Andromeda
15 de noviembre, 1653
— Andromeda deja de llorar y empaca tu cosas —me dice Lyudmila tirando nuestras cosas desordenadamente en la gran bolsa azul.
— ¿Cómo puedes decir eso? —le preguntó con lágrimas en mis ojos— ¡Era tu hermano Lyudmila!
Todavía no lo puedo creer. Mi Isaac está muerto. Toda mi vida se ha derrumbado, se suponía que pasaríamos nuestra larga vida juntos y unos malditos me lo arrebataron.
Ella me ignora por completo y sigue empacando sus libros de hechicería y joyas preciosas.
— ¡Debemos vengarnos! ¡Tenemos que hacer que los Collins paguen! —esto parece molestarla lo suficiente como para que voltee a verme. Me toma por los hombros y me obliga a verla.
— ¿Acaso no lo entiendes Andromeda? ¡El no debió meterse con Clarisse y sus hijos, fue imprudente y mira a donde lo llevó! —me dice alzándome la voz— Yo no quiero eso para ti mi niña. —me dice ya calmada mientras me acaricia el rostro— Isaac nos puso en peligro, tenemos que irnos. Ahora.
La ayudó a terminar de empacar y salimos de la espaciosa casa, ya hay un carruaje esperándonos, es Cárter, el leal sirviente de Lyudmila. Aunque estoy segura que esa "lealtad" es la causa de un hechizo hipnotizador. Me subo al carruaje con Lyudmila y este le da toda la vuelta al pueblo, cuando pasamos por la casa en reparación de Clarisse Collins veo a sus hijos formar sonrisas malvadas al vernos a mi y a Lyudmila dejando el pueblo. Al parecer les encanta la idea de convertirme en viuda. Muevo mi mano sutilmente para que Lyudmila no lo note y hago que le caiga un tablón de madera en el pie al mayor de los hermanos Collins, con suerte le quebré un par de dedos.
Lyudmila toma mi mano y me dice:
— Un nuevo comienzo mi niña. —me da un suave beso en la sien y murmuro lo mismo.
— Un nuevo comienzo.
•••
2019
¡Bam!
¡Bam!
¿Qué fue eso? Giro un poco mi cabeza y veo que son las 3:00 am en el reloj que Sebastian en su mesa de noche.
¡Bam!
Okay definitivamente escuché algo. Siento como Sebastian desenrosca su brazo de mi cintura, el también lo escuchó, me volteo a verlo y me hace una seña para que guarde silencio. Esta sin camisa, debió de quitársela cuando me dormí, se pone rápido una camiseta de algodón, toma una pistola de su armario y abre sigilosamente la puerta de la habitación. Me espera un segundo mientras busco a didyma entre los bolsillos de mi chaqueta. Cuando tengo ambas cuchillas en mis manos mira a ambos lados del pasillo y me dice que lo siga. Lleva la pistola en alto y abre todas las puertas por la que pasamos. Solo nos queda ver la sala principal cuando escuchamos un par de pasos que no se molestan en hacer silencio. Siento mi pecho palpitar tan rápido que temo que se escape. Sebastian entra rápido apuntando con la pistola y yo estoy lista para atacar con mis dagas cuando escuchamos un:
— ¡No dispares!
Sebastian prende rápidamente las luces y vemos dos figura con la manos en alto, casi tan asustados como nosotros. Son Jade y Malcom. Jade tiene ambos brazos en el aire y su pecho baja y sube. Malcom solo tiene una mano en el aire, ya que con la otra sostiene un pequeño bulto de sábanas. Todos guardamos silencio cuando un llanto de bebé estalla en la habitación. Veo a Sebastian completamente atónito con la mirada fija en el pequeño bulto. No lo puedo creer.
Joder.
Es Lukah Corvus.