Andromeda
Pasamos una hora en completo silencio. Miro a través de la ventana y veo que estamos en Queens, faltan treinta minutos para llegar a Greenwich. Observó los autos que pasan cuando Sebastian rompe el silencio.
— Así que, Romy, ¿A que se refería ese sujeto cuando te dijo que has mejorado y que no lo vuelvas a hacer?
— No me digas Romy, solo mi familia puede llamarme así. ¿Y como lo escuchaste, hablo muy bajo?—le respondo molesta.
— Contesta la pregunta Romy. — suelto un suspiro para tranquilizarme y decido contestarle.
— Hace unos años hice algo muy malo.
— ¿Puedo saber qué?
Me quedo callada unos minutos.
— Era 1895 y Lyudmila me había llevado a Rusia para ver si encontrábamos algún rastro de tu familia. Estábamos en un pueblo, ahora no recuerdo su nombre, pero escuchábamos que habían distintas familias cazadoras ahí y decidimos echar un vistazo. No encontramos nada y estábamos decididas a irnos cuando entramos a una taberna y unos hombres empezaron a pegarles a unos niños que intentaban llevarse pan. Los borrachos se reían o simplemente ignoraban la situacion y cuando fuimos a ayudar a los niños los habían matado a golpes. Hice explotar la taberna. Todos murieron, ni siquiera pensé si tenían familias, solo los maté.
Me mira por unos segundos analizando lo que acabo de confesar. Ni siquiera se por qué lo hice, él es solo una puerta a mi seguridad y la de Jade, no un nuevo amiguito para compartir secretos.
— Lo harías de nuevo si tuvieras la oportunidad, no actúes arrepentida. —me dice de manera fría.
— Tu no tienes ni una maldita idea de cómo me siento.
•••
Pasamos la siguiente media hora en silencio hasta que Sebastian se estaciona al frente una gran mansión victoriana. El portón tiene un escudo pero no alcanzó a ver muy bien cual es la imagen. Nos bajamos y Sebastian intenta abrir la puerta principal, pero esta no cede. Me mira y señala la puerta con la cabeza. La abro de una vez. Entramos al lobby y estoy impresionada esta casa parece sacada de un libro de Stephen King.
— Revisaré en la planta de abajo tú ve a arriba, el cuarto de Graham es la primera puerta a la izquierda.— ¿Cómo demonios él sabe eso?
Asiento y empiezo a subir la escaleras de manera silenciosa. Cuando veo la puerta giro la perilla y me encuentro con la habitación del famoso Graham. Es como el resto de la casa: pulcra, elegante, y antigua. Intento buscar una pertenencia con una conexión lo suficientemente fuerte a él para rastrearlo. Escucho ruido proveniente de abajo pero decido ignorarlo y continuo con mi búsqueda. Veo que tiene dos mesas de noche a cada lado le cama pero hay una que tiene más cosas encima. Duerme de ese lado por eso deja las cosas más importantes ahí. Busco cualquier cosa que me ayude pero no encuentro nada significante. Me siento en la cama y resoplo, pero algo llama mi atención. En la pared hay un pedazo de madera con un árbol y unas aves talladas. No hace juego con la decoración del cuarto, se lo regalaron, y esta del lado donde duerme, o sea que es lo primero que ve cuando despierta. Esto si que tiene significado. Joder al carajo con ser bruja debería trabajar para el FBI.
Sonrió para mi misma y me levanto a buscarlo, lo descuelgo y siento una tabla de madera sonar detrás de mi. Antes de que pueda reaccionar tengo una daga en mi cuello amenazando con cortar mi yugular.