Locura, amor y ¿peleas?

Capítulo doce.

Emiliano. 🔥

Una vez que nuestros labios se unen, al principio ella es renuente, pero le doy un pequeño mordisco para que me deje probarla como quiero.

No puedo describir lo que siento, sus labios son tan suaves.

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Aurora.♥

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Mis días pasaron, sin ningún tipo de inconveniente, hasta que llegó el momento de mandar dinero. Gracias a Dios pude contemplar lo del mes.

Entregué algunos pedidos que Byron me había conseguido y más que feliz porque los clientes quedaron satisfechos.

Empezamos con la nueva cuidadora de mi mamá, no es que la necesitara todo el tiempo, pero desde el accidente donde murió su nueva pareja, papá de mi hermano Kenneth, su mente se va y viene, no puedo confiarme en que algo pase.

Mi tía, ahora está a cargo de los dos hijos de mi prima, uno de unos pocos años y la otra de pocos meses de nacidos.

Hoy, miércoles, el ombligo de la semana, llamo a mi mamá de costumbre, pero al ver que no contestan, me preocupo. No son de los que se pierden nuestra comunidad, es un tipo ritual para nosotros.

Vuelvo a llamar y sucede lo mismo, llamo a mi hermana esperando que ella sí pueda comunicarse con ellos.

Y nada, lo mismo el buzón de voz.

Mi corazón pieza a palpitar de manera errónea.

Como si algo importante estuviera pasando.

—Contesten, por favor—. Ruego al aparato para que suceda.

Una noche en vela y nada de ellos, mis ojos se encontraron. Rojos de tanto llorar, no sé nada de ellos y estaba esperando que amanezcas en mi país, para llamar a mi tía.

Es la única que me puede ayudar a saber lo que pasa y necesito respuestas.

Cuando creo que ella ya estaba levantada, no dudó y la llamó; al segundo intento, consiguió que conteste.

—¿Aurora? —contestó con duda.

—Tía—. El sollozo que sale de mi garganta hace que ella termine de despertar.

—¿Qué pasa, hija?—la preocupación en su voz, me hace que quiera tirarme a llorar, pero sé que eso no ayudaría a nada.

—Tía… — Digo, absorbido el líquido de mi nariz que se desliza sin querer, y que en estos momentos es lo que menos me interesa. —He estado llamando a mi mamá desde ayer en la noche, pero nadie atiende, tengo miedo de que algo les pase y yo se comunicara conmigo.

—Aurora, necesito que te calmes, me iré a cambiar, llamaré a quien los cuida, y una vez que sepa algo de ellos, me comunicaré inmediatamente contigo. —Dice y escucho cómo deja caer algo de vidrio, por el ruido que hace al caer. — Ellos te necesitan bien, ¿dime qué lo harás?

—Sí, por favor, Tía, ¿me llamas una vez que sepas de ellos?

—No lo dudes mija, pero no perdamos el tiempo, cuídate.

Corta antes de que siga perdiendo el tiempo.

Decido llamar a Bob, para pedir el día. No puedo con esta zozobra, no tengo que rogarle mucho, una vez que supo el porqué no iría.

Me pongo a hacer el aseo de mi casa. Tengo el móvil a tope, con la pantalla quebrada, pero funciona.

Los minutos pasan a hacer horas.

Hasta que escucho que tocan mi puerta, no dudo en abrir, y veo que es mi hermana que ha viajado de un estado a otro para estar conmigo.

—Lo siento, era lo más rápido que pude venir. ¿Sabes algo? — Me abraza una vez que estamos adentro, y hasta ese momento me doy cuenta de lo mucho que lo necesitaba.

—Todo va a estar bien. — dice tomándome de ambos brazos, para que deje de llorar.

Ella trata de distraerme, hasta que mi móvil suena.

Es mi tía, no dudo en atenderla.

—Lo siento mucho, Aurora, no debí dejarlos solo… —El hipo que suelta, sé que vienen malas noticias—. Pero comprendes que no podía dejar sola a mi hija, cuando le pasó eso tan bueno.

Al tener el móvil en alta voz, mi hermana se entera de todo.

—¿Qué pasó? — Pregunta lo que yo no soy capaz.

—Alejandra tuvo su momento de lucidez, pero de momento en otro confundió al niño con ese desgraciado, ¡ay! El pobre Kenneth estaba grave, y la cuidadora lo llevó a una clínica privada porque en el hospital no lo atendían rápido, y el celular lo dejó en la casa, por eso la razón del porqué no te costaba.

Todo mi mundo se reduce a eso.

Kenneth y su salud, mi tía, siguen dándonos la información que necesitamos.

En la clínica lo tiene en UCI, es cara, pero lo están atendiendo los mejores especialistas en ella, y lo siento, en serio, lo siento, pero necesitamos el dinero para esto.

Todo se reduce a eso, y ahora mi mente está en buscar otro trabajo, aunque no duerma o regresar para estar con mi familia como se lo merece.

—Aurora, sabes que no podemos regresar, lo mejor sería trabajar y ajustar lo más rápido posible el dinero y más porque sabes que lo necesitan, pero si regresa, ¿cómo vamos a cubrir todos los gastos?

Mi hermana tenía razón, pero sabes que Kenneth está grave. Me pone a pensar si esto hubiera ocurrido, si yo hubiera buscado el maldito sueño americano, pero no es momento de pensar, es de actuar. Entonces, como si de un foco se tratara, Byron es el primero que. Se me viene a la mente.

Con esos en mente, mi tía termina de explicar lo que sabe y que, si sucede, algo nuevo me llamaría.

No lo pienso antes de que le pela y la vergüenza se una, y después no pueda articular algunas palabras.

Escucho cómo suena, cada timbre que mis oídos escuchan, hace que mi corazón se acelere, pero es lo que tengo que hacer.

—Hola, nena.

—Hola, Byron—. Una vez suelto el saludo, creo que él nota mi voz.

—¿Qué pasó, Aurora?

Le cuento los detalles, y voy directo a lo que quiero consultar.

—¿No tendrás algún trabajo? No importa cuál sea y si es de noche mejor.

—Nena, yo te puedo dar el dinero…

—Me ayudarías más si tuvieras un trabajo, por favor, Byron. — Escucho cómo resopla.




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