~Lena~
¡Oh oh! Eso no lo esperaba. Parpadeo atónita, sin saber que responder. Es demasiado para asimilar. Él sonríe ligeramente de lado y eso acaba conmigo y la poca cordura que me quedaba. Este hombre es tan irresistible. ¡Quiero colgarme a su cuello y besarlo hasta que me canse!
―¿Lo dices en serio? ―consigo decir, sintiéndome un poco fuera de lugar. Los últimos acontecimientos me parecen irreales, demasiado buenos para ser verdaderos.
―Si ―susurra besando mi frente―, pero hay algo que tienes que saber.
¡Uh no! Creo saber lo que viene y no se puede evitar.
―Si es sobre la mujer que amaste ―me anticipo mirándole con seriedad―, no hace falta, ya lo sé. ―Mi afirmación no parece sorprenderle.
―¿También sabes que se supone que un vampiro ama solo una vez? ―Mis labios forman una línea tensa, al tiempo que retrocedo un par de pasos, rompiendo el abrazo. Más que por gusto, porque necesito un respiro y ordenar mis ideas. No quiero arruinar el momento. Pensé que esto no resultaría tan difícil, pero en cierta forma lo es. No es que no comprenda que debido a la diferencia de edades, el lleva una larga lista de vivencias que ha experimentado antes, pero a pesar de eso es incómodo.
―Sí, mi padre habló conmigo sobre eso ―explico sin saber qué hacer con mis manos, que echan de menos su espalda; lo mismo que parece ocurrirle a él, quien de mala gana las ha dejado caer a sus costados―. No específicamente sobre ti, obviamente. ―Sí, esto es difícil.
―No voy a mentirte. ―Tomo aliento, luchando por mantener la expresión serena―. Aunque no debería ser, me gustas, me siento atraído por ti.
―¿No crees que sea solo por la sangre?
―Es todo lo contrario, tu sangre me resulta tan atrayente, por lo que despiertas en mí.
Una sonrisa involuntaria se forma en mi cara, a pesar de que él sigue tenso. No es sencillo, menos para alguien como él que siempre deja ver poco de sí mismo.
―Creo que no necesito decir lo que siento por ti, ¿verdad? ―Soy cero discreta. Lo único que me ha faltado es escribirlo en los muros o paredes de la ciudad. Eso me hace sentir un poquito torpe, pero a él no parece importarle.
―Ella forma parte de mi pasado y algo que no se puede borrar ―dice con un atisbo de tristeza.
―Respeto eso, Abiel.
―A pesar de todo lo que mi juicio y consciencia dicen, quiero que lo intentemos. ―Se rasca la cabeza, luciendo realmente perdido―. Si tú quieres…
―¡Lo quiero! ―exclamo pareciendo un poco desesperada, así que me aclaro la garganta―. Me refiero a que entiendo lo que quieres decir, probar si funcionan las cosas.
―Puede que no lo hagan y quiero que lo tengas en mente, si sientes que no es lo que deseas, que no lo quieres, puedes decirlo ahora y yo respetare…
―Abiel ―lo interrumpo frunciendo el ceño―. Entiendo lo que implica. Como te dije, mi hable habló acerca de ustedes y sé un poco tu historio. Comprendo que tal vez nunca puedas quererme de verdad, que podrías solo sentirte atraído, pero no lo sabremos si no lo intentamos.
―No es algo que te merezcas, Lena. Siempre he pensado que mereces alguien que pueda darte su corazón por entero. Alguien… ―Freno sus palabras, colocando mis dedos sobre sus labios. Es noble y al mismo tiempo tonto su argumento. Porque a pesar de saberlo y de tratar de poner distancia, mi cabeza siempre ha estado con él. Dudo que consiga alejarme o que como decían, fuera solo un capricho.
Soy joven y puede que no conozca demasiado del amor, pero lo que siento por él es verdadero y fuerte. Ni Klaus y sus intentos, ni mirar a otros chicos ha conseguido que deje de pensarlo.
―Soy yo quien debe decidirlo, ¿no? Y yo te quiero a ti, Abiel. ―Sostiene mi mano, frotando la palma en su rostro.
―Quiero que te sientas cómoda en todo momento y que tengas en mente que no haré nada que te haga sentir presionada. ―Lo dice como si se tratara de un orden o un discurso celebre.
―De acuerdo. Iremos lento, puedo con eso. Pero… ¿al menos me besaras? ―Sonríe y tirando de mi cuello, une nuestros labios. Lento, cálido y gentil. En serio que podría hacer esto por mucho, mucho tiempo.
De nuevo alguien se aclara la garganta, me alivia saber que ahora solo se trata de Caden. Abiel rompe el beso, pero no luce preocupado o arrepentido y eso es genial. No quiero volver a experimentar la misma sensación de aquel momento, en que creí que sufría.
―Han dicho que quieren llevar las cosas lento y eso me parece un poco rápido ―murmura luciendo incómodo. Tengo la impresión de que no está aquí por mera casualidad o voluntad propia, lo que me recuerda que aún hay algunos fundadores ahí afuera, entre ellos mi padre, que quizás quiere hablar conmigo.