Lo Que Nadie Sabe De Ti

22: Gloria y Martha

*El siguiente capítulo toca temas que pueden ser sensibles para algunas personas. Las historias contadas aquí fueron basadas en eventos reales de personas reales.

Nada es grafico o detallado.

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Tenemos una nueva persona por conocer.

Es el pastor de la iglesia donde Anthony va con su familia, en realidad me explico que son varias personas de la iglesia que están dispuestos a participar. Ahora mismo vamos de camino hacia allá.

—Oye Anthony —digo mientras paseamos tranquilamente hasta la iglesia, nos tomará un rato llegar caminando pero a mi no me molesta ni a él, además el clima está muy fresco—, ¿Irás a la universidad después de la escuela?

Asiente. —Sí, lo he estado pensando y quiero seguir algo relacionado con la literatura, no sé si me irá bien pero quiero intentarlo, ¿Qué hay de ti?

Me encojo de hombros. —No lo sé, aún tengo algo de tiempo para pensar sobre ello, ¿no?

—Claro —sonríe—, en realidad tienes toda una vida para descubrir que quieres hacer con ella.

Tomo la punta de mi cabello, veo el color morado y creo que me gustaría cambiarlo a rosa ahora. — ¿Crees que mi apariencia sea la mejor para una iglesia?

Él sonríe. —Bueno… el pastor no es como lo imaginas —pasa la mano por su cabello—, él usa camisetas similares a las tuyas y tiene un par de tatuajes, no es la persona más joven del mundo pero tiene un alma joven.

Arrugo la nariz. —No te ofendas pero no soy la más entusiasta con eso de la religión.

Él camina tan cerca que nuestras manos se rozan algunas veces. —Pues yo no considero esto como religión, claro que voy a una iglesia porque me gusta mucho escuchar sobre todo eso y aprender pero no pienso en todo como una serie de pasos a seguir, cuando estoy ahí encuentro respuestas a muchas preguntas.

— ¿Preguntas? —ojala tomara mi mano.

Asiente —Como lo que te dije de mi mamá, me sentía mal por mucho tiempo y un día escuché que Dios pensó en mi mucho antes de que yo existiera. Eso me hizo sentir como, no sé, especial. Como si realmente tengo que estar en este mundo.

Respiro profundo. —Entonces, ¿ahora sí crees que alguien te envió a la tierra? ¿Después de eso?

Anthony sonríe de lado. —Sé que a veces parece que nada tiene sentido o que quizás, si no existiéramos la vida de otras personas sería mucho mejor pero, no es así —me mira a los ojos—. Cada uno de nosotros tiene una misión y depende de cada uno si queremos aceptarla o no, pero independientemente de tu decisión, todos estamos destinados a algo.

— ¿Algo bueno o algo malo? Porque no todos tienen vidas buenas… —muchos sufren de diferentes maneras por el mundo.

Anthony sube su mirada al cielo. —Lo sé, te puedo dar dos horas de explicaciones basadas en mis creencias o te puedo decir esto —aclara su garganta—. Si no te rindes, si solo avanzas y sigues, en algún punto la bondad te encontrará. Algún día todo tendrá sentido, te darás cuenta que la vida sucedió justo como debería sucedes y hay injusticias, dolor y miles de cosas que no merece nadie pero, nadie que atraviesa el fuego sale de la misma manera y entonces, depende de cada uno tomar el camino que lleva al bien o al mal.

—Um, ¿Cómo Mick? —pregunto—. Digo, él sufrió mucho…

—Sí —Anthony me mira unos segundos sin decir nada—. Cada persona que sigue aquí intentando mejorar el mundo, aun si es con algo pequeño, vale más que el oro.

No puedo evitarlo, Anthony a veces habla como si ya tuviera cien años y por eso sonrío. Cuando me dice este tipo de cosas me hace pensar que él es realmente asombroso, digo, ¿Qué otro chico de casi diecisiete años se expresaría de esta manera?

—Sigues pareciéndome increíble —le digo.

Él se detiene y se quita las gafas. — ¿No te cansas, Isabelle?

Junto el entrecejo. — ¿De qué?

Baja un poco su rostro y me ve como si hiciera un puchero. — ¿De robarme el corazón?

—Basta —pido sonriendo.

Él se acerca y toma mi mano, finalmente luego que se rozaran muchas veces. —De verdad me gustas, nunca me cansaré de decírtelo —vuelve a ponerse las gafas—, aunque si quieres que me calle, lo haré.

La verdad, no quiero eso. —Me da igual —miento, no me da igual, me gusta.

¿Me gusta? Bueno, sí.

Siento mis mejillas calientes y asumo que es porque subió la temperatura y no por su culpa. —Tu hermano dice que somos opuestos.

Él sigue caminando pero esta vez con nuestras manos entrelazadas. —Pues se podría decir que lo somos, digo, tú tienes el cabello de dos colores y yo soy un rubio aburrido —mira hacia su ropa—. Te gusta la ropa oscura y yo estoy usando una camiseta amarilla pollito.

—Me gustan la ropa de colores —le digo—. Y te podrías teñir el cabello también.

Anthony suelta una carcajada. —Creo que lo haré, si me lo pides, lo hago.

—Si claro —Anthony dice muchas cosas pero me pregunto sí él se siente como yo ahora mismo, con el corazón latiendo rápido y feliz por la forma en que nuestras manos están entrelazadas.

Se supone que solo somos amigos, se supone que esto está dentro de los límites. Antes quería esos límites, quería quedarme en mi zona segura y creo que aun lo quiero, aún tengo miedo que un día todo esto se arruine y despierte de un sueño temporal.

Pero Anthony desordena todo en mi interior.

—Isabelle, Isabelle —mece nuestros brazos—, si tan solo supieras lo que siento cuando te veo.

Sonrío, fue como si leyó mi mente.

—Bien, ya estas poniéndote cursi —suspiro—, mejor hablemos sobre algo más, ¿te gustaría hacerte un tatuaje?

Asiente sin pensarlo. —Uno con tu hombre, en un corazón con una flecha.

Ahora yo me detengo. —Anthony —intenté no reírme pero lo hice, él también—. Hablo en serio.




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