Andromeda
—Bueno no diré que no estoy sorprendido, esperaba que la señorita Ajax fuera un poco mayor— lo dice mientras mira fijamente a Jade. No sé si no se ha percatado de mi presencia o solo esta ignorándome.
Busco rápido a didyma, mis cuchillas gemelas, en el carro metí cada una en los bolsillos de mi chaqueta, agarro una y se la lanzo apuntando a la cabeza. Obviamente la esquiva, pero esto lo distrae dándome la oportunidad de lanzar la otra a su pie. Suelta un gemido de dolor y hace contacto visual conmigo.
—Me equivoque. Tú debes ser la gran Andromeda Ajax. —dice con el sarcasmo resbalándose por su boca como veneno.
—Aléjate de ella ahora mismo. —miro a Jade y le digo: — Ve a tu habitación y llama a Dahlia. —me observa dudosa— Ya.
Se va lo más rápido que puede y me siento aliviada. El sentimiento desaparece enseguida cuando toda la atención de Sebastian se posa en mí.
—Dame una buena razón para no arrancarte la cara en este instante. —trato de sonar fuerte y ruda, pero mi voz se quebró en la última palabra.
—Cálmate preciosa. No vengo con malas intenciones a pesar de que cazas a mi familia desde hace más de trecientos años. —no entiendo ni una maldita palabra que sale de su repulsiva boca— Bueno tomaré tu silencio como una petición para que me explique. — después de una larga pausa continua. — Necesito tus servicios.
—¿Disculpa?, esto debe ser una puta broma. —murmuro.
—Espera tesoro no he terminado, necesito que encuentres algo y que mates a una persona, mas bien hacerla sufrir, mucho.
Lo miro pasmada.
— ¿Por qué demonios tendría que ayudarte maldito pedazo de basura?
—Wow, ¿con esa boca besas a tu madre?
¡Cómo se atreve a decir eso!
—Lamentablemente no porque tu repugnante familia la quemó viva. —si tan solo las miradas pudiesen matar este sujeto estaría dos metros bajo tierra.
—Ups, metí la pata jeje. Y para responder a tu pregunta, es simple, si me ayudas no te mato a ti ni a la niña. —me quedo pensando unos segundos que parecen horas.
—¿A quién tengo que matar?