Prólogo

Es todo tan confuso...

Corrijo. Él es tan confuso.

Me cansé de esto. De fingir que no me importa nada, y de actuar como estúpida frente a él. No es justo que juegue conmigo de esa manera, y luego actúe de una cínica y fría forma frente a mi.

En ocasiones es tan dulce y vulnerable, pero en otras, simplemente es como si ni siquiera fuera humano.

Inmediatamente mi ceño se frunce, y me acerco rápidamente a él para preguntarte en un grito furioso:

—¡¿Qué mierda pasa contigo?!  —bruscamente lo empujo— ¡¿Eh?!

Una sonrisa divertida se curva en sus labios, esa sonrisa torcida que pone cada uno de mis pelos de punta.

—¿Volvemos con la palabrita?  —me vacila divertido—. En serio, Sky, te voy a comprar un diccionario para que cambies d...

—¡No necesito un puto diccionario! Dime... ¿qué sientes por mi realmente? —pregunto, interrumpiéndolo cortante.

Su expresión se vuelve seria, oscura... y su mirada tan neutral y fría, que hace que un extraño escalofrío recorra cada centímetro de mi cuerpo.

—¡NADA! —exclama, tensando su mandíbula—. Quieres la verdad, ¿No? —hace una pausa—. Pues, sólo eres la ingenua chica a la que utilicé para salir de esa maldita corporación —hace otra pausa, mientras mira por encima de mi—. Ahí está tu respuesta.

Las lágrimas en mis ojos amenazan con salir, pero con gran dificultad las contengo.

—Eso no es cierto... tú... —siento un asfixiante nudo en mi garganta, mis palabras salen con gran dificultad.

Con su intimidante altura, y oscura mirada, se acerca a mi.

Quedando, frente, a frente...

Por un momento, sus aterradores ojos se encuentran con los míos, pero inmediatamente, aparto la mirada.

No quiero que vuelvas a ver dentro de mi, Dark, nunca más.

—Te utilicé —dice cortante.

Mis ojos arden. Gruesas gotas de agua salada se deslizan por mis sucias mejillas.

—P-pero yo... yo... te salvé, y puse de mi vida en riesgo por ti.

—Lo hiciste —desvía la mirada—. Pero no me salvaste. No es tú culpa, Sky... nadie puede.