincuenta por ciento se equivoca.


— Jay nada malo va a pasar. ¿Okay? Todo va a estar bien. 


— Pero Romy es cierto.


—Vuelve a dormir.— la corto antes de que me vuelva más paranoica.


Después de dos horas llegamos a la cabaña. Es vieja, pero linda, tiene 2 recamaras, una pequeña sala con cocina y un baño. Estaba a 10 minutos a pie de la playa. Creo que uno de los amantes de Lyudmila se la regaló, no estoy segura, pero ella lograba todo lo que quería con los hombres, era como si los hechizara. Si, eso fue ironía. Ya anocheció, apuro a Jade para que entre rápido. Dejo nuestras maletas en la habitación y bajo a prepararnos algo para comer. Cuando termino de hacer unos sándwiches escucho a alguien tocar la puerta. Jade se levanta a abrir y antes de que pueda detenerla la abre al desconocido. Cabello negro, ojos azules y una sonrisa ladeada es lo único logró procesar desde la cocina.


Maldita sea.




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