Lo que la envidia nos arrebató.

Capítulo 2. Nacimiento y sus sentimientos.

 

 

Al llegar al lugar que me había dado la agencia para mi estadía me acomodé lo mejor que pude, a los días empecé a sentirme mal, fui al médico llevándome la gran sorpresa de mi vida, estaba en perdió de gestación tenía dos meses de embarazo.

 

Recordé perfectamente como fue que sucedió, ese día no me había tomado la pastilla y Ariel no había usado protección, según dijeron no pasaba nada no me percate y mucho menos me preocupe por que el periodo me vino, pero no de forma abundante y el último mes estaba tan ocupada terminando los arreglos para la boda y terminado el trabajo pendiente para poder irme de luna de miel sin problemas ni preocupaciones.

 

Ya ese ser que había comenzado a crecer dentro de mi estaba ahí y no podía hacer nada, además era producto del amor que sentía y siento aún por Ariel, no sé si él siente lo mismo que yo.

 

Mejor no pienso en él ya estoy cansada de llorar por alguien que en solo tres días me cambio.

 

Acarició mi vientre ya entre a al mes número ocho, el tiempo ha pasado tan rápido pero aun así no se ha llevado lo que siento por Ariel mi primer amor.

 

—Arely deberías ya tomarte tus vacaciones de maternidad—.

 

—Se lo he dicho millones de veces—.

 

—Señor Piré buenos días—.

 

—Ya veo los dos están confabulan do para que me vaya ya, no quieren verme la cara, es eso—.

 

—Como que no queremos ver tu cara si tienes unos ojos preciosos Arely—.

 

—Si es verdad, pero yo no quiero que te caigas de esa silla o te resbale en el piso, me muero si algo le pasa a mi sobrino—.

 

—¿Y yo que?

 

—Tú también pero más me dolería mi sobrino—. Niego.

 

—Dentro de unas semanas me tomo mis vacaciones no quiero dejar nada pendiente y sobre todo no quiero sobrecargar te de trabajo Yajaira—.

 

—Eso si—. Yajaira y él señor Piré que no tiene nada de señor son las únicas personas que me han ayudado, Piré es el dueño de la empresa y es un amor de persona al igual que su esposa y sus hijas.

 

Me sumerjo en mi trabajo las horas se pasan y sin darme cuenta ya es la hora de la salida.

 

—Te espero esta noche en casa las niñas se mueren por verte—.

 

—Ahí estaré—. Bajé por el elevador y subí al auto.

 

Al llegar al apartamento me despoje de mi ropa. Hablé con mi madre por una hora, me duché y fui con mi segunda familia, compartimos la cena y platicamos de temas tribales.

 

—Arely donde está el papá de tu bebé—. El pecho se me oprime de solo pensar en él y saber que mi hijo y yo hemos estado solos todo este tiempo, le dije mil veces a Valeria que le comunicará que estuviera la decencia de recibir mis llamadas, lo llame a su casa y nunca pude hablar con él, lo último que supe fue que cambio de número y que ya no lo molestara más, así que deje de insistir.

 

—Mara nena no hagas esas preguntas—. Le dice Carol su madre.

 

—Si le hace falta un papi a tu bebé papá puede ser su papi verdad papá—.

 

—Gracias Jenny, pero si dejas que tu papá sea el papá de mi bebé con quien te vas a quedar tu y Mara además tu mami se enojaría mucho—. Le sonrió disimulando mi dolor de recordarlo.

 

—No mejor no te presto a mi papito—.

 

—De acuerdo nos vemos—. Depósito un beso en ellas.

 

Las semanas transcurrieron tan rápido que ya estaba despidiendo me de mis amigos para ir a visitar a mi madre y hermana, las extraño tanto, desde que me mudé para acá no las he visitado por muchas razones sobre todo por él.

 

Pero voy a ir por esta semana por que no podré viajar hasta que el bebé tenga unos cuantos meses.

 

Me despido de mis amigos y subo al avión solo serán unas dos horas sentadas.

 

Al llegar a mi ciudad subo a un taxi que me lleve a la casa de mi madre.

 

Al llegar toco la puerta y espero que me habrá por ella sale mamá y me mira de arriba abajo.

 

—¡Arely! —. Exclama como si no se creyera que este aquí.

 

—Hola mami—. La abrazo como puedo ya que mi vientre no me deja. —Perdón por no venir antes mamá—.

 

—No mi amor perdóname tu a mi—.

 

—No mami no tengo que perdonarte nada—.

 

—Pasa no nos quedemos aquí como éstas como has estado—.

 

—Bien mamá, supe salir adelante por este ser que tengo en mi vientre, él me necesita—.

 

—¿Y el padre donde esta? —.

 

—Su padre no importa ya—.

 

—Arely Ariel es el padre...

 

—Mamá estoy aquí porque quería verte no quiero saber nada de Ariel ni de nadie más—. Después de eso mamá no toco el tema de Ariel.

 

Al día siguiente la invité a comer, en el restaurante me encontré con Karina y Marcos unos amigos que teníamos en común Ariel y yo.

 

—Arely wao que alegría volver a verte—.

 

—Hola chicos a mí también me da gusto volver a verlos—. Me levanté y al hacerlo ellos me miraron petrificados.

 

—Entonces fue verdad—.

 

—¿Verdad que?

 

—Que engañaste a Ariel y encima estás esperando un hijo de tu amante—.

 

—Karina por favor—.

 

—Debiste quedarte donde estabas—. Sentí una punzada en el vientre.

 

—Estas bien Arely—. Negué.

 

—Creo que mejor nos vamos mamá—. Al dar el paso sentí un fuerte dolor que me hizo doblar.

 

Por esta razón no quería regresar, sabía que cuando me vieran me iban a juzgar sin saber cuál era la verdad y ya no importaba.

 

—Lo mejor será llevarte al hospital hija ya entraste en labor—.

 

—Déjame ayudarte Arely—.

 

—¿Ya pero aún no es tiempo aún faltan cuatro semanas para que nazca? —. Estaba feliz porque al fin conocería a mi hijo, pero por otra estaba triste porque su padre no estaría con nosotros además que ni siquiera sabía de su existencia.



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En el texto hay: celos, amor, envidia

Editado: 17.08.2022

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