Linaje *disponibles primeros capítulos*

Capítulo 15

 

~Josiah~

Me muevo con sigilo, entre los pequeños espacios en sombras que existen en el muro, aproximándome al borde. Permanezco inmóvil unos segundos, esperando que los guardias se den la vuelta y alejen, antes de dar un paso al frente y saltar. El viento de la noche golpea mi rostro, mientras me precipito. La altura es considerable, pero no tengo problemas para enfrentarla. Con un par de giros en el aire, consigo caer en cuclillas, sin alertarlos de mi presencia. Podría usar las puertas, como lo haría cualquiera, no obstante prefiero que sea de esta manera y mantenerme en anonimato. Por ahora.

Me incorporo, sacudiendo mis manos y doy una mirada a lo alto del muro. Mis ojos escrutan con detenimiento, sin percibir movimiento o algo que indique que me han escuchado. Los guardias son buenos, por algo fueron elegidos para custodiar la ciudad, pero con la práctica he aprendido a evadirlos. Ha pasar desapercibido. El pensamiento amenaza con dibujar una sonrisa en mi cara, que reservo momentáneamente.

―No debería estar aquí, joven.

Esbozo una sonrisa irónica, volviéndome directamente hacia él. No resulta verdaderamente sorprendente verlo aquí, aunque no esperaba que se mostrara ante mí, sin preocuparse de que alguien pueda notarnos. He de reconocer que ha sido bastante cuidadoso y discreto en sus pequeñas salidas nocturnas, hasta hoy.  

―Lo mismo podría decir de ti, Abiel ―contesto cruzándome de brazos de manera despreocupada, denotando seguridad. Sin embargo, no parece intimidado ante mi actitud.

―Mi deber es la seguridad de la ciudad.

Elevo una ceja, curioso, pero él mantiene la expresión serena y nada en su voz delata la pequeña mentira que intenta ocultar. Le doy merito, ciertamente siempre le he respetado, aunque en estos momentos no es mi persona favorita, como diría la misma Lena.  

Lena. Pensar en ella me hace sentir molesto. No tenía por qué abandonar la ciudad, como si estuviera huyendo o hubiera hecho algo malo. Sé que algo ocurrió entre los dos, a pesar de que tanto ella, como Abiel y mi padre insistan en negarlo y actuar como si no pasara nada. Entiendo la postura de ella, no quiere afectarlo, ni preocupar a sus padres. Tonta. Mi padre no desea intervenir, a menos que sea muy necesario. Su prudencia ante todo. En cambio, a Abiel no puedo comprenderlo y tampoco quiero hacerlo.

Me he acostumbrado tanto a su presencia y compañía, lo mismo que todos y es imposible no echarla de menos. Sobre todo porque parece estar considerando prolongarla.

―Lo has dicho, la ciudad. No obstante, en este momento ambos estamos fuera de ella. ―Me encojo de hombros. No importa si notifica a mi padre, porque es seguro que él está al tanto de cada uno de mis movimientos, en especial en lo referente a mis salidas del muro y del motivo. Y por mucho que quiera, al hacerlo se estaría delatando a sí mismo. A mí no tiene que rendirme cuentas, pero sí a él. Aunque probablemente también eso lo sabe. Difícilmente algo escapa a los agudos sentidos de mi padre.

―No debería salir sin escolta y menos de noche, es peligroso.

―Tú eres quien no debería perder el tiempo ―señalo hacia Jaim, emprendiendo la marcha, dirigiéndome al punto de encuentro. Es la primera vez que me pide verla de noche, no me inquieta, porque me he asegurado de que no hay alguien afuera que implique peligro, ni siquiera el mínimo. Y sin duda, ella también lo ha hecho. Imposible que no lo hiciera, es tan precavida como impulsiva. Una de sus tantas buenas cualidades.

Siento la mirada de Abiel sobre mi espalda, pero no su impulso de seguirme o indagar a donde me dirijo. Supongo que no esperaba que estuviera al tanto de lo que hace, sabe a lo que me refiero y quizás eso mismo le impide intervenir en mis asuntos, como lo hago con los suyos.

Vigilar Jaim cada noche, como si hiciera falta. Cuando en realidad, a quien desea cuidar es a ella.

Lo entiendo y al mismo tiempo no lo hago. Airem es la única chica que me resulta incapaz de resistir, disfruto demasiado su compañía y el modo en que me reta. Cada vez me resulta más difícil mantenerme lejos de ella. Imagino que para él, fue importante esa humana que amó, pero… es innegable que Lena le importa. ¿De qué otra manera explicaría que esté ahí prácticamente a todas, con la mirada fija en las puertas de Jaim, como si esperara verla en cualquier instante? Idiota. Sé por mi padre que ha estado entrando algunas noches y que ha cuidado de la casa, pero eso no significa que Lena esté enterada. Porque obviamente no lo quiere de ese modo, eso sin duda terminaría por alentarla. Mala idea si solo se siente responsable.

Agito la cabeza, dispuesto a olvidarme de ellos y me concentro en la chica que espera por mí. La distancia se convierte en nada, así que no tardo en visualizarla. Se encuentra cobijada debajo de un árbol alto, tenuemente iluminada por la luz de la luna. Sus ojos parecen brillar de un modo especial como siempre que me mira, sus labios se curvan en una coqueta sonrisa y su mano se extiende en mi dirección. Una clara invitación, sin titubeos, sin rodeos. Me da la impresión de que indudablemente sabe lo que quiere.    




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