Lo bonito de un día nublado

21

Habían pasado ya tres días, y April seguía sin ir a la escuela, Dan tenía el presentimiento de que algo malo estaba pasando, a la hora del descanso se reunía con sus amigos en la cafetería, intentaba mostrarse relajado pero en ocasiones no le era tan fácil. Sus amigos–tal vez por respeto–no habían mencionado nada acerca de April, el día anterior los había escuchado preguntándose por ella, ya que les era extraño que ella faltará, Becca y Elizabeth les hicieron señas a los otros para que se calmaran en cuanto vieron que él estaba cerca, todos guardaron silencio y después de un rato cambiaron de tema.
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Se encontraban a mediados de marzo, la primavera ya se notaba, ese día decidió tomar el bus para llegar más rápido, iba viendo por la ventanilla, creando diferentes hipótesis de lo que pudiera estar ocurriendo con la joven, no quería preocuparse ni pensar en cosas malas –pero sabiendo por lo que pasaba no podía descartar esas ideas aunque lo quisiera– sintió como la velocidad del bus disminuía para después detenerse, se colgó su mochila en el hombro y se bajó, fue trotando hasta la entrada de su casa, pero antes de entrar miro hacia la casa de enfrente y vio que no estaban los autos, satisfecho con eso, se metió a su casa y para su buena suerte sus papás tampoco estaban, subió a su cuarto, dejo sus cosas, después entró a la cocina y vio que habían traste en el fregadero, los lavo rápido, en fin, hizo los deberes que faltaban en casa y  después de dudarlo unos minutos, se armó de valor y salió. Antes de cruzar la calle se preguntó si era correcto que fuera a buscarla, pero si estaba en problemas, entonces el iba a estar para apoyarla. Sin más, cruzó la calle y cuando llego a la parte trasera de la casa, levantó la vista y vio que la joven estaba sentada en la orilla del balcón, tenia un libro en las manos y los audífonos puestos, tenía el cabello suelto, caía por un costado del balcón por lo largo que lo tenía. Subió al árbol, ella aún no se percataba de su presencia, cuando estuvo frente a ella pudo notar que el su brazo derecho habían dos hematomas, se acercó un poco más, levantó su mano y la puso debajo de su barbilla, ella al instante levantó la cabeza, se notaba asustada. Cuando lo hizo, debajo de su ojo izquierdo estaba la evidencia de un golpe, su labio estaba partido y la parte superior de su mejilla estaba roja. Se sintió impotente y enojado, sabía que había sido el imbécil de su padre.

En cuanto lo vio ahí parado, sus ojos se llenaron de lágrimas, lo necesitaba y agradecía infinitamente que estuviera ahí, no quería pasar por eso sola, cada vez el peso se sentía más, ya no encontraba de donde agarrarse, cuando no pudo más se echó a llorar. Dan la abrazo y ella escondió su cabeza en su cuello, no podía detenerse, y él le hacía bien.

 



#40708 en Novela romántica

En el texto hay: despedidas

Editado: 20.03.2019

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