Linaje del Mal

12. ¿Quién crees que soy? ¿Hermione Granger?

 

Andromeda

 

Recapitulemos: el día de mi cumpleaños Dahlia me advierte que Sebastian me está buscando, luego escapo con Jade a la casa de playa pero él nos encuentra, me pide que lo ayude a encontrar a quien después me enteraría que es su hermano, sus primos del infierno intentan secuestrarnos, lo cual no les resulta muy bien y me revela el secreto que posee piroquinesis, la habilidad de controlar el fuego.


De todo esto podemos deducir que no he tenido una semana muy buena.


Ahora mismo estamos en una autopista en Wisconsin, no se en que parte exactamente, pero no hay mucho que ver alrededor solo bosque. El carro empieza a disminuir su velocidad, algo que no me gusta para nada. Veo la cara de Sebastian palidecer.

 


—    Seb, ¿Por qué se detuvo el carro? —lo último que nos faltaba.

 

—    Que linda, me llamaste Seb. —me lanza una sonrisa despampanante que me hubiese dejado atontada si no fuero por el hecho de que nos quedamos sin combustible en medio de la nada.

 

—    No te preocupes preciosa, tengo un galón en el maletero.


Baja del auto y se dirige hacia la cajuela para buscar el galón, lo escuchó moviendo cosas atrás y luego se queda unos quince segundos en completo silencio. Me asomo por la ventana y veo como mira a nuestro alrededor. No encontró el galón.


—    Te voy a matar Sebastian. —le digo sonando calmada, pero estoy de todo menos eso. 

 

—    No te alteres muñeca, hay una estación a cinco kilómetros de aquí. 

 

—    ¿Y? ¿ Piensas ir caminando? —Sebastian está en buena forma, en muy buena forma, pero no creo que se le haga fácil ir caminando cinco kilómetros a la gasolinera.

 

—    ¡Por supuesto que no! Espero que nos teletransportes allá.—okay ahora si estoy convecida que solo dice estupideces.

 

—    ¿Quién crees que soy? ¿Hermione Granger? No seas idiota Sebastian.

 

—    Volvemos al "Sebastian"—dice mientras hace una cara de perrito herido.


Antes de que pueda decirle que cierre la boca mi teléfono empieza a vibrar. Es Jade.


—    Hola Jay. —le digo animadamente a pesar de querer arrancarle la cabeza a Sebastian.

 

—    Hola Romy, oye quiero una pizza. —mi corazón se detiene ante esas palabras.


Jay siempre tuvo problemas con sus visiones así que  cuando era pequeña le dije que cuando tenía una visión y no quería que los otros se enterasen, me dijera que quería una pizza. Si la quería con pepperoni era una buena visión, si la quería sin pepperoni era una mala visión.


—    ¿Con o sin pepperoni bebé?

 

—    Sin pepperoni Romy. —antes de que me pueda explicar siento que su voz se corta y es reemplazada por la de Dahlia.

 

—    ¿Romy en que demonios piensas? ¿Por qué estas con Sebastian Corvus?— me ataca con un centenar de preguntas.

 

—    Dahl, tranquilízate solo lo estoy ayudando a recuperar algo de su hermano psicópata y nos dejará en paz. A los cuatro.

 

—    Si ya me enteré de su hermano, el tal Graham, esta bien chiflando Romy.

 

—    Lo sé, solo tengo que recuperar el anillo de Sebastian y todo terminará.

 

—    ¿El anillo? 

 

—    Si, mira no tengo tiempo de explicarlo, pero prometo que estaré bien.

 

—    ¡Espera! Quería decirte que mañana tomaré un vuelo para allá, no pueden enfrentarse solos a Graham y a sus hombres. Te quiero Romy.— y con eso termina la llamada.


Me inquieta saber que vendrá, no quiero ponerla a ella ni ha nadie en peligro.


—    Bueno, genio ¿Qué piensas hacer?

 

—    Esperamos una hora a que pase un carro y que nos ayude. Si no llega nadie deja —se le corta lo voz como si quisiera llorar, ridículo— tendremos que dejar al amor de mi vida.

—    Cierra la boca, esta será una larga hora.


Entro al auto de nuevo y reclino mi asiento para tomar una siesta. Pero esta es interrumpida por Seb.


—    Veo veo algo verde.


Levanto mi cabeza y abro mis ojos. Me impresiona como una persona puede irritarme tanto y atraerme al mismo tiempo. ¡Espera! ¿Por qué acabo de decir eso?


—    El pino de ahí. —le señaló el árbol todavía impresionada por lo que me acabo de confesar a mi misma— Te tengo una propuesta Seb.

 

—    Dime.

 

—    En tal caso que no consigamos el anillo, yo te puedo enseñar a controlar tus poderes.




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