Un joven de ojos color cielo sonreía tras haber pronunciado unas palabras que dejo atónitos a sus familiares, excepto a uno de estos que ya intuía en motivo de su felicidad, y que solo sonrío ante las palabras de Leo.
—¿Estás bromeando hermano? — expreso Matías, con la mayor calma que pudo, mientras su hermano mayor lo observaba.
—No, no es una broma, no puedo continuar con ese compromiso, por ello considero que es mejor detener el mismo ya — respondió Leo.
—¿Por qué quieres detenerlo? — dijo preocupado el señor Colbergs.
—No me siento preparado para dar un paso tan importante en mi vida — contesto el apuesto joven con calma.
—Comprendemos ello hijo, pero debiste de pensarlo antes de pedir la mano de Malenita. Ella, ya está buscando hasta la iglesia — expreso preocupada la señora Colbergs.
—Mamá, papá, yo no amo a Malena, la quiero mucho, pero no la amo — decía Leo, con calma.
—¿Es por alguna otra chica? — pronunció el señor Colbergs, mientras su esposa miraba al joven de ojos color cielo, y recordaba la plática que tuvo con él, el día de su fiesta de compromiso, precisamente tras la misma.
—«Será que quiere cancelarlo por su amiguita» — pensó la señora Colbergs, mientras Enrique posaba su mirada en Leo.
—Sí, es por una chica, pero no cualquier chica, es por el amor de mi vida — expreso Leo, confirmando con su respuesta la sospecha de su madre adoptiva.
—Leo, ya hemos hablado de ello — pronunció con firmeza la señora Colbergs, haciendo que su esposo pose su mirada en ella.
—¿Tú sabes a qué chica se refiere Leo? — dijo el señor Colbergs con firmeza, mirando a su esposa.
—Si.
—¿Quién es esa chica? — añadió el señor Colbergs intrigado.
—Yo te lo explicaré papá — pronunció Leo, con firmeza.
—Bien, te escucho…
Leo, le comento a su familia sobre su inocente amor por Eli cuando era niño, les hablo así mismo de su juramento, también de todo lo que él había sentido al volverla a ver y sus encuentros posteriores a su compromiso.
—Eso es increíble, la hija de los multimillonarios Camphell, resulto ser la niña a la que fuimos a ver al orfanato y a la que tu tanto buscabas a cada lugar que íbamos — pronunció el señor Colbergs sorprendido.
—Sí padre, así es Elizabeth Camphell, a quien yo llamo Eli, resulto ser mí primer amor, y ahora que nos hemos vuelto a encontrar nos hemos dado cuenta que nuestros sentimientos de niños crecieron más, nos enamoramos padre, no fue un juramento de niños, es amor de verdad lo que los dos sentimos — contesto Leo, mientras sus ojos brillaban de felicidad.
—Comprendo ello, pero ¿Cómo crees que se sentirá Malena cuando rompas el compromiso por su prima? Los Camphell, son muy poderosos hijo, tal vez más que yo, tienen muchas influencias podrían destruirnos y yo no podría hacer nada para protegerte a ti ni a mi familia — decía el señor Colbergs preocupado.
—Por eso, por ahora ella ni sus padres ni nadie de esa familia excepto Eli, sabrán el verdadero motivo de la ruptura del compromiso, yo tampoco quiero que les hagan daño, ni a ustedes ni a Eli, porque de hecho pueden hacerle daño, después de todo no es una Camphell de sangre, además ella quiere renunciar a este apellido, Eli, quiere tu ayuda padre para recuperar su apellido biológico — agregó Leo.
—Hijo, no sé qué decirte, sabes que yo siempre te apoyare, pero lo que tengas que hacer hazlo con cuidado y claro que apoyare a esa niña, pero cuando sea el momento adecuado, ahora no podemos hacer nada — respondió el señor Colbergs con la mayor calma que pudo.
—Claro padre, lo sé, de igual manera, ¡Gracias papá por siempre apoyarme en mis decisiones¡ — expreso el joven con una cálida sonrisa plasmada en su rostro.
Tras ese cruce de palabras, los Colbergs continuaron cenando. Una hora después Leo fue a su habitación, en donde no durmió tranquilamente, pues toda la noche se la paso buscando las palabras adecuadas para terminar su relación con su aún prometida.
Al día siguiente, tras solo beber un vaso de jugo, Leo decidió ir a casa de Malena, para terminar su relación, pues él consideraba que alargar algo que nunca se daría solo aumentaría el dolor de su hasta ahora prometida.
—Amor — expreso Malena, al verlo, acercándose a saludarlo mientras este evitaba el beso, que su aún prometida quería darle. ¿Qué pasa?, aún te duele — añadió.
—Malena, necesitamos hablar — respondió Leo, con firmeza.
—¿Qué te sucede porque tan serio? — expreso entono intrigado la joven.
—Malena, no podemos seguir adelante con la boda, no me casaré contigo — expreso Leo, dejando atónita a la joven.
—¿Qué dices?, ¿Estás bromeando? ¿Verdad? — contesto Malena, de manera calmada.
—No, estoy rompiendo nuestro compromiso — respondió Leo, con calma, mientras pensaba — «Es mejor así, no puedo estarme con rodeos, solo le haría más daño»
—No puedes romperlo, ya separé la iglesia, incluso ya me están confeccionando mi vestido, además ¿Por qué me estás diciendo esto? — expreso la joven aún confundida.
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Editado: 14.12.2024