ISABELLE
— ¿Realmente te divierte lo que dice? —Anthony se acerca para susurrarme cuando Sean está en el baño.
—No tienes que susurrar —digo—. No está aquí.
Anthony mira la pizza en el plato, solo comió un pedazo y aunque yo le serví otro, no lo ha mordido. —Sean es… explosivo.
Explosivo. —Eso es algo que un anciano diría —tomo su mano por debajo de la mesa—. ¿No te agrada?
— ¿A ti? —pregunta, bajando aún más la voz.
Buena pregunta. No entiendo a Sean, aunque apenas nos conocemos. Digo, es nuevo y la verdad no sé porque acepté que pasáramos tiempo pero no es tan malo. Me divierte su sentido del humor ácido, creo que algunas bromas que él dice yo las diría.
Me encojo de hombros como respuesta final.
Anthony suspira. —No es tu tipo — ¿mi tipo? —. Digo, en la vida, ¿verdad? Tu… bueno, no es como si yo sé todo de ti pero pienso que quizás no te agradan las personas como él.
Veo que las gafas se le han resbalado de nuevo, me acerco y sin soltarle la mano uso la otra para acomodárselas. —Oye, si no te agrada está bien.
Anthony mira mis labios por un segundo. —No es eso… yo, no me sé comunicar con personas como él, digo, sí puedo pero no sé qué decir, es como si mi personalidad y la suya fueran muy diferentes.
—Lo sé —estiro mi mano de nuevo para tocar su hombro, me acerco un poco a él—. Eres distinto y por eso me gustas.
Anthony sonríe y me siento satisfecha. Solo quiero que él esté bien, que sonría y que no sufra por todo lo que está sucediendo con su abuelo. Sé que es difícil pero ahora intento que esté bien, quiero que sepa que yo lo ayudaré en todo lo que necesite.
—Tú me gustas más —susurra.
Muerdo mi labio inferior porque ahora mismo me gustaría acercarme y besarlo. —Tú me gustas más —respondo.
Él suelta una pequeña risita. —Tú me gustas mucho más.
—Ay, no —Sean llega y se asoma de pronto, ni siquiera vi cuando regresó—. Les pedí que no actuaran así.
Me retiro, dejando una distancia entre Anthony y yo. —Y yo te dije que si no te gusta, te puedes ir.
—Es un país libre, linda —me guiña un ojo.
Entorno mis ojos. —No me llames linda —replico—. Y porque es un país libre, puedo ser cursi con Anthony si quiero.
Sean sostiene mi mirada unos segundos y luego sonríe. —Como digas —voltea con Anthony—. Entonces, ella lleva los pantalones en su relación, ¿no? Mamá estaría muy orgullosa de ustedes, cree en la igualdad y esas cosas.
— ¿Y tú no? —pregunto.
Sean me da un vistazo pero me ignora, sigue dirigiéndose a Anthony: — ¿Te gusta que te manden?
Anthony rasca su cuello. —Isabelle no me manda… no, nosotros no somos así… no es que yo mande pero, no…
Pobre Anthony, intenta responderle a Sean, quien claramente solo dice cosas para molestarlo. —Anthony no me manda ni yo a él —interrumpo—. Pero toma en cuenta mis opiniones y me respeta, yo a él también.
Sean bosteza, estira la mano al centro para tomar otro pedazo de pizza. —Que lindos —aunque su tono es sarcástico.
Sigo recordando sus palabras, todo eso sobre que no vamos a durar. —Lo somos —tomo otro pedazo de pizza.
Sean recuesta un codo sobre la mesa para sostener su cabeza y con la otra toma la pizza. — ¿Qué más haremos después de aquí?
Yo recuerdo que hoy Anthony y yo íbamos a intentar retomar las historias de las personas. Tenemos que pensar en quienes más querrán formar parte de su libro, necesitamos continuar para poder llegar a la historia final, la de su abuelo.
Veo a Anthony quien está ocupado examinando la pizza, parece un poco distraído aunque no me sorprendería, ahora mismo ha estado viviendo muchas cosas.
—No lo sé —respondo—. Anthony y yo tenemos algo que hacer.
Sean entorna los ojos. —Supongo que no me incluye.
Me encojo de hombros. —Son cosas personales, supongo.
Asiente, se cubre la boca para bostezar y antes de terminar comienza a hablar: —Entonces ustedes se conocen desde hace unas semanas, ¿verdad?
Anthony afirma con su cabeza, reacomodándose en la silla.
— ¿Cómo surgió su historia? —pregunta, aunque algo me dice que no está realmente interesado, solo quiere un tema para pasar el rato.
Anthony rasca su cabeza rubia. —Bueno, solo nos llevamos bien.
Lo señala. —Pero, ¿te gustó a ti primero o ella te perseguía?
Sean tiene una forma curiosa de ordenar las palabras y escoger las que suenan ligeramente molestas.
Anthony resopla. —Isabelle no tenía interés en mí.
Eso era cierto, hasta que lo conocí.
Sean mira hacia un lado, fuera de la ventana. — ¿Y qué hiciste para que se interesara en ti?
Anthony sonríe lentamente. —No tengo idea.
Yo también sonrió rápidamente. —Es su personalidad —afirmo—. Anthony es… genial.
“Genial” es una palabra que no abarca todo lo que él es y significa para mí, pero es una manera corta de resumirlo sin tener que sonar cursi.
Sean me voltea a ver. —Ósea que no te gusta físicamente.
Elevo mis cejas. —Jamás dije eso.
Señala a Anthony pero sigue dirigiéndose a mí. —Pero tú te interesaste por su personalidad, entonces cuando lo viste por primera vez, ¿no pensaste que era atractivo?
Levanto una mano. —En realidad sí lo hice, pero no me impresiono por el físico.
— ¿Y qué tan genial es tu novio para que salgas con él? —Sonríe, de una manera un tanto molesta—. No se ofendan pero ustedes no encajan a primera vista.
Anthony baja la voz cuando confirma: —Lo sé.
Sean me hace un gesto, como diciéndome “¿Lo ves?”
—Pero no es tan malo —procede a decir—. Supongo que es mejor que tu novia salga contigo por tu personalidad que por tu físico porque si solo le interesara lo exterior, estaría con chicos como yo o quizás… tú hermano.
Mi corazón se paró en ese instante. Sean está diciendo muchas tonterías pero cada vez que escucho el nombre de Hugo o una referencia a él, recuerdo lo que ocurrió aquella noche y el secreto que aun guardo.