Un grupo de jóvenes platicaban, mientras observaban a otro joven de ojos color cielo y mirada meditabunda, dejar de tocar su pieza musical, haciendo que otro joven que estaba a unos metros de él se le acercara.
—¿Qué le sucede a Leo?
—No lo sé, desde el día de su compromiso lo veo así meditabundo.
—Cierto — pronunció uno de los jóvenes.
—Ya paso una semana de ello y sigue igual — agregó con tristeza, otro joven.
—No comprendo, se supone que se comprometió por amor ¿No? — expreso otro de los jóvenes presentes.
—Pues eso suponemos todos, pero sus ojos nos dicen otra cosa, ¿No?, ¿Será que Malena lo manipulo?, ya sabemos que él siempre la complacido en todo, pues tenía miedo de perderla como a su amiguita del orfanato de la que tanto nos hablaba — pronunció el primer joven que había dado inicio a la plática.
—Puede ser — respondieron los demás, sin dejar de mirar al joven motivo de platica y a otro joven que se le había acercado.
El joven de ojos color cielo, estaba tan inmerso en sus pensamientos que ni noto el momento en que su hermano llego junto a él, para colocar una de sus manos en su hombro al tiempo que añadía:
—¿Qué tienes Leo?, si sigues así, hasta Malena puede darse cuenta de tu tristeza.
—Hace unos días fui a verla, dice que me odia — pronunció entristecido el joven de ojos color cielo.
—Leo, no es correcto que hayas ido a verla — contesto Enrique.
—El señor Camphell me encontró en su oficina — añadió el joven de ojos color cielo, haciendo que el otro joven, se torne preocupado.
—¿Y qué te dijo?
—Nada, yo salí de la oficina de Eli, antes de que me dijera algo — respondió Leo.
—Hermano, piensa bien las cosas, aún no te has casado con Malena, tu boda será para dentro de un año, entonces las cosas podrían cambiar, pero primero asegúrate de lo que ella en verdad siente por ti, creo que ella también estuvo esperando a que tu cumplieras el juramento, por eso, la noticia de que te convertiste en el prometido de Malena, la lastimo tanto — contesto Enrique, dejando pensativo a su hermano.
Pero Leo, no era el único que, tras el encuentro con su primer amor, no dejaba de atormentarse sobre su futuro, un futuro, en el cuál él no quería verse junto a Malena, sino junto a quien era su primer y único amor Eli. Por su parte, a ella de alguna manera le pasaba lo mismo. Eli, tras su encuentro inesperado con Leo, no dejaba de pensar en él, y en su futuro, en un futuro, lleno de desdicha para ella, si desdicha, pues ella sabía que no podría amar nadie más que a Leo, quien le estaba prohibido desde ya a ella, pues era el prometido de Malena, la sobrina de sus padres adoptivos. Eli, ese día, había decidido no asistir a la constructora de su padre, dejando todos los pendientes a cargo de Braulio, claro, sin que su padre adoptivo lo supiera. Ella necesitaba relajarse, y para ello, aprovechando el caluroso día en que se encontraban decidió tomar un poco de sol, junto a la alberca que había en la casa de los Camphell.
—Hoy no quiero pensar en nada — dijo para si la joven, mientras tomaba asiento en una silla de playa, segundos después, se coloco unos lentes oscuros y cerro sus ojos.
Tras algunos minutos le pareció escuchar unos pasos, los cuales parecían acercarse más y más al lugar donde ella estaba. De repente una voz que tanto detestaba pronunció su nombre, haciendo que ella abra sus ojos.
—¡Hola Elizabeth¡ — escucho.
—¿Qué haces aquí? — respondió molesta la joven de ojos color miel, posando su mirada en la joven que le hablaba.
—Vine a visitar a mis tíos y como te vi quise saludarte — pronunció con cierta ironía Malena.
—¡Saludarme! expreso con ironía Eli.
—Sí, saludarte y platicar un poco contigo, ya que el día de mi fiesta de compromiso no pudimos hablar casi nada, pues tu parecías estar a la defensiva, aunque esa siempre ha sido tu actitud conmigo — agrego con sarcasmo Malena.
—No somos amigas, por lo tanto, no tenemos nada de que platicar — respondió Eli, con firmeza.
—Cierto, no somos amigas, pero lamentablemente como mis tiitos te adoptaron, somos familia, así ello no me guste, por lo mismo, debes tratar de sobrellevarme — añadió Malena, con una sonrisa burlesca. ¿Qué te pareció mi prometido?, bello verdad — añadió, sonriendo de manera sarcástica, haciendo que la otra joven, sienta todo quemarle por dentro.
—¡Qué irónica que es la vida! Tú que tanto me odiabas por huérfana, te casarás con un huérfano — dijo Eli, de manera irónica.
—¿Cómo sabes eso? — expreso Malena, fingiendo desconocimiento.
—Tu querido prometido, estuvo en el mismo orfanato que yo — dijo la joven de ojos color miel, sonriendo de manera irónica.
—Ah sí, no lo sabía, Leo nunca me lo comento, además ni te reconoció cuando los presente, claro como a él lo adoptaron muy pequeño no se debe acordar de ti — contesto Malena, con la misma ironía lastimando el corazón de la pobre castaña.
—Pues yo tampoco me acordaba de él, pero como me enteré de casualidad sus orígenes, me di cuenta de las ironías de la vida — respondió Eli, mintiendo con la mayor calma que pudo.
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Editado: 14.12.2024