Después de esa lluvia de estrellas dejé de recibir recuerdos al azar, como si se hubiera extinto con el último lucero que cerró la noche y dieran paso al nuevo día con los primeros rayos, el amanecer.
¡Ya no aparecían más! ¡Capish! ¡Capush! ¡Desaparecieron!
Pero no mis esperanzas, aunque el cielo de la madrugada me marcó un mal comienzo del día, no me iba a rendir en buscar al chico sin nombre que tanto había presumido mis sueños esa lejana noche. Lo encontraría, era un hecho. Aprovecharía cada rastro de tiempo que me quedaba en mi "visita" a mi pequeña Venecia.
Marcada la trayectoria a nuestra meta, May me dio un aplauso, orgullosa, y sacó de su maleta, en papal doblado en cuadrados, la cartelera soñadora, ésa en la que habíamos trabajado en Miami desde que desperté del accidente. Ubicamos en los espacios los recientes sueños que había tenido desde que llegamos a nuestro país natal, unimos hilos y en una buena idea decidimos algo que nos costaría mínimo un día y por lo tanto necesitaríamos varias cosas, entre ellas un transporte.
—No, no, no. Me niego —Se rehusó completamente mi hermana.
—¿Qué? Pero May...
—No, ya dije.
—A ver —Respiré, aclarando mis ideas para buscar la fuente de su negación con la mente fría—, ¿por qué no puedes pedirle a Ricardo que nos lleve?
—Porque no es no.
—No, es sí.
—¡No, es no y ya! —Se alteró, sentándose malhumorada en la cama conmigo de nuevo.
—Mayriol, vamos —Insistí, necesitaba convencerla—. Es por una buena causa.
—Lo sé, pero... No-no quiero molestarlo —Se tiró a la cama tomando la almohada, tapándose la cara.
Alcé una ceja, había algo raro que no me cuadraba de todo esto, al fin y al cabo, no hacía un par de horas esos dos parecían pinky y cerebro jugando a quien contaba más estrellas fugaces mientras corrían uno detrás del otro, tal cuales niños de preescolar y, ¿ahora ella se rehusaba a pedirle un favor? Extraño. ¿Gato encerrado? Si. ¿Empanadas? Dos por favor. ¿Hotel? Trivago.
—¿Pasó algo? —Mordí la arepa, estábamos desayunando—. ¿Qué cosa te hizo para que no quieras verle ahora? ¿No eran best friends forever?
—Ay, Milagros, por favor mastica y traga —dijo asqueada, había hablado con la boca abierta.
—Respóndeme, entonces.
—Bien —bufó y sonreí luego de tragar. Era fácil hacerla molestar.
—No quiero llamarlo —Estaba tal cual vivo tomate.
—¿Por qué? —Interrogué.
—Porque de madrugada, cuando Asim y tú compartían el telescopio, él... Me besó.
Tres segundos con retardo después abrí la boca llena de comida, tan sorprendida como lo estaría un venezolano que oyera anunciar oficialmente al presidente del país que se baja del poder.
—¡¿Qué?!
—¡Milagros, que tragues! —gritó asqueada.
—Perdón —Tragué la comida—. Muy bien —Puse la misma expresión de antes— ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
—Ya dije: esta madrugada cuando Asim y tú compartían el telescopio.
—Pero ¿en qué momento? Nos lo vi.
—Estaban muy sumidos en su otro mundo entonces —sonrió con perversión.
Yo debería estar haciendo eso. La imité.
—¿Y ustedes besuqueándose?
Unos minutos de silencio y May no aguanto más, estallando como olla de presión, toda roja y acalorada, y pensar que estábamos solas en el cuarto de nuestros padres con el aire encendido.
—No es... que nos besuqueamos, él me beso de pico, así chiquito de pronto, luego yo modo como: ¿qué te pasa, te pica ese culo?; no dijo nada y volvió a intentarlo. Le pegué en el hombro y luego empezamos a correr por la playa y que "jugando a contar estrellas".
"Oh así que fue eso…". Pensé, a punto de reírme.
—Pues misterio resuelto.
—¿Que? ¿No me dirás nada?
—¿Para qué? Si te gustó, ok, chevere, y si no, también. No nos queda tiempo, si queremos iniciar nuestro plan y tener, aunque sea mínima, oportunidad de encontrarlo es ahora o nunca. Así que mamacita recoja esa maleta de la cama y llame a su amiguito, necesitamos transporte y eso es YA.
Y sin esperar respuesta mordí de nuevo mi arepa y salí de la habitación, dejándola con la palabra en la boca. Hace tiempo que quería hacer eso.
✳ ✳ ✳
—¿Agua? —Empezó a enlistar.
—Lista.
—¿Cámara?
—Aquí —La saqué, revisando que las pilas estuvieran en su estuche aparte.
—¿Teléfonos?
—También —Los enseñé.
—¿Con batería? —Revisé y asentí verificando.
—Completa —Guardé de regreso—¿Chuchería?