Lo Que Nadie Sabe De Ti

26: En su cumpleaños.

 

Terminamos de cantar la canción de cumpleaños y Leonor se apresura a soplar las dos velas, una con el número 1 y la otra con el número 7.

Anthony se ríe y le despeina el cabello, ella le muestra una gran sonrisa. Normalmente no tomo fotografías de personas pero si tuviera que capturar algún momento, sería este, con Anthony y su hermana pequeña.

—Bueno, ahora a comer este delicioso pastel —Samantha se apresura a cortar en pedazos iguales—, muchas gracias señor Moss, Anthony ama el pastel de zanahoria.

Anthony tiene un gorro de cumpleaños, Leonor se lo colocó y él no se lo ha quitado ni siquiera para comer. —Muchas gracias de nuevo, lo aprecio mucho —le dice a mi abuelo.

Él, quien está sentado a mi lado y al lado del señor Bradford sacude la mano en el aire. —No es nada muchacho, espero lo disfrutes.

—Bueno —Peter junta sus manos—, nuestra tradición es dar los regalos mientras comemos el pastel —nos explica a mi abuelo y a mí—. Comenzaré yo.

Peter toma una caja pequeña que estaba ahí desde que se sentó, luego la extiende hacia Anthony quien la toma viéndola con mucha curiosidad. La abre lentamente y noto que es una llave.

— ¿Qué es esto? —Pregunta abriendo los ojos—. No me digas que…

—Si —sonríe Peter al contestar—. Ya no tendrán que compartir auto con Hugo, aun está en el taller pero la próxima semana lo tendrás, ahora ya podrán ir a la escuela separados.

Hugo, quien está sentado al lado de Anthony, lo rodea por encima de los hombros. —Mi hermanito está creciendo, ¿Me vas a extrañar? —Anthony se ríe y se mueve para intentar zafarse—. Al menos ya no me obligaras esperarte que salgas de la biblioteca.

Hugo lo suelta, Anthony se levanta y le da un abrazo a su padre. — ¡Gracias papá! Eres el mejor.

Samantha va sirviendo los platos. —Oye amiguito, también es mi regalo —afirma—. Yo escogí el auto y yo te daré dinero para la gasolina, ahora, si llevas a arruinarlo no pagaremos nada. Será tu responsabilidad.

Él asiente y le da un beso a su mamá, Leonor pasa los cubiertos desechables y Hugo reparte servilletas.

—Ahora yo —el señor Bradford sonríe—. Para mi pequeño rayo de sol, mi pequeño Tony —su abuelo le da una bolsa mediana y él la toma.

Yo sonrío con las palabras de su abuelo, supongo que es una buena forma de describir a Anthony, como un pequeño rayo de sol.

Um, ¿Qué rayos estoy diciendo? Eso fue tan tontamente cursi.

 Anthony mira la bolsa con cuidado, la abre y muestra un reloj que parece bastante caro.

Mi abuelo voltea. —Vaya, ¿Aun lo tienes?

Anthony lo observa sorprendido. —Abuelo, esto es asombroso, ¿Lo arreglaste por mí?

—Claro —su abuelo sonríe—. Eres mi niño brillante, sabes que te quiero.

Anthony vuelve a levantarse y le da un abrazo por detrás. —Te quiero abuelo, gracias.

Leonor chasquea su lengua. — ¿Y yo que? ¿Cuándo me dan regalos?

Ella está sentada en medio de sus padres, Peter le besa la frente. —Aun no es tu cumpleaños, princesa.

Anthony estira su mano hacia ella. —Te daré mi teléfono cuando cambie este, me compraré uno en unos meses.

Ella sonríe. —Por eso eres mi hermano favorito.

Hugo se ríe. —Eso me dijiste ayer cuando te compre chocolate y magdalenas a escondidas de mamá.

Samantha lo mira. — ¡Hugo! —suspira—. Bueno, como sea, mejor dale a tu hermano su regalo.

Hugo asiente, me da un vistazo y se levanta para luego caminar cerca de mí, coloca sus manos en mis hombros y yo volteo a verlo confundida. —Tu regalo es Isabelle.

¿Qué?

— ¿De qué hablas? —pregunto.

Pero mi preguntada es opacada por las risas de Leonor quienes son continuadas por las de los demás. Golpeo el brazo d Hugo para que lo retire.

—Es una broma, iba a decir que ella me dio una idea —regresa a su lugar y le da un sobre.

Anthony lo abre y sonríe cuando lee una tarjeta. —Es un certificado de regalo para la librería, puedo comprar como diez libros con esto —mira a Hugo que está orgulloso de su regalo—. Gracias tonto, te quiero —le da un abrazo rápido.

Leonor suspira. —Bueno, ahora el mejor regalo.

Se levanta y camina hasta la cocina, todos esperamos en silencio, ella regresa con las manos en la espalda. Se acerca a Anthony, le da una hoja blanca con algo escrito en letras de muchos colores.

Anthony lo toma y aclara su garganta varias veces. —Tony —lee—, un certificado para diez abrazos, un beso y muchos “te quiero” —Anthony se voltea con ella y la acerca—. Utilizaré un abrazo y muchos besos.

Leonor aparta su cara. — ¡No! Dije un beso —reclama, riendo.

Anthony la suelta. —Gracias princesa Leonor, te quiero mucho.

Ella regresa a su asiento y toma un poco de pastel con sus dedos. —Yo también te quiero.

Y luego, todos voltean a verme.

Hugo sonríe y pregunta: — ¿Tú también tienes un certificado como el de Leonor?

Hugo es tan molesto.

Leonor suelta unas risitas y yo intento no sonrojarme. —Ya le di el regalo —en realidad, lo está usando ahora mismo.

Anthony asiente. —Es esta increíble camiseta —señala—, ¿no es genial?

Samantha sonríe hacia mí. —Es muy linda, tienes buenos gustos.

Hugo entrecierra los ojos. — ¿No le darás ni siquiera un abrazo?

Ya lo he abrazo muchas veces antes, bueno, tal vez no tantas pero hacerlo aquí sería un poco incómodo. —Ella no necesita darme nada más —Anthony afirma—. La camiseta es suficiente.

Hugo levanta las manos. —Uh, la defiendes ahora, que románticos.

Peter mira a Samantha y luego le dice a Hugo: —Basta Hugo, no molestes a tu hermano.

Hugo toma un pedazo grande de pastel grande y lo lleva a su boca. —Claro, por hoy no te molestaré Tony.

Seguimos comiendo mientras Samantha iba contando anécdotas de Anthony cuando era pequeño, ella dice que le gustaba escuchar canciones de ABBA cuando era un bebé, también que le gustaba ir por la casa sin pañal y eso hizo que se sonrojara.




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