“Cuando me ves así, olvido que he estado sola, ¿Me quieres así? Me quieres. Porque yo te quiero así, así que, ¿Podemos hacer esto fácil?”
Tengo esa canción en reproducción una y otra vez, no puedo dejar de escucharla y cada vez que lo hago, pienso en el tonto de Anthony.
Ahora lo llamo así pues me siento menos tonta por sentir algo por él, yo soy la tonta no él.
Hoy es el cumpleaños de Anthony y toda la noche pensé en cómo debería comportarme, se supone que las personas te tratan diferente en tu cumpleaños, en los míos no es así. Mi abuelo me compra mi pastel favorito, vemos televisión en pijama hasta tarde y me da un poco de dinero para que compre lo que quiera, mi papá también me da dinero y cuando puede, me pregunta si quiero ir a comer a alguna parte.
Me pregunto cómo celebraran los vecinos un cumpleaños, seguramente Samantha prepara la comida favorita y todos le dan abrazos al cumpleañero.
¿Abrazos? ¿Debo abrazarlo?
Bueno, ya nos hemos abrazado antes pero siempre es cuando estamos solos, nadie nos ve y ahora su familia estará ahí. Con lo que dije la vez pasada, ya no dejan de verme con unas sonrisas cómplices.
Llaman a la puerta, apenas son las nueve de la mañana y hoy Anthony no saldrá conmigo a ninguna parte, hoy por ser su cumpleaños estará con su familia y todo eso.
Camino hacia la puerta y abro, Hugo está parado con una gorra negra y un sudadero rojo, pantalones cortos y zapatillas deportivas. — ¿Hola? —pregunto.
Él sonríe un poco. —Em, ¿está tu abuelo?
Suspiro. — ¿En serio vienes a las nueve de la mañana por mi abuelo? ¿Para qué lo necesitas?
Él se levanta la gorra, peina su cabello y se la vuelve a colocar. —Quedamos de hacer algo, es entre él y yo.
Ruedo los ojos. —Pues no está —si está, seguramente fue a tomar una ducha.
Él entrecierra los ojos. — ¿Puedo pasar o tendré que esperar aquí?
—Es muy temprano para recibir visitar —bostezo y me cubro la cara—. ¿Por qué no vuelves en unas horas?
Él suelta una risa. —No vengo por ti, vengo por tu abuelo —mira rápidamente hacia su casa—. Vamos a ir a comprarle un pastel a Tony, tu abuelo quiere darle un regalo y después que todos intentáramos convencerlo que no necesita darle nada, pidió que lo dejaran al menos comprar el pastel —me explica—. Voy a llevarlo.
—Ah —respondo.
Hugo entorna sus ojos. —Pero no vayas y se lo cuentes, es una sorpresa.
Arrugo mi frente. — ¿Crees que le digo todo a Anthony?
—Sí, en realidad sí —sonríe de lado.
Hago una mueca. —Bien, puedes pasar mientras baja.
Él entra, yo cierro la puerta cuando pasa delante.
—Entonces ya me dirás que le darás a tu novio —se cubre la boca de una manera muy falsa—, ay, digo, a Tony.
Ruedo los ojos. —Pues sí, pero es un secreto.
Levanta una ceja. — ¿Acaso es una cena romántica? No necesito los detalles.
—Ay, por favor —suspiro y camino a la cocina, él me sigue—. Oye Hugo, tanto que molestas sobre Anthony y yo, ¿Qué hay de ti? ¿Tienes novia? ¿Sales o algo?
Se cruza de brazos y se recuesta a un lado del refrigerador, yo lo abro y saco un jugo de uva, le ofrezco uno pero niega.
— ¿Por qué? Cuando las chicas preguntan eso es para saber si el chico que les gusta está soltero.
—Eso es falso, yo pregunto porque me sorprende que no salgas siendo verano —desenroscando la tapa—. Anthony dice que las chicas te persiguen, ¿Eres difícil de obtener?
Sonríe de lado. —Nada de eso —mira hacia un lado—. Creo que… no sé —lame sus labios—, últimamente no tengo muchos ánimos de salir.
— ¿Por qué? —indago.
Últimamente siento que Hugo está tratando de decir algo pero él se frena, no se mucho de él realmente pero tengo curiosidad por saber si está tan bien como aparenta.
La última vez que hablamos dijo cosas que me dejaron pensando, no seré la mejor en nada pero sé cómo se siente estar perdida y sola.
— ¿Alguna vez te enteraste de algo que cambió tu vida? —me pregunta serio—. Pues algo así me pasó, descubrí algo que… no sé cómo tomarlo. Eso y como que, a veces… tienes muchas cosas en la cabeza.
— ¿Qué descubriste? —le pregunto, dejando el jugo a un lado.
Hugo no contesta inmediatamente, me mira a los ojos y no desvía su mirada, se queda en silencio como si estuviera buscando la forma correcta de decirlo. Sea lo que sea, debió ser algo muy importante e impactante, como lo que sucedió conmigo.
Toma una respiración, abre la boca y cuando está a punto de decir algo finalmente, los pasos en las escaleras nos interrumpen.
Es mi abuelo bajando y hubiera deseado que se esperara unos minutos más.
Hugo sonríe, rompiendo el momento y girando hacia la entrada de la cocina para encontrarse con mi abuelo. Pienso en lo que me dijo, en lo que me hizo recordar. Si Hugo descubrió algo similar a lo mío, eso significa que ahora mismo se debe estar sintiendo muy mal internamente pero no lo demuestra en absoluto.
Me pregunto si solamente él lo sabe, si es algo que involucra a sus hermanos o a más miembros de su familia. No tengo idea que pudo haber encontrado pero quisiera que me lo dijera, así tal vez, podría de alguna manera ayudarlo.
Aunque sé lo difícil que es hablar sobre tus problemas, yo no lo he hecho con nadie y dudo que alguna vez lo haga.
—Buenos días —mi abuelo entra sonriendo—. Oh, Hugo, sí que eres puntual.
— ¿Qué pastel compraras? —le pregunto a mi abuelo, espero que no sea nada bajo en azúcar y cosas así, extraño la comida chatarra un poco.
Él mira a Hugo. —Vaya, quería que fuera una sorpresa.
Hugo sube sus hombros. —Bueno ella no me iba a dejar entrar si no le explicaba porque estoy aquí tan temprano, deberías ser policía, Belle.
—Tal vez —digo bebiendo mi jugo—. Abuelo, de paso cómprame algo con mucho chocolate, lo necesito.