Llamado del Corazón

CAPÍTULO 12

.

░★░

Las estrellas brillaban intensamente en el cielo, mientras Hania y Vicenzo caminaban por el jardín, acompañados solo por la suave luz de la luna. Hania no podía evitar sentirse un poco extraña; hacía años que no se permitía estar tan cerca de un hombre. Vicenzo había resultado ser un tipo agradable. No era solo el tipo atolondrado que llegó en helicóptero al rancho y casi la mata, sino un hombre atento y genuino con el que se sentía tranquila, incluso si una parte de ella seguía pensando en Alaric.

Vicenzo, por su parte, la observaba de reojo, encantado por lo hermosa que se veía bajo la luz de las estrellas. Bailar con ella después de tanta insistencia había sido mejor de lo que esperaba.

Mientras caminaban, no podía evitar pensar en cuán lejos había llegado esa joven soñadora que conoció años atrás. Él la había visto mucho antes de que se convirtiera en la cantante famosa que ahora era. En aquella estación de tren, cuando ella trapeaba pisos, la había escuchado cantar por primera vez. Tenía dieciséis, tal vez dieciocho años, y su voz angelical había quedado grabada en su memoria desde entonces. Esa misma voz, esa misma canción que él había reconocido cuando su música comenzó a escucharse por todas partes.

Vicenzo sonrió para sí mismo, agradeciendo el giro del destino que los había vuelto a cruzar, aunque ella no lo supiera.

Tal vez era una señal. El destino le estaba dando la oportunidad para que intentara conquistarla. ¿Pero era correcto hacerlo?

—No debería estar aquí, ya es tarde y Maya fue a dormirse con la niñera cuando soy yo la que debería estar con ella —murmuró Hania, viendo hacia el chalet.

—Creo que no dejarás de ser una excelente mamá si tardas unos minutos antes de reunirte con ella.

Hania sonrío tímidamente.

«Bendita sea la noche por ocultar el enrojecimiento de mi cara» pensó Hania.

—Bueno... —se aclaró la garganta–. ¿De qué querías hablarme?

Vicenzo se quitó el saco para cubrir los hombros de Hania al notar el ligero temblor en su cuerpo. Ella le agradeció con una sonrisa igual de timida y se sentaron en una banca de piedra.

—Sé quién eres —murmuró el primo de su ex—. Sé que eres la ex de Alaric.

Hania se tensó y apartó la mirada.

—¿Él te lo dijo?

—Fui yo quién lo dedujo y después él lo confirmó.

—Y supongo que al igual que tu primo piensas lo peor de mí —dijo resignada.

—Si así fuera no estaríamos hablando tan tranquilamente —la calmó y ella lo miró—. Tengo mi propia opinión de ti.

Hania enarcó una ceja, sorprendida porque él no se viera molesto ni la tratara con desprecio como lo había hecho la hermana de Alaric.

—¿Y cuál es? —una suave rafaga de viento le alborotó el cabello y Vicenzo acomodó algunos mechones detrás de la oreja. El gesto hizo que Hania se sonrojara.

—Creo que eres una mujer valiente, trabajadora y... —se detuvo antes de decirle "hermosa". No era apropiado. Tenerla tan cerca hizo que su corazón se acelerara y que ella tragara saliva—. No sé las verdaderas razones por las que tú y mi primo terminaron, solo lo que por ahí se dice.

—¿Y qué dicen?

—Que lo lastimaste.

Hania se puso de pie.

—Bueno, es verdad... —admitió—. Aunque nunca fue mi intención. Yo lo amaba con toda el alma.

—Y él a ti.

Hania se giró y lo miró a los ojos.

—Quizás no lo suficiente.

Vicenzo se puso de pie y se acercó.

—¿Por qué lo dices?

—Él no perdonó que le ocultara mi pasado y no creyó en mí cuando le juré que nunca le fui infiel.

Vicenzo se descompuso unos instantes, pero rapidamente recobró la compostura.

Algo había escuchado sobre el rumor de una infidelidad, aunque no se entrometió mucho en el asunto para confirmarlo.

—A veces trato de comprenderlo. Yo generé esa desconfianza, pero lo que no tolero es que haya renegado de... —hizo una pausa al caer en cuenta de que estaba por revelar más de lo que debía.

—De su hija —completó Vicenzo y eso la puso nerviosa. Él parecía saber más de lo que aparentaba.

—¿También estás enterado de eso?

—No fue dificil suponer que esa pequeña podía ser hija de Alaric. ¿Realmente lo es? ¿Maya es hija de Alaric?

—Lo es. Maya es hija de los dos, jamás le fui infiel —confirmó y él se llevó una mano a la cabeza—. Está bien si no lo crees. El propio Alaric duda, así que no espero que tú...

—Yo te creo —la interrumpió. Sus palabras parecían genuinas—. Si tú dices que Maya es hija de mi primo, yo te creo.

Hania se quedó atónita.

¿En serio creía en ella sin siquiera conocerla?

—Pereces sorprendida —agregó Vicenzo.

—Es que no esperaba que me dijeras esto —se quedó mirando las luciernagas que pululaban por el jardín.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.