Hoy es domingo y no veré a Anthony, ni mi abuelo verá a su amigo.
Estamos obligados a sentarnos con mi papá mientras comemos nuestra comida en silencio.
Yo ordené una sopa de hongos y un poco de pan con mantequilla, mi abuelo está tomando una sopa de tomate mientras que papá come pescado al limón o algo así.
— ¿Ya compraste tus cosas para la escuela? —pregunta papá limpiando sus labios con una servilleta de tela.
Niego. —Aun no.
Mi abuelo sonríe. —Ya la llevaré yo otro día, no te preocupes Dennis.
De todas formas pensaba comprarlas en línea.
Mi papá suspira viéndolo, luego sigue comiendo. No solo yo me siento una extraña con él, sé que mi abuelo se siente igual. Papá casi no habla con nosotros, y con mi abuelo siempre ha mantenido la distancia, como si no le agradara.
Diría que lo entiendo pero no, mi abuelo es un gran hombre dulce y cariñoso, siempre amable y respetuoso. No entiendo como puede ser así.
—Belle —aclara su garganta—, ¿Por qué llegaste tan tarde ayer? —me pregunta.
Rayos, pensé que estaba evitando el tema. —Ah… —le doy una mirada a mi abuelo, por supuesto que él lo sabe—, bueno… estaba afuera.
Obviamente.
Él asiente. —Eso lo sé, ¿Dónde? —Frunce el ceño con sus cejas pobladas—. En especial, ¿Con quien?
Trago saliva, no sé que decir. —Bueno… hay un cine al aire libre, estaba ahí.
No quita sus ojos acusadores de mí. — ¿Con quién?
Levanto los hombros. —Estaba con personas… bueno, yo…
Mi abuelo interviene. —Fue con uno de los vecinos —le explica tranquilamente—. No te preocupes, ellos son buenos chicos, en especial Tony, él es…
Mi papá interrumpe — ¿Un chico? —Arruga la frente—. ¿Quieres terminar como tu madre?
Jadeo. — ¿Qué? —mi abuelo estira su mano para tomar mi mano, sabe que estoy a punto de explotar.
—Belle es una chica responsable —mi abuelo le responde—. Además conozco al chico, es un gran muchacho y ellos solamente son amigos.
Mi papá sonríe de una manera que detesto, una que dice “lo sé todo y tú eres un idiota” —Papá, ella es una adolescente y me imagino que ese tal Tony es igual de joven, llenos de hormonas.
Aprieto mis puños, de pronto ya no tengo hambre.
—Tú no sabes nada de mí, solo cállate.
— ¿Qué dijiste? —Sube la voz—. Tienes que respetarme.
¿Por qué? ¿Solo porque muchos años atrás él y una mujer que estoy obligada a llamarla “mamá” se fueron después de su graduación a hacer cosas que ahora lamentan?
¿Solo porque supuestamente es mi papá? ¿Acaso puedo llamarlo así? básicamente es quien paga las facturas y estoy agradecida pero, ¿Qué hay de lo demás? ¿No es importante?
Trago saliva. —Voy a respetarte cuando respetes a mi abuelo.
Él me mira enojado. —Belle… te castigaré.
¿Cómo va a hacerlo? Él se la pasa afuera, no notaría si salgo o no.
—Ya, como sea —respondo.
Mi abuelo suspira. —Por favor, Belle es una chica buena. Lo sabes, ella no haría nada irresponsable.
Él suelta una risa molesta. — ¿Cómo yo? ¿Vuelves a echarme eso en cara? —Se levanta de su silla—. Como si tú hubieras sido un buen padre.
Él se aleja y camina al baño mientras algunas personas nos miran, husmeando la escena y curiosos por lo que pudo haber sucedido. Yo bajo la mirada.
En estos momentos es donde menos aprecio siento por él, sin duda sé que no lo amo, para muchos es fácil decir que aman a su padre y a su madre. Yo no. Yo no tengo una madre para amar ni un padre tampoco, solo un hombre que paga facturas y actúa de esta forma todo el tiempo.
Si he conocido el amor ha sido gracias a mi abuelo, solo lo he amado a él. Mi abuelo es mi lugar seguro, es el hombre que tomó el lugar de mi padre, es quien me escucha y siempre me hace sentir mejor.
Puedo dejarle pasar que me trate mal pero jamás le perdonaré todo lo malo que le ha hecho a mi abuelo. Cada desprecio, cada crítica y cada humillación… mi abuelo no merece nada de eso.
Solo quiero que el domingo termine para que él vuelva al trabajo y se aleje de nosotros, ya no quiero fingir por unas horas que somos una familia normal.
No lo somos.
Las familias normales no comen sopas instantáneas todo el tiempo porque nadie puede cocinar, las familias normales no discuten todo el tiempo. Las familias normales se aman y aquí hay alguien que destruye eso.
—Me quiero ir —le digo a mi abuelo.
Él hace una mueca. —Lo sé —acaricia mi cabello—, tranquila Belle, solo terminemos de comer y regresaremos a casa.
Veo la sopa, aún falta un poco menos de la mitad. —No sé cómo puede hablar como si supiera todo, ni siquiera ha visto a Anthony de lejos —le digo—. Además tú lo conoces, ese chico ni siquiera se atreve a verme si no me siento cómoda.
Asiente. —Lo sé, no le hagas caso, tu padre ha sido así toda su vida.
—Es su culpa —contesto intentando no llorar—. Jamás pedí nacer, no sé porque me hace sentir todo el tiempo así, es tan molesto.
—Oye Belle —mi abuelo se inclina un poco—. Que tú nacieras ha sido el mejor regalo de la vida, eres mi niña querida, eres todo lo que tengo, Belle. No digas esas cosas.
Sonrío un poco. —Gracias abuelo, estaría perdida sin ti.
—Come —pide acercando el plato a mí—. Mañana será mejor, siempre lo es.
Trago saliva. —Está bien, pero si vuelve a decir una tontería no me quedaré callada.
Él suelta una carcajada. —Esa es mi chica.
De regreso en casa papá se encerró en su estudio y se quedó ahí toda la tarde, mi abuelo fue a su habitación para ver un programa de concursos que pasan todos los domingos, yo me encerré también en mi habitación dibujando rosas marchitas y casas antiguas, al menos lo intenté.
Me aburrí de eso una media hora después, aun es relativamente temprano pero no hay nada que hacer y menos cuando papá está aquí.