Lo Que Juramos

Capítulo 9: Tu recuerdo

Había pasado un año desde que Eli llego a Crocrentad, a estudiar en una de las mejores universidades de ese país, ubicada en ciudad Imperial.

Eli vivía en un lujoso departamento que tenían sus padres adoptivos en esa ciudad. Ella había hecho nuevos amigos y admiradores de su belleza, pero la castaña a pesar de ser muy popular y salir a divertirse con ellos no tenía aún novio, pues ello no era una prioridad para ella, sino sus estudios y convertirse en una gran arquitecta como su padre adoptivo. Eli, las pocas veces que llegaba a comunicarse con su madre por teléfono, (pues está casi siempre estaba ocupada en alguna actividad del club al que pertenecía) había tratado de obtener información sobre el lugar donde la adoptaron, pero no pudo lograr su objetivo, pues la señora Camphell, se negaba a darle esa información. La castaña tuvo que resignarse a esperar su regreso para que ella por si sola pueda investigar donde estaba el lugar del cual la adoptaron.

Leo, por su parte seguía con sus estudios de música en el conservatorio de la ciudad, en donde el destacaba por su gran talento para tocar cualquier instrumento musical, incluso sin partitura, debido a ello se ganó el apodo de “Genio de la música”, aunque a Leo no le gustaba que lo llamen así, pues él no se consideraba un genio, solo un apasionado de los instrumentos musicales, sobre todo del piano, instrumento con el cual ya había dado algunos recitales en su pueblo, recitales que no solo le dieron a darse a conocer y obtener popularidad entre los amantes de la música de su pueblo, sino además le había permitido recibir invitaciones de varios festivales no solo del pueblo, sino de otros pueblos de su país, llevándose siempre el premio principal de los festivales. Leo, así mismo, se daba el tiempo para estudiar en una de las mejores universidades de su país, donde volvió a encontrarse con Malena quien estudiaba en su misma aula naciendo entre ellos una gran amistad.

Malena, había descubierto que Leo, también era huérfano como la castaña que tanto odiaba, pero eso a la joven no le importaba mucho pues además de ser muy atractivo, era un músico muy reconocido en su pueblo (ello lo supo, tras acompañarlo a alguno de sus recitales), además era hijo adoptivo de uno de los hombres más multimillonarios de su país. La joven se había enamorado de él y se había propuesto conquistarlo, aunque no era la única, ya que Melissa todavía seguía interesada en él y era una gran amiga de Leo.

Braulio, por su parte, fiel a su palabra, durante ese año no había dejado de contactar a Eli, incluso le decía que en cuanto pueda iría a visitarla a Crocrentad, y así lo hizo un día sorprendiendo a la joven con su visita inesperada.

—¡Braulio¡ — decía sorprendida Eli, tras abrir la puerta del departamento donde vivía.

—Eli hermosa, salí de vacaciones y vine a visitarte — respondió el joven, abrazando a la sorprendida castaña.

—Pues no me esperaba tu visita — expreso Eli, con una sonrisa plasmada en su rostro.

—¿Estás con alguien? — dijo en tono celoso Braulio, caminando dentro del departamento de la joven.

—No, claro que no, ¡Cómo se te ocurre!, es solo que no esperaba que vinieras — respondió la joven, tomando el brazo de su amigo, antes de que ingrese a su habitación.

—¿Por qué no quieres que ingrese?; nos conocemos desde niños, y quiero dejar mi maleta en tu habitación hasta que consiga hotel donde quedarme — pronunció Braulio, girando la perilla de la habitación de la joven donde todo estaba en completo desorden.

—Estoy haciendo el aseo, por eso no quería que ingreses — contesto Eli.

—Pensé que había personas encargadas de eso — dijo Braulio

—Pues prefiero hacerlo yo, al menos el aseo de mi habitación — respondió la joven, mientras el rubio, miraba a una muñeca de trapo que se encontraba sobre una cama.

—La trajiste — pronunció Braulio, mirando la muñeca de trapo que estaba sobre la cama de la castaña.

—Sí, es lo más valioso que tengo — respondió Eli, con cierta nostalgia en su voz, mientras el rubio se acercaba más a la cama, para ver a la muñeca.

—Eli, ¿Por qué valoras tanto esta muñeca?, tú con el dinero que mis padrinos te dan tienes cosas mejores — expreso el joven.

—Me lo dio una persona muy querida — dijo la castaña.

—Ya entendí — contesto el rubio.

—Deja tu maleta aquí, voy a prepararte algo — agrego Eli, saliendo de su habitación mientras el rubio la observaba.

—«Esta muñeca así como la que le destruyo Malena, se la dio algún niño del orfanato, algún niño que fue el primer amor de Eli, por eso ella siempre la anda con ella, además por lo que me acabo de dar cuenta ella no lo puede olvidar aún» — pensó Braulio sin notar el nombre que había en el vestidito de la muñeca.

En tanto, en uno de los pasillos de una prestigiosa universidad de Metrópoli, una castaña de ojos claros platicaba con apuesto joven de cabellos negros y ojos azules.

—Acepta mi invitación bombón, no me la rechaces otra vez — decía Malena, sonriéndole al joven de ojos azules.

—Está bien, este fin de semana no tengo práctica en el conservatorio — expreso Leo, con calidez.

—¡Gracias¡ ¡muchas gracias no te arrepentirás¡ — agrego Malena, abrazándolo mientras a la distancia un par de chicas junto a un joven de ojos verdes miraban la escena.




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