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Podría decir que todo está bien, pero estaría mintiendo. 

Llevo cargando con un sentimentalismo cada que escucho tu nombre, sigue siendo difícil escuchar esas historias que describen la gran persona que eras.
Pasando por tu anterior casa, me topo con que los vecinos te siguen recordando y me hace sentir bien que recuerden la buena relación que tenía contigo. 

Sabes he cambiado mucho, ya no soy la que salía a todas partes, una inseguridad me recorre cada que me piden que salga y creo que es por eso que te escribo estas notas, me hace sentir como si estuvieras hablando conmigo. Recuerdo que decía que si algo no me gustaba correría a tu casa a refugiarme, ahora me conformo con hablarte en mis sueños, en mirar hacia arriba y decir que te extraño, en abrazar a mi almohada y contarle las cosas que solía decirte a ti.
Sigo siendo la buena estudiante de la cual estabas orgullosa y me duele el no poder contarte cada logro que tengo, sólo espero que de alguna manera te estés dando cuenta de eso. 

Aún siento ese vacío en el estómago cuando me di cuenta de tu partida, no soporté más que tuve que salir y ponerme a llorar en una esquina, no podía creer que luego de estar años a tu lado en un abrir y cerrar de ojos te habías ido. 
Recuerdo que apenas soltaste tu último suspiro empezó a llover, una lluvia que se fue tan pronto como llegó la misma que tomé como si fuera tu despedida, lo único que logré decir fue un "te quiero mucho, al fin obtuviste el descanso que tanto querías."  

Me acuerdo que solías mirar el cielo conmigo y decir que las estrellas eran hermosas, hoy eres una de ellas.