♥Aurora.♥
Aquella afirmación me hace preguntar a dónde quiere llegar.
—No entiendo lo que me está diciendo, porque no es directo. —Ya no puedo tratar de controlar mi lengua y mis gestos.
—¿Sale usted con Bob?
Eso me hace levantarme de mi asiento, quedando sin palabras que decir.
—Salir, ¿cómo amigos o como pareja? —Necesito confirmar que no piensa que me estoy aprovechando de Bob, no me imagino como hombre. Bueno, no como pareja, porque hombre es.
—como pareja.
Siento mis ojos que se van a salir, por semejante barbaridad.
—Me ofende, puede que tenga mucha necesidad, pero eso no quiere decir que me dejaré faltarme al respeto, con Bob no tengo nada. Él, es como un gran oso grande, que me protege, ¡por Dios! Puede ser mi papá.
—Baja la voz. —Me dice tomándome por los hombros. —Solo quería saber, no lo mal intérpretes, pero no es común que un hombre ayude a una mujer.
—Que usted les ofrezca a las mujeres beneficios económicos, por cariño, eso no quiere decir que yo las acepte, y no se preocupe. Hablaré con Bob y le diré que me vaya descontando de mi sueldo los honorarios del doctor.
Aunque sé que pueda desajustar el mes, tendré que buscar algún trabajo extra.
—¿Sabe él cuánto costó? — pregunta con duda.
—No, en realidad no, pero sé que lo pagaré. Podré tener miles de defectos, pero honrada y pagar lo que debo no es uno de ellos.
—Sabe que el médico que la atendió hace unos días, es uno de los mejores…
—Lo hice por Bob, que estaba preocupado por mi salud. —Cortó todo el rollo.
—Claro. —Y su rostro me muestra la burla que siente, pero no voy a rogar a que me crea, yo sé lo que soy y lo que piense lo que quiera.
—Sí, esa era su duda, y quiere seguir creyendo lo que quiera, puede hacerlo.
La sonrisa se muere y veo como si entrecejo, se arruga levemente.
—Si eso es todo, ¿puedo retirarme? — preguntó, ya que hasta el hambre se me fue volando.
—¿No terminará de almorzar? — pregunta viendo todavía las comidas sin terminar.
—No, lo siento, ya termino mi hora de almuerzo, si eso es todo, con su permiso.
No dejo que hable o diga algo salgo, antes de que el cuarto se haga más pequeño de lo que en realidad es.
Estaba por cruzar el umbral para terminar de salir cuando sentí cómo tomaba mi mano.
—Termina de almorzar, háblale a tus compañeras. — sentí la calidez de aquella mano envolviendo mi muñeca, pero inmediatamente él se dio cuenta de lo que pasaba, me soltó y salió.
Dejando conmigo su calor.
Guardé lo que quedaba de mi almuerzo, pues mi apetito se había ido, con todo lo que me dijo aquel hombre, que ni su nombre me dio y sabía mucho y nada de mí.
Salí y los vi platicando y regresando a la oficina de Bob. Era claro que él tenía poder en el negocio de Bob, tenía que esperar que se fuera para poder hablar sobre lo que me dijo del doctor.
No quiero malos entendidos o que alguien se vaya a aprovechar, no puedo costearme un doctor como el que él mencionó.
Seguí trabajando, y algunas propinas que me dieron los clientes que frecuentaban la pizzería.
—Aurora, tu celular está sonando.
Vuelvo donde ella está y me extiende mi móvil, lo tomo y veo que es un cliente que de vez en cuando me encarga una torta.
—Hola, belleza.
—Hola, Bayron. —Contesto, ya que nos conocemos de un tiempo.
—Necesito uno de tu especialidad.
Me río, porque suena en lo que no debería.
—¿Algo especial? —preguntó, porque me llama para algo así en hora de trabajo, tiene que hacerlo.
—Claro, puedo pasar por tu departamento.
—Claro.
—Eres la mejor. —Cortó la llamada.
Cuando iba a dar la media vuelta para regresar en lo que estaba antes de que llamaran.
Él me tiene sometida por la cintura, siento su dedos acariciando por encima de la tela, sus ojos hipnotizantes, aparté la vista, tratando de marcar una distancia prudente; no quería que se confundieran las cosas.
—Las llamadas personales, se contestan fuera del horario de trabajo. — Me informó y luego me soltó, dejándome con la respiración hecha un desastre.
Respiré profundo, tratando que todo volviera a la normalidad. Tenía que hablar con Bob, para que todo se aclarara y su socio no me pusiera las cosas más complicadas.
Vi cómo salía con su aire de superioridad, dejando claro que no era alcanzable para ninguno de los presentes. Salió como una diva, como si nadie aquí fuera del mismo mundo donde solía vivir, pero no me dejaría intimidar, tenía cómo luchar y lo iba a conseguir.
Las horas pasaron y Bob, estaba reunido con algunas personas; al parecer, tenía que modificar ciertas cosas que había dicho la diva.
Cuando por fin estuvo solo, aproveché para hablar con él.
—Bob. — Él, al escuchar que le hablaba, levantó la visita de los papeles que tenía en sus manos. —¿Podemos hablar?
—Si es por lo de Emiliano, no te preocupes. — digo restándole importancia, haciendo un gesto con sus manos para que lo dejara pasar.
—Él, comentó sobre el médico que vi hace unos días, y dice que la tarifa es un poco elevada, y dio a entender que había un interés… —Dejé las palabras en el aire, sabía que con su intelecto iba a saber lo que quería decir.
—Ese muchacho.— dice tocando su frente, en modo de cansancio. — No le tomes importancia, es un buen muchacho, un poco burro, pero una vez lo conozcas, te darás cuenta de que es como yo, pero una versión más seria.
—Necesito, de favor, que vayas reduciendo lo de médico, porque pensé que todos ustedes habían contribuido para que pudiera ir, y por eso…
—Fue así, pero no se ajustó completo, lo demás lo hice por voluntad, te lo mereces, y ¿qué fue exactamente lo que te dijo?
Recuerdo cada palabra, pero ver a Bob tan expectante, y saber el aprecio que le tiene. Pensándolo mejor, decidí callar.
—Nada importante, cancela la próxima cita, no iré. — Le pido.