Capítulo 19
Palabras
Samantha, sonrojada, desvía la mirada y con voz temblorosa responde:
—Es... es inevitable cu... cuando dos personas que se llevan bien pasan tanto tiempo juntas.
Con una sonrisa pícara, Alison pregunta:
—¿Tan nerviosa te pone hablar de tus emociones?
—Es... complicado —el tono de Samantha se pone serio.
Alison solo suspira relajadamente y, con una tierna sonrisa, empieza a caminar.
Ambas caminan en silencio, cada una sumergida en sus pensamientos.
Al llegar a la tienda, toman una canasta y empiezan a tomar los ingredientes.
—¿Y cómo es que terminaron viviendo juntos? —pregunta Alison con un semblante serio, sin dirigirle la mirada.
Samantha la voltea a ver rápidamente y, con una media sonrisa, le contesta:
—Es una larga historia, pero resumiendo todo, la empresa en la que trabajábamos nos sobreexplotaba, así que... iniciamos nuestra propia empresa.
—Eres muy mala narrando historias —el tono de Alison se tiñe de un tinte juguetón.
Samantha suelta una leve risa para responder de igual modo:
—Cállate.
Con el ambiente más liviano, ambas salen de la tienda hablando con confianza.
—¿Para qué YouTubers editan? —la curiosidad le gana a Alison.
—Pues... la mayoría son de esos que tienen apodos como El Papu Hades, TTQ, Chiro TV, Imagine House y así —responde Samantha mientras disfruta del cálido sol que disminuye el frío del ambiente.
Alison, sorprendida, solo puede exclamar:
—¿Qué? ¡Soy súper fan de Chiro TV! ¿Podré conocerla?
Una pequeña risa escapa de Samantha, solo para responder:
—Ella solo permite que Ángel edite sus...
Son interrumpidas por una chica de baja estatura que pasa caminando rápido, tropezando con las tres, y todas caen al suelo.
Alison se ha lastimado las manos, pero aun así lo primero que hace es disculparse:
—Pe... perdón, ¿estás bi...?
La chica se levanta y, enojada, les grita:
—¡No estorben! —seguido de esto, se va corriendo.
—¿Qué chica tan grosera? —Samantha se le queda viendo, molesta.
—Solo la he visto unas cuantas veces, pero parece que siempre está enojada —Alison le resta importancia con su tono.
Ignorando el suceso y continuando su camino con normalidad, están cerca de casa, pero se paran en seco al ver a la chica de antes en la entrada, parada frente a la puerta, aparentemente indecisa si tocar o no. Luego de unos instantes, da la vuelta y se va.
—¿Qué crees que quería? —pregunta Alison, confundida.
—No lo sé, pero quizás haya ido a buscar a Ángel. ¿Pero por qué no tocó la puerta? —Samantha, igual de confundida.
Ambas deciden ignorar lo ocurrido y el día transcurre con normalidad.
Llegada la noche, Alison se despide. Los niños se quedan plácidamente dormidos y Samantha se sienta a seguir trabajando.
Ángel, acostado en el sofá jugando Albion en su teléfono, dice con necedad:
—Déjame ayudarte, lo terminaremos más rápido.
A lo que ella, con un tono casi aburrido, le responde:
—No, tú no me dejaste ayudarte la semana pasada, así que te aguantas.
Él solo se limita a suspirar, viendo el techo, y exclama en voz baja:
—Es que me aburro.
Samantha sonríe levemente, pero a sus pensamientos llega aquella chica extraña:
"¿Por qué no habrá querido tocar la puerta?"
Luego de pensarlo unos segundos, se lo dice a Ángel:
—Oye... hace rato una chica se detuvo unos segundos en nuestra entrada. Se le veía con ganas de tocar la puerta, pero mejor se dio la vuelta y se fue. ¿Tienes idea de quién pueda ser?
Él se extraña e intenta hacer memoria, pero nada:
—No sé quién podría ser, pero lo que cuentas es muy raro —Ángel guarda el teléfono y se acuesta de lado para intentar dormir—. Pero si ella quería decirme algo importante, entonces regresará.
Samantha solo lo ve de reojo y responde:
—Tienes razón.
Luego recuerda todo lo que Alison le confesó en la mañana.
"Sé que dije que no me importa a quién elija, pero ellos dos tienen más historia juntos."
Su rostro delata frustración, las manos tiemblan sobre el teclado, pero logra calmarse y expulsarlo con un suspiro:
"Es patético pensar en estas cosas."
Voltea a verlo y este ya se ha dormido. Samantha suelta una leve sonrisa y continúa trabajando.
Los días pasan rápido, como las hojas que caen de los árboles y son llevadas por el viento.
Alison llega todos los días a ayudar con la edición, aunque siempre encuentra excusas para pasar tiempo junto a Ángel.
Los niños cada vez más se enamoran de Pokémon y aprenden más sobre cómo escribir.
Samantha se enfoca en organizar cada pedido de edición y en cuidar a los niños, aunque a regañadientes acepta la ayuda de Alison en esta tarea.
La salud de Ángel mejora con los días, aunque aún se encuentra muy débil por la fiebre.
Llega el día de la convivencia para los niños.
Oliver, sintiendo un poco de ansiedad, se pone a construir en Minecraft para dejar de pensar tanto.
Beatriz, por otro lado, se encuentra jugando Uno con Alison mientras Samantha la peina.
Martín se encuentra pintando garabatos, contento.
Alya, con alegría, peina su muñeca mientras tararea una canción.
Elizabeth, mientras tanto, juega con Ángel a los legos. Este, acostado en el suelo junto a ella, construye una estatua con decenas de piezas.
Llegadas las diez de la mañana, es hora de ir a dejar a los niños a la iglesia.
Samantha lleva a ambos niños tomados de la mano por la calle, pero aunque ambos van sonrientes, ella nota algo en el sudor de Oliver.
—¿Estás nervioso, mi niño? —pregunta ella con calidez.
Él agacha la cabeza con timidez y, en un tono bajo, responde:
—Es que... jamás he hablado con otros niños. No sé si les voy a agradar.
Ella le entrega una sonrisa y, seguido a esto, se arrodilla y con suavidad le da un abrazo mientras dice: