Linaje del Mal

33. Era de esperarse

 

Andromeda

 

Cuando terminamos de cantarle el feliz cumpleaños a Lukah, Sebastian y yo le damos un beso en cada una de sus mejillas. El solo ríe y da pequeños aplausos. Lydia y Mitch lo bañan en regalos y mimos. Malcom y Jade comen pastel. Y Charles y Anyka hablan en una esquina como si planearan dominación global. Charles no hace nada más que lanzarme miradas sucias, parece que le da asco ver el anillo en mi dedo anular. 
 

— Déjame verlo otra vez. —Lydia se sienta frente a mi y le extiendo mi mano. 
 

Ella trata de venir lo más seguido que puede, pero tiene que manejar las cosas en Nueva York. Nos hemos vuelto buenas amigas, aunque no puedo decir lo mismo de Charles. Él me sigue viendo como el mismísimo Satanás. Después de unas horas celebrando Mitch sube a la habitación de huéspedes y Charles y Lydia se van a un hotel, ¿la razón? 
 

El viejo Charles se niega a dormir bajo el mismo techo que yo. 
 

Me pongo una pijama corta y me acurruco en el cuello de Sebastian. Huele demasiado bien.
 

— ¿Te puedo hacer una pregunta? —digo trazando círculos en su pecho. 

 

— Dime amor.

 

— ¿Cómo demonios sabes mi segundo nombre?

 

— Malcom lo soltó un día que estaba borracho. —nos reímos ante el recuerdo de un Malcom pasado de tragos.

— Era de esperarse.
 

Con cada segundo qué pasa mis párpados se vuelven más pesados. Me acomodo para dormir cuando escucho a Lukah llorar. 
 

— Yo iré. —Sebastian murmura y sale de nuestra habitación.
 

Unos minutos después entra con Lukah en sus brazos. 
 

— Dijiste que tenía que dormir solo Seb. —digo rodando los ojos.
 

Sebastian lo consiente demasiado. Antes de que me pueda responder, Lukah estira sus pequeños bracitos hacia mí. Siento mi corazón derretirse y mi fachada de "necesita aprender a dormir solo" desaparece.

 

Sebastian se mete en la cama de nuevo con Lukah en el centro. Me volteo mirando al techo y Lukah pone la mitad de su cuerpo encima de mio y su pequeña mano alrededor de mi cuello. Amo a este niño, haría lo que sea para mantenerlo a salvo.

 

•••

 

Me despierto al escuchar un grito que proviene de abajo. Me levanto sobresaltada y despierto a Sebastian. Ambos nos levantamos y encontramos a todos en el pasillo, excepto a Mitch. 
 

— Jade, quédate con Lukah. —ella entra nuestra habitación y le pone el seguro cuando seguimos escuchando los disturbios en la planta baja. 
 

Bajo con Malcom y Sebastian a mis espaldas. Llegamos a la cocina, pero no encontramos nada. Y volvemos a escuchar gritos, pero son de Jade. Salimos corriendo pero tropiezo con algo. Mitch. Suelto un grito ahogado y veo la sangre correr por su garganta. Sebastian se queda petrificado y las lágrimas empiezan a correr por sus ojos, pero lo tomo por la muñeca y lo llevo a la planta de arriba. 
 

Intento abrir la puerta de nuestra habitación, pero no cede. Malcom me aparta y la patea lo suficientemente fuerte como para abrirla. 
 

Todo ocurre tan rápido que apenas lo veo. Dahlia, la ventana, Jade llorando con Lukah en sus brazos, la tia Anyka en el suelo con el cuello roto. 
 

— No dejé que se lo llevara. —es lo único que Jay dice, repitiéndolo una y otra vez.
 

Mierda.

 

 




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