Lo que fuimos en Saturno

Capítulo 6




Sus besos eran expertos en parar el tiempo y robarse el alma,  eran una droga. Droga que si probabas estabas perdida,  pues no hay ninguna cura para esos besos que te dejan secuelas en el alma y el corazón. 
-Crissbell Martínez. 


Hilary 


Era lunes,  inicia la semana,  mi tortura mejor dicho,  el fin de semana no fue tan interesante que digamos,  me la pase entre tareas y demás. 

Hoy vengo vestida con el uniforme de gala del instituto,  el cual esta compuesto por una falda de tela tubo ( corta aunque la mía no es tan corta), camisa manga larga blanca,  corbata,  y bléiser, si,  si muy elegante pero es porque hoy debo presentar el proyecto de física,  ayer lo probamos nuevamente y  por suerte no exploto. 

Me adentro al auditorio y empiezo a admirar los proyectos,  hay tres brazos robóticos (uno más elaborado que los otros dos),  una bobina de tesla y otros que no logro descifrar que son, me acomodo los lentes y me dirijo hasta al final del aula donde esta Max al lado de la mesa donde esta nuestro carrito termodinámico o como el lo llama nuestro coche bomba. 

El traje de gala le hace lucir aun más guapo, se le ciñe en los lugares adecuados, los primeros tres botones de su camisa están sin abotonar,  la corbata sin amarrar y algunos mechones rebeldes se escapan de su excelente peinado,  cayendo por su frente, dándole un aire rebelde y pareciéndose a uno de esos modelos de Calvin Klein. 

Me quedo embobada por algunos segundos hasta que el me hace señas con su mano para que me acerque y me obligo a mi misma a salir del hechizo, trago saliva y cuando llego a estar a su lado le sonrió cálidamente,  sus ojos me recorren de pies a cabeza haciéndome sentir muy incomoda. 

-Te ves bien-comenta sonriendo,  haciendo que el corazón se me derrita. 

-Tú también- admito-Pero podría estar mejor-me paro frente a el y con mis dedos doy una leve caricia a su pecho e inicio a abotonar los botones que faltaban,  el solo me observa atentamente,  termino el nudo de su corbata y me regreso a mi puesto. 

Oliver entra y me mira sin disimulo alguno,  sé que debo hablar con el sobre lo que paso, aunque el me beso sin mi consentimiento no puedo ir por la vida golpeándole sus partes nobles a todo chico a excepción de Max que intente besarme. 

Media hora después inicia la feria, el lugar esta repleto de gente y  los proyectos son muy buenos la verdad,  eso me preocupa, ojala y el nuestro funcione,  que no explote,  solo eso le pido a Dios. 

Cuando los jurados están a un proyecto de nosotros empiezo a estresarme. 

-Ya- enciéndelo-le ordeno a Max. 

-¿Estas segura? -pregunta y yo simplemente asiento en respuesta- Creó que es muy pronto para encenderlo- opina con preocupación. 

-Es el momento justo-refute irritada de que me llevara la contra. 

El suspiro y encendió la caldera, nuestro turno se llega y iniciamos a exponer,  cuando estoy hablando Max me toca el hombro preocupado y se acerca a mi oído. 

-La lata que contiene el agua esta inflándose- susurra haciendo que los vellos se me ericen tanto por su voz como por lo que ha dicho-¿Qué hago? 

Observo el carrito y si,  la lata que tiene el agua esta muy inflada,  parece como cuando tomas un globo y lo soplas hasta que esta apunto de reventar. 
A la madre, esto saldrá muy pero,  muy mal. 

-Retira el palillo-ordeno rápidamente sin siquiera ver a los jueces. 

El se acerca más al carrito y cuando esta por inclinarse para retirarlo explota causando un ruido sordo en la sala y que la mayoría de los presentes griten por el susto, aunque no fue tan fuerte como la primera vez que exploto. 

Tuvimos que mostrar los videos que tomamos para demostrarles que si funcionaba y en el resto de la semana avisaran quien gano,  aunque sé que no seremos nosotros. 

Al terminar la feria salimos,  pues nos dieron el resto de clases libres,  cuando estoy por cruzar el umbral de la puerta Oliver me jala levemente la mano haciendo que me voltee. 

-¿Podemos hablar?-pregunta en tono suplicante, viéndome a los ojos. 

Mi vista se poso inmediatamente en Max quien me observaba entre intrigado y molesto. 

-Si- no podía evitar hablar con el asique acepte-Espérame un momento-dije refiriéndome a Max este asintió y salió de mala gana. 

Centro mi atención en el chico de ojos color miel frente a mi, quien ya me estaba observando, me cruzo de brazos a la espera de que empiece a hablar. 

-Quiero disculparme por besarte-dijo nervioso. 

-Estas disculpado-respondí sinceramente. 

El pareció aliviado por mi respuesta y me sonrió,  estoy  segura que todas las chicas se derriten cuando lo ven sonreír,  todas menos yo, porque a mi solo me derrite la de Max. 

-Me gustas,  mucho-confeso captando mi atención. 

-Lo siento pero tú a mi no-sincere,  pues no quería darle falsas esperanzas. 

-Porque no te has tomado tiempo para conocerme-defendió.

 -No-negué con la cabeza-Es porque me gusta otra persona-admití en voz baja para que solo el escuchara. 

Oliver me mira sorprendido y sin que me lo espere toma mi mano entre las suyas y empieza a dar caricias con su pulgar,  haciéndome sentir incomoda y sin ser muy brusca aparte mi mano. 

-Entiendo-sonrió de forma dulce-Entonces me quedare con tu amistad-aseguro-  ¿Amigos?- preguntó el,  extendiendo su mano derecha hacia mi.

Por un momento lo dude pero se me hizo muy mala onda decirle que no. 

-Amigos-acepte con un apretón de manos y el me abrazo. 

Joder,  odio que haga eso

-¿Qué te parece si vamos por un helado o algo así, más tarde?-propuso. 

-Ella no saldrá contigo-respondió una voz a mi espalda y no necesitaba voltear para saber que era Max. 

-Creo que eso no te corresponde decidirlo a ti-Replico Oliver molesto y se cruzo de brazos alzando la comisura de sus labios en una sonrisa burlona. 




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