—Hugo —levanto mis manos antes que diga algo.
Hugo entró por mi habitación a mitad de la noche, después de lo que pasó, él se fue sin decir una palabra más. Yo no quise salir de mi casa el día siguiente, no quería verlo a él ni a Anthony.
No tengo que pensar nada, mi corazón es de Anthony. Lo quiero a él, solo a él pero, ¿Cómo explicarle lo que sucedió? ¿Justo en estos momentos cuando su familia está pasando por algo tan doloroso?
Él me mira con el ceño fruncido. —Belle… mira, lo siento, yo…
Niego varias veces. —Escúchame, me agradas y voy a apoyarte a ti en esto pero no puedo besarte —respiro profundo, baja el rostro—. De verdad quiero a Anthony, no voy a lastimarlo y no creo que tú quieras tampoco.
Inclino mi rostro. —Espera, ¿Lo quieres?
Claro que lo quiero, Anthony es muy importante para mí. Él me hace feliz y yo quiero hacerle feliz, no quiero lastimarlo. Me siento tan mal ahora, yo no fui quien empezó el beso y me aparté rápidamente pero, me siento culpable.
Aclaro mi garganta. —Sí, y sé que tú lo quieres también. Anthony y yo estamos juntos, no voy a jugar con él. No quiero, lo quiero a él.
Hugo muerde su labio y asiente. —No, en realidad yo, venía a disculparme —exhala—. Lo que pasó esa noche fue un error, lo siento. Estaba alterado y todo era confuso, lo lamento —baja la voz aún más—. Yo tampoco quiero lastimar a Tony.
Me siento un poco más relajada, sé que es así. Sé que Hugo cuida de Anthony y que no haría nada para dañarlo. —Bien.
Hugo se recuesta en el marco de la ventana. —Tony… ¿no lo has visto, verdad?
Me siento muy triste ahora e impotente, quiero ayudarlo a él y a todos pero no sé cómo. —No, creo que necesita algo de espacio.
Pasa la mano por su cabello. —Tal vez pero, creo que estaría mejor acompañado por ti —baja el rostro—. Mi abuelo quiere que todo siga como antes, que siga con su libro y que dejemos de llorar.
Yo miro hacia un lado. — ¿Cómo te sientes tú?
—Pues definitivamente mal —admite—. No quiero pensar en que mi abuelo… —su voz se quiebra—, sé que es mayor pero, lo quiero demasiado. Perder a mi abuela fue doloroso, ¿Qué haré sin él?
Asiento, no me imagino la vida sin mi abuelo. —Creo que deberías apreciar todo el tiempo que tengan, tanto como puedas —toco mi cabello—. Lamento que estén pasando por esto.
Hugo niega. —Tu abuelo también está muy mal, hablamos hoy en la mañana y se nota el dolor —afirma.
Sé que a mi abuelo le duele perder a su mejor amigo, esto es demasiado triste. Es un reloj de arena y los granos no se detienen, siguen cayendo y cada uno nos recuerda que el tiempo se agota.
Hugo toca el marco de la puerta y mira hacia mi cama, hace unos días él me besó ahí. Ese beso duró apenas unos segundos y no sentí nada por él, pero pasó y no tengo idea qué voy a hacer ahora.
Anthony lo tiene que saber pero en este momento no es prudente que lo sepa.
—Oye —inhalo y exhalo—. No creo que Anthony deba saber sobre eso ahora, pero no quiero ocultarlo.
Hugo permanece en silencio por varios segundos. —Lo sé, dame tiempo, yo se lo diré.
—Hugo —mi corazón está acelerándose pero no por los motivos que Anthony me provoca, es más una sensación de pánico—. ¿De verdad yo te gusto?
A través de la oscuridad puedo sentir la intensidad de su mirada. —No… no me gustas, belle.
Cierro los ojos, detesto saber en el fondo de mi corazón que está mintiendo.