Linaje del Mal

5. Te he extrañado Romy

 

Andromeda


Me despierto escuchando unas voces que provienen de la cocina me levanto un poco torpe, entro al baño y me doy una ducha rápida. 


—    Y luego les pateé es el trasero. —escucho a Malcom decirle a Jade.


Probablemente le esté contando una de esas historia que se inventa donde es un brujo superhéroe.
—    ¿Seguro que no fue al revés Malcom? —lo interrumpo burlándome de él.


Malcom se levanta de la silla con una sonrisa y me envuelve en sus brazos. Malcom es el alto, de piel morena, corto cabello negro


—    Te he extrañado Romy.


—    Yo más tonto. ¿En dónde has estado? ¿Qué has hecho?


—    Bueno estuve un tiempo en Francia, conocí a una linda bruja francesa.


—    Pobre chica. —extrañaba burlarme de él.


—    Por cierto Romy, ¿Qué hace un Strovos sentado en tu sala?


Trato de ver atrás de Malcom hacía la sala de estar y efectivamente Sebastian se encuentra sentado en un sofá mirando su teléfono. Suspiro y le digo a Malcom:


—    Es una larga historia pero prometo que tengo todo bajo control.


—    Esta bien, sé que le arrancaras los ojos si intenta algo malo.


—    ¿Por qué siempre me va a arrancar algo? —nos interrumpe Sebastian ahora recostado del marco de la puerta de la cocina.


Malcom mira a Sebastian curioso y me vuelve a mirar a mi con una ceja enarcada. Se que se estará pensando, como pase de ser esa Andromeda que aniquilaba a cualquier cazador que encontrara, a esta.

 

—    Bueno Jade recoge tus cosas ya tenemos que irnos o perderemos el vuelo.—luego se acerca a mi, me abraza y me dice:— No lo vuelvas a hacer, se que has mejorado. —no tiene que darme contexto para saber de lo que habla. 


—    Te lo prometo.—le susurro.


Con eso le doy un beso en la mejilla a Jade y se van. Me volteo hacia Sebastian y le digo:


—    ¿Qué esperamos? Vamos a Greenwich.

 
•••


Manejamos al menos cuarenta minutos en completo silencio. Sebastian se detiene un momento en la gasolinera y me dice que espere un momento. Cuando se baja del carro noto como algo se posa en el retrovisor del Aston Martin zagato, el tipo es adinerado de eso no cabe duda, es un cuervo. Sé que es de él. ¡Por supuesto que es de él idiota, su apellido es Corvus! 


Lo que todavía no entiendo es como lo "controla". Sebastian entra al auto de nuevo sin preocuparse porque el cuervo le dañe la pintura.


—    ¿Cómo logras eso? —le preguntó con la curiosidad carcomiéndome.


—    ¿De que habla preciosa?


—    De los cuervos. —se queda callado unos segundos contemplando si decirme o no.
—    Cuando era pequeño los adiestre.—me responde de manera tajante. Solo asiento y me quedo callada el resto del camino.


Ahora mismo solo se que: 


Sebastian Corvus me está ocultando muchas cosas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.