Pasaron cuatro años desde que Leo se hizo novio de Malena, a pesar de no estar enamorado de ella. Cuatro años durante los cuales Leo, se resignó a la idea de que nunca volvería a ver a su amor de niñez, y tomo la decisión, de poner todo lo mejor de él, para que su noviazgo funcione, y ello así fue, Malena y él, llevaban cuatro años de una sólida relación, en donde si bien, Leo, no amaba a su novia, aprendió a quererla y confiar plenamente en ella, y por ese gran cariño que le tenía y por temor a perderla, como alguna vez perdió a Eli, él siempre trataba de complacerla en todo lo que ella deseara.
Por su lado Eli, en esos cuatro años, ya se encontraba cursando el último año de su carrera, y su retorno a Metrópoli cada mes que pasaba era más cercano. Ella, durante esos años, cambio aún más su carácter a tal punto de no importarle lo que ella despertaba en los jóvenes que sentían atraídos por ella, con quienes salía, coqueteaba, pero nada más, alimentando la esperanza en ellos de algún día ser elegidos por ella para convertirse en su primer novio.
Eli, durante su estancia en Ciudad Imperial, conoció en la universidad del mismo nombre a una joven de cabello rubio y ojos azules, llamada Paulina, quién se convirtió en su única amiga en ese país. Paulina también era amiga de Braulio, pero solo ello amigos, pues este seguía guardando sentimientos por Eli, a pesar de que había estado saliendo con algunas chicas, e incluso tuvo algunos romances cortos. Eli, también tenía una amiga que hizo por el chat, con la cual encontró una química inmediata desde que cruzaron palabras en el chat de un curso virtual, y desde entonces mantenía comunicación con esta todos los fines de semana, sin imaginar que esta conocía al niño (hoy joven) que conoció en el orfanato a quien juro olvidar, pues creyó que él hizo ello, “Olvidarla”
—Se te ve espectacular Eli — decía la rubia, tras ver a la joven castaña salir del vestidor, enfundada en un sexy vestido de noche, de color rojo.
—Pues tú no te quedas atrás Pau — respondió la castaña, observando a su amiga, que llevaba puesto un vestido color azul noche.
—¿Los llevamos entonces? — añadió la rubia, con una amplia sonrisa en su rostro.
—Claro —respondió Eli — mirando su silueta en un gigantesco espejo.
—¿Y con cuál de todos irás Eli? — agrego en tono curioso la rubia, haciendo una breve pausa para acotar — A veces me dan pena esos pobres chicos.
—¿Por qué?, Yo no tengo la culpa de que ellos anden tras de mí — dijo con frialdad la castaña.
—No claro que no, como vas a tener la culpa, si tú solo los ilusionas — respondió Paulina, con una sonrisa plasmada en su rostro.
—Eso sonó a reproche; y el que tu hermano sea uno de los que me andan rogando no es mi culpa — contesto la castaña.
—Hay Eli, cambiaste mucho, cuando te conocí, no eras así, parece que ni te importaran los sentimientos de los demás desde hace algunos años — dijo la rubia.
—A nadie le importo los míos, ¿Por qué a mí me tendría que importarme lo que sientes los demás?, además ellos se conforman con los minutos que les doy, por algo no dicen nada — añadió Eli, con frialdad.
—Sí, es cierto, se conforman con los pocos minutos que les das, y siempre están pasando por alto los desplantes que a veces les haces, pero hacen ello pues guardan la esperanza de conquistarte, por ello, ninguno tiene novia desde que te conocieron, y lo digo yo, que conozco a cada uno de tus pretendientes, desde hace mucho antes de que tú los conocieras pues muchos de ellos son hijos de los socios de mis padres o estudiaron conmigo en la escuela — pronunció Paulina.
—Ya Pau, eres peor que Braulio, ya parece que ni recordaras que fueron ustedes los que me dijeron que le diera oportunidad al amor, ¿No?, entonces, ¿Por qué me juzgas?, si solo estoy haciendo ello ahora — dijo Eli, molesta.
—Eli, si te dije eso y Braulio también; pero al decir que le dieras una oportunidad al amor, no nos referíamos a lo que estás haciendo con tu vida, y lo digo, no solo en mi nombre, sino también en el de Braulio, pues sé que él piensa como yo, por algo me cayó tan bien cuando me lo presentaste e inmediatamente nos hicimos amigos — expreso Paulina, haciendo una breve pausa para añadir — Eli, tú solo juegas con los sentimientos de los chicos que ponen los ojos en ti, es más, a veces me parece que quisieras demostrarle a alguien que eres muy feliz cuando en realidad no lo eres, por ello considero que deberías decirte ya por uno.
—Pues no lo haré, por ahora estoy bien así, además me conviene mantenerlos a todos ilusionados, también son los hijos de los socios de mis padres, con ayuda de ellos sus padres invertirán más en los negocios de los míos y la fortuna de mi familia crecerá más —con agregó con frialdad la castaña.
—No entiendo, ¿Por qué te comportas así Eli?, dices que soy tu única amiga en este país, pero a veces siento que no es así, que no confías lo suficiente en mí, que me ocultas algo….
—Sabes, ya me cansé de oírte, como ya lo acordamos, me llevaré esté — dijo Eli, entrando al vestidor, para sacarse el vestido y ponerse su ropa, mientras pensaba: «Perdóname Pau, no es que no confíe en ti, tú de verdad eres mi única amiga en este país, y confío en ti, pero me da pena comentarte que me siento tan tonta, pues cada minuto que pasa me doy cuenta que aquel juramento que hice con Leo, no valió de nada, pues él nunca me busco, y por ello a mí no me importa más el amor, solo me importa el dinero y el tener todo a mis pies, aunque a pesar de ello tu recuerdo me persigue y no he podido deshacerme de él ni de la muñeca que me regalaste»
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Editado: 15.11.2024