Linaje *disponibles primeros capítulos*

Capítulo 6

 

Danko

Me detengo frente a la enorme puerta y golpeo con los nudillos un par de veces, aliviado de encontrarlo solo un momento. No lo culpo, al igual que él, me gusta pasar la mayor parte del día al lado de Mai. Espero un par de segundos antes de empujar y entrar, encontrándolo sentando detrás del escritorio. Armen no luce sorprendido de verme, hace un gesto para que tome asiento frente a él y sin responder, lo hago.

Aunque Mai ha insistido en que no debería intervenir, Abiel y todos siguen siendo mi responsabilidad.

―Supongo que sabes lo que pasó ―afirma serenamente, cruzando las manos frente a su rostro. Siempre he admirado la tranquilidad y madurez con la que suele manejar las cosas, y esta no es la excepción, aunque se trata de su hija.

―Lo hago ―asiento removiéndome―. Y es justo por ese motivo que he venido. ―Me apoyo en el respaldo y suspiro agitando la mano―. Esperaba que después de anoche, todo el mundo estuviera caótico, pero todo está bastante tranquilo.

Sonríe relajándose también. No sé qué esperaba de mí, pero no he venido con afán de complicar las cosas, todo lo contrario, y me alegra que parece darse cuenta. Solo intento hacer lo mejor y esta vez no es lo contrario. 

―Gema no está al tanto de lo ocurrido ―confiesa frunciendo el ceño, claramente no muy de acuerdo con ello―. Preferí no complicar las cosas.

―Esa sí que es una novedad. ―Deja escapar un pequeño gruñido, no conforme con mi comentario―. Me refiero a que lo compartes todo con ella y tratándose de Lena…

―No estoy tratando de ocultarle nada, simplemente que prefiero que sea la misma Lena quien se lo haga saber. Además, sabes cómo reaccionaría.

―Abiel no tiene ninguna mala intensión ―aseguro un poco molesto con la idea de que puedan tomarla en su contra. No ha hecho nada para alentarla, al menos hasta anoche―. Nunca ha pensado aprovecharse de ella. Te doy mi palabra.

―Lo sé. En ninguno momento hemos pensado que lo haría, sin embargo, Lena es joven e impredecible.

―Tu hija es bastante audaz y tengo que aceptar que últimamente ha revolucionado las cosas por aquí. ―Todos sabíamos que con la llegada de nuestros hijos las cosas cambiarían un poco, pero ella es quien más ha tenido que ver. No solo por lo apegada que ha estado a mis hijos, también por el afecto que Elina e Irina le tienen, incluso la misma Anisa. Todos son protectores, no solo porque es más humana que Josiah y la única hibrida en Cádiz, porque se ha hecho querer.

―No lo hace con mala intensión.

―No he dicho eso. Es joven y mis hijos tampoco son intachables. Solo que no esperaba que estuviera dispuesta a enfrentar a Johari.

Armen niega expresando un poco su preocupación al recordarlo.

―Creo que esa es la razón por la que Gema ha dejado pasar el asunto con Abiel ―admite pensativo―. Le preocupó demasiado, evidentemente, pero le alivió comprobar que tiene destreza y carácter aguerrido.

―Eso lo ha dejado claro.

Ella nunca ha sido partidaria de las prácticas de su madre, todo lo contrario, siempre ha huido de los entrenamientos y combates, incluso cuando Josiah estaba de por medio y lo hacía solo para pasar tiempo con él.

―Entonces… ―Me observa interrogante, consciente de que a diferencia de los demás, mi control mental es más fuerte y puedo mantenerlo prácticamente fuera de mis pensamientos.

―Escuche que ira hoy a Jaim. ―Asiente inclinando ligeramente la cabeza―. Así que he ordenado que sea  Abiel quien la escolte.

―¿De nuevo queriendo hacer una confrontación? ―pregunta, sus cejas elevándose―. Anoche no salió muy bien, no creo que sea buena idea. ―Me encojo de hombros, no coincidiendo con él.

―Nadie esperaba que tu hija interviniera, ni siquiera el mismo Abiel ―comento con calma―. Pero creo que ellos necesitan una buena charla, sin ojos u oídos curiosos de por medio. Puede que eso resuelva el asunto…

―O lo complique más. ―Ahora soy yo quien elevo una ceja, mirándolo divertido―. Conozco a mi hija, Danko, sé que fue ella quien lo besó y no espero que se detenga con una reprimenda. Ya no es una niña pequeña a la que puedes decirle que hacer.  

Rio, sin poder evitarlo. Nunca imagine vernos en este punto, conversando sobre nuestros hijos. Creí que siempre seriamos un par de vampiros solitarios preocupados por el bienestar de los humanos.

―Ciertamente no lo es ―coincido poniéndome serio―. Por eso es Abiel quien debe hacerle entender la situación. Además, él no tiene intenciones de llevar las cosas a otro nivel y todos sabemos porque.  

―Si ―responde con un suspiro apagado.




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