Lo Que Nadie Sabe De Ti

36: Una fiesta de veinte minutos  

 

Hugo no me “besó” antes de la fiesta, dijo que sería mejor que fuera después pues tenía esperanza que Anthony hiciera algo durante la fiesta. Supongo que yo también estaba esperando que él hiciera algo pero al mismo tiempo me sentía nerviosa, ¿Realmente estaba lista? Bueno, tal vez él no quiere hacer nada.

El lugar está lleno de adolescentes y gente joven, la música es fuerte y vasos plásticos con líquidos de muchos colores se miran por todo el lugar. Es la primera vez que voy a una fiesta y es justo como las imaginaba, ruidosas y llenas de personas que no dejan de bailar.

Luke y Gustavo se acercan. — ¡Ey! Vinieron, hola Isabelle.

Levanto la mano. —Hola.

Anthony suspira y ajusta sus gafas, Luke se acerca y coloca su brazo sobre su hombro. —Tony, finamente viniste a una fiesta, ¿Listo para divertirte?

Él sonríe. —Claro.

Gustavo toma a Hugo del brazo. —Ven, te presentaré a unas chicas, te advierto que la pelirroja es mi chica así que… —dejo de escuchar lo que dicen mientras se alejan.

Luke hace un gesto hacia un lado. —Vengan a la piscina, está divertido ahí.

Nos lleva hasta una parte de la casa que tiene un gran jardín, muy grande, con una piscina que tiene un jacuzzi. Luke se aleja luego de saludar a unas personas y nosotros nos quedamos parados entre las personas.

—Vamos por allá —me pide y nos movemos a una parte donde hay unas sillas de metal.

Nos sentamos y vemos el lugar, yo me distraigo un rato viendo como uno de los chicos se tira a la piscina y hace un tipo de juego. La música suena por todas partes, me pregunto si los vecinos estarán molestos con tanto ruido.

— ¿Tienes frio? —me pregunta Anthony.

Niego. —Estoy bien.

Él acerca su silla un poco más y su rodilla se toca con la mía. — ¿Por qué querías venir?

Me recuesto en el respaldo. —No sé, como que he empezado a hacer una lista mental de todas las cosas que debería estar haciendo en verano, una fiesta es definitivamente un clásico.

Sonríe y se acerca para que lo escuche mejor. — ¿Qué te falta en tu lista?

Lo pienso un momento —Bueno, supongo que bailar y esas cosas.

Ríe. —Podemos bailar si quieres.

Sacudo la cabeza. —De verdad que no sé bailar, sería una vergüenza.

Sigue cerca de mí. —Lo dudo.

—Yo no sé bailar —afirma—. Pero bailaría contigo si tú quisieras.

Sonrío. —Cursi.

Él toma mi mano. —Me gusta ser cursi.

Levanto mis ojos y examino el lugar, lo bueno que sea mi primera vez en la playa es que nadie me conoce y a nadie le interesa que Anthony y yo nos estemos sosteniendo la mano. No veo a Hugo aquí y eso es bueno, no estará haciendo bromas sobre nosotros.

— ¿Entonces aceptas? ¿Bailar conmigo?

Entrecierro mis ojos. —Hay muchas personas —le recuerdo.

Se levanta, sin soltar mi mano y me motiva para levantarme igualmente.

Lo hago, me coloco de pie y me pide que lo siga. Caminamos entre las personas hasta llegar algunas escaleras que dirigen a la segunda planta, son anchas y luego de subir, él me mueve hasta el fondo de un pasillo.

— ¿Cómo conoces este lugar? —le pregunto, aquí la música se escucha pero en menor medida.

Él sonríe. —Vine con Hugo el verano pasado, la verdad solo estaba buscando un lugar para estar solo y encontré esta parte, espero que siga igual.

Él abre una puerta de madera y luego me encuentro con una especie de ¿balcón? No es un balcón, es muy grande para ser un balcón.

—Aquí podremos bailar —afirma él cerrando la puerta.

—Anthony, hablaba en serio cuando te dije que no bailo —le recuerdo.

En esta parte de la casa está más tranquilo, lo más alocado está sucediendo abajo. Estoy sorprendida por el tamaño de este lugar, solo esta parte es más grande que mi habitación. Es un área al aire libre, con dos sillas de exteriores y una mesa de cristal, nos acercamos a la orilla y se puede ver el mar desde aquí.

Me acerco a la baranda y veo un poco las olas que se mueven de atrás para adelante y de regreso.

—Yo también hablaba en serio —Sonríe—, pero nadie nos está viendo.

—Pero tú me estás viendo —afirmo.

—Siempre te estoy viendo —toma mi mano después de acercarse—. Será parte de nuestra aventura de verano, bailar bajo las estrellas.

Subo la mirada, hay algunas estrellas que están comenzando a ser visibles. —Otro momento cursi queras decir.

Él toma mi otra mano. —Me gustan los momentos cursis contigo.

Una corriente eléctrica se siente desde mis manos hasta mi pecho. — ¿Y que se supone que tenemos que hacer? ¿Movernos?

La canción tiene un ritmo movido, así que Anthony comienza a mover mis brazos de un lado hacia otro, me suelta una mano y me da una vuelta. Eso me hace reír, él vuelve a hacerlo, pero esta vez me envuelve en su brazo y sonríe. Me da otra vuelta para desenvolverme y levanta mi brazo para girarme otra vez.

Coloco mi mano en su pecho. —Bien, basta de giros, me marearé —le pido.

Él toma mi otra mano. —Entonces solo nos divertiremos.

No sé qué estamos haciendo y probablemente nos vemos algo ridículos pero estamos moviéndonos y riendo, haciendo todo tipo de pasos mesclados de muchos géneros a pesar que esta canción que se escucha es pop.

No puedo dejar de sonreír y siento que mis mejillas me duelen de tanto sonreír, jamás en mi vida pensé que podría sentir dolor por sonreír, he sentido todo tipo de dolor pero nunca por estar tan feliz.

Podría solo besarlo ahora.

Pero no lo haré, sigo riéndome hasta que la canción termina y se escucha un ritmo mucho más tranquilo, como una canción lenta. Anthony levanta sus cejas, estira su mano como si fuera un baile de la realeza y pide mi mano. Ruedo mis ojos y coloco mi mano sobre la suya.

Él me toma con su otra mano en la cintura, acercándome a su cuerpo. Esta vez nos mecemos de un lado al otro, de una forma muy lenta. Él me mira a los ojos y yo a los de él, puedo sentir el olor a su colonia y me gusta.




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