Hola, lector curioso. Sí, tú, el que acaba de abrir estas páginas.
Antes de que te sumerjas, confieso algo: yo tampoco tenía un plan maestro. Un día estaba riéndome de mis propias ocurrencias, con café (demasiado) y música de piano de fondo, y… ¡pum!, nació esta historia. No hubo musas en la ventana (ojalá), solo ideas sueltas, azoteas con comida fría, y ese “hagamos un trato sencillo” que todos sabemos que nunca es tan sencillo.
Aquí vas a encontrar: risas a destiempo, mensajes que quizá no deberías abrir, silencios incómodos, reglas que se rompen en un segundo, y dos corazones que aprenden a escuchar aun cuando todo pide gritos. Heliana y Mateo no son perfectos; por eso son tan peligrosamente reales.
Promesas (de las que sí cumplo):
– Torpeza romántica en dosis sanas.
– Un par de escenas para morderte el labio (de risa o de nervios).
– Y esa pregunta que pica: ¿obedecer la norma o atrevernos a sentir?
Si te ríes, misión cumplida.
Si te enamoras un poquito del caos, doble misión cumplida.
Y si al final piensas “yo también firmé un ‘trato sencillo’ y terminé en fuegos artificiales”, bienvenid@ al club: tenemos sopa caliente y pan (con cilantro, lo siento no-negociable).
Gracias por darle una oportunidad. Ahora sí, abróchate el alma: lo que viene pasa en un abrir y cerrar de ojos.
#2728 en Novela romántica
#726 en Novela contemporánea
odio amor problemas, abortos y autosuperación, instituto bullying jvenes
Editado: 25.09.2025