Lo Que Juramos

EPÍLOGO

Ya había pasado seis meses desde el matrimonio de Leo y Eli, seis meses lleno de mucha felicidad para ambos. El talento de Leo se había expandido aún más durante esos meses, recibiendo muchas invitaciones de otros pueblos e incluso países para que él de conciertos en ellos, conciertos a los cuales siempre iba acompañado de su esposa Eli, además la escuela de música que había recibido como regalo de bodas, era todo un éxito en Metrópoli, y ello llenaba de orgullo a los Colbergs.

Eli por su parte había ayudado al señor Camphell, a cerrar jugosos proyectos, pero el proyecto que a ella más satisfacción le produjo poder cerrar, fue el de la construcción de la nueva infraestructura del orfanato, proyecto que estaba bajo su cargo, y el cuál era patrocinado por su esposo y los amigos de este.

Desde el día en que ella obtuvo el permiso del alcalde y de la directora del orfanato para la construcción de la nueva infraestructura de este, estuvo muy emocionada elaborando los planos para los mismo, y cuando llego el momento de hacer realidad lo que tenía plasmado en su laptop, ella se encargo personalmente de supervisión de la obra, hasta verla concluida. Pero durante esos meses, específicamente, hace un mes, ella recibió una bella noticia, la cual resguardo con mucha discreción, pues quería darla a saber en una fecha especial, y que mejor fecha, que el día de la inauguración de la nueva infraestructura del orfanato.

—¡Gracias! —decía la directora del orfanato, tras acercarse al lugar donde segundos antes Leo y Eli, habían cortado con unas tijeras un lazo, dando así por inaugurada la nueva infraestructura del orfanato.

Eli y Leo, solo sonrieron, mientras observaban a los niños del orfanato disfrutar de los juegos mecánicos que se habían instalado en el mismo.

—¿Ahora si me darás mi sorpresita? — expreso Leo, al oído a la castaña, mientras la abrazaba a él por la espalda.

—Te dije que te la daría en nuestro lugar preferido del orfanato — contesto Eli, sonriendo.

—Pues entonces vamos para allá, muero de curiosidad, llevas semanas muy misteriosa, y lo peor de todo es que no logro sacarte nada de información — expreso Leo, sonriendo, mientras se agachaba para que la castaña subiera en su espalda como cuando eran niños.

—Hay Leo — dijo Eli, mientras sonreía, al recordar ello y subió en la espalda del joven de ojos color cielo.

—La llevaré a nuestro lugar preferido del orfanato mi bella princesa — pronunció el joven.

—¡Gracias mi galante caballero¡ — contesto Eli, sonriendo.

Leo llevo a Eli, hasta el viejo árbol de manzano, al llegar a este, s para que inclino para que esta bajase con cuidado.

—¿Ahora si me darás mi sorpresita? — dijo Leo, emocionado como si fuera un niño.

—¿Estás preparado? — respondió la joven, con una dulce sonrisa.

—Sí — expreso con firmeza el joven.

—¡Seremos papás¡ — pronunció Eli, con una bella sonrisa, mientras el joven de ojos color cielo quedo estático. ¿Qué sucede?, ¿Acaso no te gusta la idea de ser padre? — añadía la castaña, con tristeza.

—¡Eh¡ sí, si, como no me va a gustar ser padre y mucho más si ese bebé que llevas en tu vientre es producto de nuestro amor, lo que pasa es que no me lo esperaba tan pronto, apenas llevamos 6 meses de casados, le ganamos a Enrique y Clarisa que se casaron antes que nosotros, por eso me sorprendí — respondió Leo, sonriendo, mientras se acercaba a la castaña a abrazarla.

—Ahora tendremos nuestra propia familia — dijo la Eli, con una bella sonrisa en su rostro.

—Sí, es cierto — contesto el joven con calidez, haciendo una pausa para agregar — ¿Soy el primero en saberlo?

—Si amor…

—Entonces, habrá que organizar una reunión familiar para dar la noticia — pronunció el joven de ojos color cielo.

—Si, organicémosla — dijo la castaña, haciendo una breve pausa para agregar — ¿Para cuándo sería?

—Creo que podría ser mañana mismo, ¿No?

Los jóvenes tras ponerse de acuerdo en el día y hora para reunir a sus familiares para darles la noticia de que serían padres, volvieron con los niños del orfanato, y compartieron unos minutos más con ellos, luego de los cuales retornaron al lugar donde vivían.

El día posterior a la inauguración de la nueva infraestructura del orfanato, fue el día elegido para dar la noticia del embarazo de la castaña, para ello, Eli y Leo, contactaron a sus familiares y los citaron en uno de los restaurantes del pueblo, para que compartieran una cena, y aprovechando la misma darían a conocer la noticia.

—¿Un bebé? — dijeron los padres adoptivos de ambos, con unas amplias sonrisas en sus rostros.

—Sí — respondieron felices Leo y Eli.

—Es una gran noticia — expreso la señora Camphell, mientras su esposo asentía.

—No puedo creer que sean los primeros en darle su primer nieto a mis padres — decía Enrique, que estaba junto a su esposa.

—¡Te felicito amiga¡ — pronunció Clarissa, abrazando a la castaña.

—¡Gracias!

—Un nuevo integrante para la familia — decía la señora Colbergs, emocionada, mientras su esposo e hijo menor sonreían.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.