FABRIZIO
HACE 3 AÑOS
Princesa:
Quizás no debería mandarte esto mediante una carta, sin embargo, no hay manera en pueda hacerlo de otra manera, pues después de tantas discusiones y malos ratos que te he hecho pasar y que no mereces, me da miedo tu rechazo, me abruma la sola idea de que simplemente firmes y no me elijas de nuevo.
Te preguntarás por qué me tomo la osadía de mandar esta solicitud de divorcio, quizás tu primer pensamiento es que quiero terminar todo entre nosotros cuando es todo lo contrario.
Quiero que iniciamos de nuevo con algo que sea totalmente real, con la boda de tus sueños, teniendo pocos invitados, un vestido sencillo y bailar sin inhibición por horas.
¿Hay alguna cosa por la cual quiera hacerlo de nuevo?
La respuesta es totalmente sí, prometí no ocultarte nada, y si te cuento todo esto en persona o te llamo, vas a interrumpirme y me olvidaré de algunas cosas.
Primera. Quería rechazar esos viajes desde el inicio, quería quedarme en casa y cuidar de ti, sigo con la culpa de que hayas pasado lo peor del embarazo sola, nunca dudé de ti, y la prueba está en que tenemos un hija hermosa y perfecta como tú, sin embargo, yo debí haber hecho más.
Como sabrás, si rechazaba eso, me quitaban el puesto. ¿Me interesa más el dinero qué ustedes? No, esposa, nunca, pero si me importa el dinero para ustedes.
Cuando supe que ya era apto para recibir la herencia de mis padres, quise llevar mi oficina al extranjero, estar cerca de ustedes mientras tú cumples tu sueño, de nuevo, no se pudo, no puedo verlo, pero cada que recuerdo esto, mis manos se vuelven puños y quiero golpear a alguien, ya que no puedo hacer nada contra el hecho de que mis abuelos tengan comprado al notario que protege el testamento de mis padres.
Lo único que estos viejos me piden para liberar lo que por derecho me corresponde, es que me divorcie de ti, ¿y por qué no?
Digo, esto comenzó por conveniencia, y hoy en día, lo nuestro es todo menos eso, nos merecemos un enlace real, sincero, donde no tengas las dudas de que te casas con el hombre que ama a otra, donde una vez que me has conocido por entero tengas la certeza de que soy o que al menos por ahora, puedes verme en el resto de tu vida.
Me estoy perdiendo tiempo que no quiero, contigo, con Eli. Y si ejecutamos juntos este plan, seremos liberados los tres, podré darles la vida que se merecen, tener los fondos para iniciar de cero sin la necesidad de depender de una empresa familiar, formaremos la nuestra.
Si dices que no, si me das una señal negativa, simplemente lo aceptaré porque fue lo que prometí, mi cabeza lo entenderá, aunque a mi corazón le costará un poco aceptarlo, pero pase lo que pase, siempre te amaré, eso por favor no lo olvides.
Con mucha sinceridad, tu ahora mejor amigo y también fiel esposo.
Con dedos temblorosos pongo la carta por encima de la solicitud, lo último que deseo es que Astrid vea primero el:
SOLICITUD DE DIVORCIO
En letras grandes sin entender nada.
Paso saliva por el borde del sobre y lo sello perfectamente, después me pongo de pie mientras doy un largo suspiro y me dirijo a la puerta.
—¡Señor! —Una de mis secretarias me detiene cuando paso de ella y su compañera.
—¿Qué pasa? —el tono de mi voz es molesto, ya que me urge dejar este sobre en la oficina de correos.
—Su abuelo lo esperan la sala de juntas. —Mis labios se aprietan al igual que mi mano libre, trago y no puedo evitar poner una mueca ante tal información.
—¿Dónde está Enzo? —Le cuestiono a la mujer que parece querer salir huyendo de ahí.
—Salió, tenía que ir a visitar una empresa. —Maldición, confío en él más que en estas chicas, pero si trabajan para mí es por algo.
Y esto, es urgente que se envíe, pues Astrid no puede seguir pensando lo peor de nuestro matrimonio, aún puede arreglarse.
Ella no dice nada, solo calla y aguanta, y si dejo que pase el tiempo y explote, todo se irá al carajo, no es lo que quiero, podemos arreglarlo, nuestro matrimonio tiene lo necesario para salir adelante.
—Escúchame bien —pongo la mano en el hombro de una de mis asistentes, esta parpadea una y otra vez ante la cercanía—, vas a llevar esto a la oficina de correos —le entrego el sobre—, no quiero que lo lleve el chofer, no quiero que pase por él, no quiero que la compañía de logística lo recoja. Necesito que una persona, de entera confianza se asegure que ha sido mandado, ¿bien? —la chica asiente, la noto temerosa y eso es lo que necesito, pues es preciso que haga el trabajo bien—, el documento no se puede perder, no puede pasarle absolutamente nada, necesito que llegue a destino lo más pronto posible, así que vas a pagar lo que sea necesario por el seguro más caro, que tengan detectado cada mano por lo que esto pasa, ¿entendido? —vuelve a asentir sin voz alguna—. ¿Entendido?
—Sí, señor. —Habla por fin.
—Me mandas el número de rastreo y me avisas cuando el paquete haya sido entregado.
—Así será, señor.
—Te estoy dejando esta responsabilidad a ti, no falles.
Me dirijo a la sala de juntas con mi secretaria libre siguiendo mis pasos, en el lugar ya esperaba toda la junta directiva, el representante de Camilo y mi abuelo.
—¿Comenzamos? —Pregunto una vez que tomo asiento.
—Un segundo —pide el abuelo—, falta mi asistente. —Toma todo de mi para no poner los ojos en blanco.