Lo Que Juramos

Capítulo 8: "A mi imagen y semejanza"

Dentro de una habitación, dos jóvenes se encontraban mirándose fijamente, tras la expresión que una de ellas había dicho. De repente una de ellas, desvío su mirada hacia algo que sostenía en una de sus manos, y una sonrisa burlesca se plasmó en su rostro, incrementando la molestia de la otra joven.

—Deja mi muñeca — decía furiosa Eli.

—¿Esto es una muñeca? — respondió en tono burlesco Malena.

—Si es una muñeca una de las más bellas que tengo — contesto la castaña, tratando de mantener la calma.

—¿Y esta basura? — expreso Malena, cogiendo despectivamente la muñeca a base de cajas con su otra mano libre.

—También es mi muñeca….

—Ja ja ja, ¿Cómo puedes llamar muñecas a estas cosas? — pronunció con desprecio Malena, mirando a las respectivas muñequitas.

—¡Deja a mis muñecas donde las encontraste! — contesto furiosa Eli.

—Está bien — dijo Malena, con sarcasmo, arrojando la muñeca de trapo sobre una cama, y la muñeca a base de cajas de cartón, la soltó al piso, y luego la piso destruyéndola, bajo la mirada incrédula de la otra joven. ¡Ups¡ lo siento, no me fije, es que me pareció basura, agrego, con una sonrisa burlesca.

—¡Cómo te atreviste! pronunció furiosa Eli, lanzándose a tomar de los cabello de la otra joven, al tiempo que esta trataba de defenderse forcejeando.

—Eres una corriente, salvaje — decía Malena, en medio de los forcejeos.

—Y tú, una arrogante y envidiosa — contesto Eli.

El alboroto dentro de la habitación de la castaña fue tan bullicioso, que los sirvientes que estaban en el pasillo, y Braulio que se encontraba esperando en la sala a Eli, fueron a la habitación de está para ver que estaba sucediendo.

—Eli —dijo Braulio, tomando de los brazos a la nombrada para que soltara a la otra joven.

—Eres una salvaje, le diré a los tíos que te envíen a un reformatorio — pronunciaba Malena furiosa, luego de que Braulio impidiera que Eli siga tomándola del cabello, tras ello salió de la habitación, sin importarle lo despeinada que se encontraba. En tanto, Eli recogía las piezas de su muñequita de cartón que estaban esparcidas en el piso con melancolía, bajo la mirada Braulio.

—¿Qué era? — dijo el joven, mirando las piezas de cartón aplanadas en el piso..

—Una muñeca, pero ya no sirve, está destruida — respondió Eli, con tristeza.

—Te comprare otra — contesto Braulio.

—No las venden....

—Entonces, mandare a hacerte otra — añadió el joven.

—No, no es necesario, ya tengo muchas, pero esta era muy especial, por ello, es irremplazable — dijo Eli, mientras pensaba — «Fue la primera muñeca que me regalo Leo, ahora sí Malena te ganaste mi odio, a partir de hoy te considero mi peor enemiga»

Eli, le pidió a Braulio que no comente con nadie lo sucedido, así mismo, les ordeno a los empleados de la casa que fueron testigos de lo sucedido que no dijeran nada, no por Malena, sino por ella, pues lo que menos quería era darles un disgusto a sus padres adoptivos, eso sí, ella juro que nunca más permitiría una humillación por parte de Malena, juro que ella a partir de ese día sería, más arrogante, caprichosa y vanidosa que ella, pues solo así, esta no volvería a humillarla.

Esta por su parte, tampoco le dijo nada a sus padres ni a sus tíos, sobre la discusión que tuvo con Eli, a pesar de que ella juro que se los diría no lo hizo, pues en el fondo sabía que si ella comentaba ello, la reprimenda no solo se la darían a Eli, sino también a ella, y pues a esta no le gustaba recibir sermones de nadie.

Los días siguientes Eli, Malena continuaron con sus discusiones, aunque ahora en el colegio donde estudiaban, cada vez que ambas se cruzaban en el pasillo o en algún espacio del colegio. Pero algo había cambiado en esos días en Eli, y ello pudo notarlo Malena, aunque ese cambió más que intimidarla, la animaba más a esa rivalidad que tuvo con ella desde que la conoció.

—Así intentes creer que eres mejor que yo, ¡No lo eres! — decía Malena, en una nueva discusión que tenían en el colegio.

—¿Quieres que te demuestre que soy mejor que tú? — respondió con arrogancia Eli, dejando de lado aquella calidez y dulzura en su tono de voz, para hablar con mayor firmeza y cierto desprecio.

—Pues sí — dijo Malena, con la misma arrogancia.

—Bien, entonces prepárate, todos tus pretendientes solo serán míos a partir de hoy….

—¿Qué? — expreso en tono confundido Malena.

—Si aún tienes pretendientes es porque yo los anduve rechazando, pero eso cambiara, te quedarás sin un solo pretendiente — pronunció con ironía Eli, lastimando el orgullo de la otra joven.

—Ello no es cierto, ellos pusieron su mirada en mí, por quien soy, ellos saben perfectamente a qué clase de familia pertenezco, y por supuesto también saben que tú…— decía Malena mirando con desprecio a la castaña.

—El que sea huérfana no les importa, tú eres la única prejuiciosa — respondió Eli, haciendo una breve pausa para añadir con firmeza dejando callada a la otra joven: Si me quieres de enemiga, pues me tendrás.




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