Lo único que quedó

PRÓLOGO

Hay pérdidas que no se superan. Solo se aprenden a soportar.

En una casa que alguna vez fue un hogar, dos personas intentan convivir con un silencio que no deja espacio para nada más. Uno se aferra a la rutina para no derrumbarse mientras el otro carga con una culpa que no sabe cómo nombrar.

Nadie les enseñó qué hacer cuando el pasado se cuela por todas las grietas, cuando cada habitación recuerda a quien ya no está. Y aunque lo intentan, aunque a veces creen haber encontrado un equilibrio, basta un solo gesto, una palabra o una noche demasiado larga para que todo vuelva a desmoronarse.

Esto no es una historia sobre esperanza. Ni sobre redención.
Es la historia de dos vidas atadas por la ausencia de alguien que definió sus destinos, de un vínculo que empezó como un intento de ayuda y terminó siendo algo que ninguno de los dos supo manejar.

Y también es la historia de lo que sucede cuando el dolor no encuentra salida, y se convierte en algo que puede arrastrar a cualquiera al límite.



#2026 en Otros
#48 en No ficción
#1168 en Novela contemporánea

En el texto hay: juventud, dolor, psicologia

Editado: 16.07.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.