Lo que fuimos en Saturno

Capítulo 11

"Lo escogí a usted porque me di cuenta de que valía la pena, valía los riesgos... valía la vida."

-Pablo Neruda.

Hilary

-¿Te gusta?-pregunto Max extendiendo su mano para que viera el libro que descansaba en la misma.

Ya habían pasado cuatro días desde que me pidió que fuera su novia y en tres días regresaríamos a Londres, aunque nosotros iríamos a Stanford para apoyar a mi abuela con su operación.

Así que decidí venir a una librería de los Ángeles (donde al parecer todos los libros estaban a quince dólares cada uno) con el objetivo de llevarme algo que me quedara de recuerdo.

No teníamos mucho tiempo de haber llegado, creo que apenas teníamos como media hora de estar aquí, yo media hora de estar buscando libros que por su portada no me parecieran tristes, mientras Max llevaba media hora mostrándome cada libro que para el resultaba atractivo.

-Se ve interesante-le respondí dejando el libro que ojeaba en uno de los múltiples estantes para tomar el que él me estaba mostrando.

Tantee el grosor del libro y me acomode bien los lentes para leer el titulo.

Era orgullo y prejuicio, pero en una edición diferente a la que ya había leído.

-Ya lo leí-se lo entregue y el tomo otro.

-¿Y este?-rebatió pasándome otro libro y le sonreí divertida, de ver como tomaba cualquier libro y me lo entregaba para que yo le diera mi aprobación.

A él no le gustaba leer, Max era de los chicos que escapan del mundo con actividades físicas no mentales para el básquetbol era muy importante por eso había decidido estudiar en la universidad publica de nuestro país, pues era de las pocas que tenían equipos de básquet.

Por lo que estar encerrado en una librería escogiendo libros de bajo precio no era su tarde ideal, aún así aquí estaba tratando de mostrar interés por aquellas cosas que a mi me gustaban.

-Gracias-le recibí el libro y sin ver siquiera el titulo y lo guarde en la cesta donde llevaba el resto de los libros que iba a comprar-Puedes dar una vuelta mientras yo termino de escoger libros-propuse y el negó sonriendo.

-Y perder la maravillosa experiencia de ver como te brillan los ojos cada que un libro te llama la atención, no gracias-repuso sonriéndome de forma sincera mientras escaneaba con los ojos  el estante frente a el.

-Se que no te gusta estar aquí, detestas los libros-tomo uno y luego volvió su atención a mi-Si no quieres estar aquí, lo entiendo-insistí.

Max acorto la distancia que nos separaba y revolvió mi cabello.

-Tienes razón, aborrezco los libros, tantas letras en un solo lugar no deben de ser buenos-admitió sin ningún tipo de vergüenza y lo mire mal-Pero a ti te gustan y a mi me gustas tú.

¿Cómo puedo arrepentirme de decirle que lo quiero cuando dice ese tipo de cosas?

Se inclinó y beso la punta de mi nariz.

-Aunque si te apresurarás no me quejaría-añadió y rodé los ojos.

El mata momentos.

Así debería llamarle.

-Acabas de arruinar  el momento-le reproche llendo al corredor donde estaban los libros de ciencia ficción, el me siguió cargando la cesta llena de libros.

Una hora después estábamos frente a la caja pagando los libros, termine llevándome  once libros.

-Son ciento cincuenta dólares-informo el chico frente a la caja con tono de aburrimiento total, mientras metía los libros en bolsas de tela-¿Desea pagar en efectivo o con tarjeta?

Lleve mi mano a la parte bolsa trasera  de mis vaqueros para sacar el dinero, sin embargo antes de que lo hiciera Max saco su billetera.

-En efectivo-respondió y con una rapidez impresionante me giré  hacia él-¿Qué?

-Que no es necesario que lo pagues, yo puedo hacerlo-el no me escucho y le dio el dinero al chico tras el mostrador, el cual parecía harto de nosotros o mejor dicho parecía harto del mundo en general.

-No seas tan necia y déjame pagarlos, quiero hacerlo-replico viéndome con diversión mientras tomaba las bolsas con los libros.

Saque el dinero y se lo extendí.

-Te lo agradezco, aún así no me parece muy justo que gastes tanto en mi-insistí y el rodo los ojos saliendo de la tienda, con una bolsa en cada mano.

-Hagamos un negocio-propuso viéndome por encima de su hombro, sin detener su caminata-Yo  te pagaré los libros y tu me los lees, de esa forma no me deberás nada.

Pensé cuidadosamente en si aceptar o no lo que me proponía, y conozco a Max y se que no dejará de insistir hasta que le diga que si.

-Esta  bien-resople cruzándome de brazos.

-Pero no estés enojada-me animo entregándome una de las bolsas.

De mala gana recibí la bolsa y continuamos caminando en silencio hacia el hotel.

-¿Tienes práctica hoy?

-Si¿quieres venir a verme jugar?

Me acerqué más a el y cogí su mano.

-¿Quieres que te vea jugar?-bromee y el apretó mi mano con suavidad para finalmente aflojar el agarre y empezar a dar caricias con su dedo pulgar.

-Siempre.

Pensé en decir mil cosas, sin embargo  las caricias que le hacia a mi mano no me permitían pensar con claridad.

Al llegar al hotel fuimos  directo a su habitación para ver una película, el la compartía con Luca, pero en ese momento no estaba y según  Max lo más probable  es que se tardara porque estaba empezando a acosar, digo conquistar, al camarero de el café que está a media cuadra del hotel.

-¿De amor?-cuestiono sentado de piernas cruzadas sobre la cama mientras buscaba una película en su portátil y yo me senté a su lado.

-No, mejor de terror.

Lo menos que quería era tener que ver escenas eróticas junto a el, eso sería muy incómodo.

-Bien.

Le dio play a una película que en sólo el inicio mostraba a un par de jóvenes teniendo sexo en una tienda de campaña.

El rubor subió a mis mejillas y en cuanto giré mi rostro hacia Max note como el observaba la pantalla con fijeza.

¿Lo está disfrutando?




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