Llevamos una hora en la feria y sin duda ha sido todo muy divertido. Comenzamos con los típicos juegos que muchas personas aseguran “tener truco” pero truco o no, yo gané el de golpear unas botellas de vidrio y obtuve una tortuga para Leonor, es rosada con el caparazón de arcoíris.
Anthony y Hugo sí que son competitivos entre ellos, se lo toman muy enserio pero mientras discuten por quien es el perdedor y todo eso, se ríen y no se ven para nada enojados entre ellos.
Leonor quería ganarse un pez dorado pero un juego de lanzar un chorrito de agua a unos payasos era imposible de ganar. Los tres lo intentamos varias veces pero no lo logramos, el pez dorado de Leonor (que ya lo había llamado Patagonia) seguirá en esa pecera por más tiempo.
Le pregunté por qué quería llamarlo Patagonia y me respondió que era por mi camiseta, bajé la mirada y leí “Ve a la Patagonia y quédate ahí”
—Necesito hacer pipí —pide Anthony deteniéndose frente a un puesto de comida—. Esperen aquí.
Leonor levantó la mano. —Yo también quiero por favor, después vamos a los juegos grandes ¿Sí?
Asiente. —Bien, vamos —mira a Hugo—. Quédense aquí, ya venimos.
Ambos corren hacia los baños tomados de las manos, con la otra mano Leonor lleva a su tortuga.
Me tomo un segundo para observar el lugar, las personas han venido en parejas, en grupos de amigos y en familia, cualquiera que me viera aquí con ellos asumiría que soy una más del montón. Solo alguien con sus amigos, con sus familiares tal vez.
—Le agradas a Leonor —Hugo dice peinando su cabello—. También a Tony, claramente —sonríe—. Te estas robando a mis hermanos.
Niego. —Tú te has robado a mi abuelo, ayer me habló de lo maravilloso que eres.
—Lo soy —dice, levantando sus manos.
Entorno los ojos. —No lo creo, no mucho.
Él da un paso hacia mí. —Eso es porque no has pasado suficiente tiempo conmigo, si lo hicieras, verías lo asombroso que soy.
—Sí, claro —digo—. Prefiero no saberlo. Además, pensaba que mi abuelo era quien quería que pasáramos más tiempo juntos, no tú.
Hugo permanece unos segundos en silencio. —No me opongo a hacer nuevos amigos.
Bufo. —Pues eso no parecía cuando nos conocimos, no te ves muy amigable.
Junta sus cejas. —Um, disculpa pero soy un buen chico —cambia el peso de su cuerpo de un pie al otro—. No olvides que mis padres son los mismos que Tony, me criaron igual de bien.
Coloco un mechón detrás de mi oreja. —Puede ser pero entre tú y Anthony hay diferencias, él sí quería hablarme desde el comienzo.
Sonríe de lado. —Porque le gustaste desde que te vio.
—Puedes ser…
Niega, acercándose más. —Es la verdad, Tony piensa que eres linda y muy interesante —me observa directamente a los ojos—. Te ves cómo alguien diferente al resto, bueno, eso dice él.
Anthony también es distinto a todos. —Pues no se equivoca.
Inclina su rostro. — ¿Entonces pasas más tiempo con él porque le gustas? ¿Eso no es algo egocéntrico?
Pongo los ojos en blanco, claro que no es así. —Anthony sabe por qué paso tiempo con él —no le debo explicaciones a nadie—. Y eso es todo lo que importa.
—Ah —se cruza de brazos—. Entiendo, te gustan los rubios.
Me tomó unos segundo entender lo que está asumiendo, cree que a mí me gusta. — ¿Cuántas veces tengo que repetirte que no me gusta tu hermano?
— ¿Dije su nombre? —me reta—. Yo dije rubios, Tony no es el único rubio del mundo. Ya había cambiado de tema, ya no hablaba de mi hermano.
Ruedo los ojos. —La verdad no me gustan los rubios, no tienen nada de malo pero prefiero a los de cabello oscuro —sus cejas se elevan y me doy cuenta que parece que estoy insinuando algo—. Bueno, digo, de cabello negro.
— ¿Cómo el mío? —pregunta tocándose las puntas que caen sobre su frente y subiendo la mirada.
Niego con la cabeza. —No, me gustan más como el actor de “Misión imposible” pero de joven, obviamente.
—Ah, ¿Tom? —Se encoje de hombros—. Ya veo, ¿Sabías que mi abuelo se parecía a él cuando era joven? Algún día te mostraré una fotografía, verás que tengo razón —hace una pausa—. Espera, ¿Estás diciendo que te gusta mi abuelo?
— ¡No! —Subo la voz—. No, bueno, no digo que tu abuelo sea feo, pero bueno…
Se ríe a carcajadas. —Ya lo sé, te estoy molestando.
—Muy gracioso —digo, volteando el rostro intentando ver si Leonor y Anthony ya están cerca.
Él coloca una mano sobre mi hombro. Eso me toma por sorpresa, no me parece algo incómodo pero sí sorpresivo. —Lo soy —me mira con una expresión sería—, me alegra que hayas venido con nosotros, Belle.
Asiento lento y estoy consciente que parezco un robot. —Me estoy divirtiendo —tomo aire por la boca—. Em, ¿Habrá fila para el baño? Se están tardando.
Doy un paso hacia atrás y Hugo quita su mano, siento un hormigueo sobre mi hombro donde su mano descansó por unos segundos.
Intento recordar todas las veces que Anthony y yo hemos tenido algún tipo de contacto físico. Él me ha limpiado las lágrimas, nuestros dedos se han tocado y nuestros brazos también. Por alguna razón con Anthony se siente natural.
No quiero sobre pensar nada, solo sé que me agrada mucho Anthony, me la paso bien con él y ya no intento negar que me gusta la idea de ser su amiga, pero estoy segura que no me gusta.
Por otro lado Hugo y yo no hemos convivido mucho y quizás por eso con él no se siente igual. Tal vez si hubiera sido Anthony quien tocara mi hombro no me hubiera movido.
Muerdo mi labio y elevo la mirada al cielo que está comenzando a oscurecerse, en estos momentos me gustaría tener una mejor amiga o una madre para poder hablar del tema, tal vez incluso una hermana mayor.
Veo de lejos a Leonor acercarse saltando al lado de Anthony quien sonríe viéndola y pareciera que están cantando algo.
Leonor es muy afortunada, tiene dos hermanos que la protegen y cuidan, una madre cariñosa, un padre que la llama “princesa” y un abuelo que la consiente en todo. Me gusta la idea de formar parte de esa buena fortuna, ahora ella tendrá una hermana mayor.