Lo Que Nadie Sabe De Ti

38: Por tercera vez

 

No me puse mi ropa de dormir, solo me cambié por unos pantalones cortos de algodón rojos y una camiseta blanca que dice “Es verano y cometeré algunos delitos” no he cometido ningún delito pero bueno, tal vez ahora sí pase algo. Aunque nada ilegal.

Leonor se durmió rápido, a las diez y media. Yo fingí estar dormida pero me puse a revisar las redes sociales mientras pasaba el tiempo, a las once dejé de escuchar pasos y para las once y media no se escuchaba a nadie despierto.

Mi teléfono estaba en silencio, le escribí a Anthony:

“¿Sigues despierto?”

Él me contestó casi de inmediato:

“Si, ¿bajamos ahora?”

Sonrío a la pantalla:

“En quince minutos, que se duerman todos completamente”

Los quince minutos pasaron, escuché que Anthony salió primero luego de avisarme, me quedé en silencio un minuto y salí de la cama con mucho cuidado de no despertar a Leonor, salí de la habitación y bajé por las escaleras lentamente.

Anthony estaba al final de ellas, sonriendo y mi corazón rápidamente se emocionó. Tonto corazón, contrólate. Llego con él y toma mi mano —Vamos —susurra.

Sonrío también, sintiéndome como si esto fuera algo grande y bueno, tal vez lo es.

Salimos por la puerta trasera para hacer menos ruido, llegamos a la playa en silencio y cuando estamos en la arena nos relajamos un poco. No es como si nos hubieran regañado pero no sé, creo que es mejor si somos los únicos que saben que está sucediendo.

—Vaya, lo logré —sonríe él hablando normal—. Estoy contigo bajo las estrellas, una noche de verano. Mi sueño hecho realidad.

Ruedo los ojos y río. —¿Y ahora qué?

Él levanta un dedo —vine preparado —saca de la bolsa de su chaqueta sus audífonos y su teléfono. Ahora que veo su chaqueta me pregunto si fue buena idea venir hasta aquí sin un suéter o algo, no tengo ninguno porque no pensé que en la playa lo necesitaría.

—Sentémonos —pide y lo hacemos.

Las olas no llegan donde estamos pero podemos verlas claramente. —Te mostraré mi canción favorita —me da un audífono y yo me lo coloco—. Espero te guste.

Él busca entre su música y luego reproduce la canción. Por supuesto que conozco esta canción, es “Don´t Stop Believin’” de Journey

—Siempre me hace sentir bien, como… vivo.

“Solo una chica de un pueblo pequeño, viviendo en un mundo solitario” pienso en como la letra, de alguna forma, se adapta a quien Anthony y yo somos.

Comienzo a cantar la canción luego de la guitarra, Anthony me ve y él también canta. Primero lo hacemos no tan alto y un poco tímidos pero mientras la canción avanza, nos miramos y sonriendo seguimos cantando.

Yo no canto y mucho menos en voz alta, no es lo mío y no lo haría frente o con alguien más. Pero aquí estoy, cantando una canción de Journey al lado del chico que es mi vecino, mi socio, que se volvió mi amigo y luego mi mejor amigo y ahora, quiero que sea algo más. Algo que no tenga fin.

¿Cuándo ocurrió? ¿Cómo ocurrió? Mientras cantamos y sonreímos, mi mirada se pierde en la de él y siento la canción realmente, cuando canto “No dejes de creer” lo siento en mi corazón.

No creía que nada bueno podía sucederme, no pensaba que mi vida alguna vez cambiaría. No tenía ganas de soñar, de esperar nada ni siquiera quería pensar en la más mínimo porque eso terminaría en decepción.

Pero se acabó, esa versión de mí ya no existe, al menos ya no existe cuando estoy Anthony. Una sola persona puede devolverle el color a tu existencia, una sola persona puede hacerte ver más allá de lo que tú ves. Una sola persona puede descongelar tu corazón y hacerlo latir como nunca antes.

La canción termina y él sonríe.

—Cantas muy bien —estoy segura que no, pero para él todo lo que hago es mejor que la realidad.

—Tu también, deberíamos hacer un dueto —sonrío.

Asiente y suelta un suspiro. —Claro, me encanta la idea —Anthony mueve su mano cerca de la mía y siento su meñique tocar el mío.

Muerdo mi labio y me acerco un poco él, adivinando mis pensamientos él toma mi mano y acerca más su cuerpo al mío. Nuestros hombros se tocan, mi corazón está latiendo como nunca y deseo que esto dure para siempre.

Otra canción se reproduce, esta parece ser más moderna pero tiene una melodía lenta y una sensación romántica.

Romántica, como si fuera una canción de fondo en una escena de película.

— ¿Quieres caminar un poco? —me pregunta.

Asiento y nos levantamos, sacudo un poco de arena y él hace lo mismo. —La luz de la luna te hace ver tan linda —afirma.

Ruedo los ojos. —Si hubiera sol dirías que la luz del sol me hace verme linda.

—Eres linda —toma mi mano y entrelazamos nuestros dedos—. Muy linda.

—Me alegra que no esté lloviendo esta noche —cambio de tema mientras caminamos sobre la arena

Las olas tienen algo de fuerza pero no tanto, la luna está a la mitad pero se mira muy brillante, las estrellas se aprecian fácilmente y el viento es refrescante, si tuviera que describir una noche de verano perfecta, sería esta.

Anthony balancea nuestras manos y se acerca a mí. —Me alegra que tú estés a mi lado esta noche.

Hoy me siento diferente, siento que podría quedarme a su lado por mucho tiempo. —Me gusta estar contigo —admito.

Tal vez es por la oscuridad de la medianoche o tal vez, las sensaciones que una playa te produce, tal vez el clima o quizás, es simplemente él.

Anthony se detiene y se coloca frente a mí. —Isabelle, ¿Puedes prometerme algo? Que pase lo que pase, estemos donde estemos en un año o en cinco, ¿siempre recordaras este verano?

Mi corazón pega un salto, será imposible no recordarlo a él. —Te lo prometo.

Él se inclina. —Genial, porque yo jamás lo olvidaré.

Anthony se acerca a mí, su mano se mueve a mi rostro y yo deseo con todo mi corazón que esta noche, me olvide de mis reglas y mis límites para que así, suceda algo que he estado deseando por un tiempo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.