♥Aurora.♥
Lo quedo viendo, hasta que las luces traseras de su coche desaparecen, nunca me imaginé que del hombre que me habló Byron era él.
-El mundo sí que es pequeño-,pensaba mientras subía las escaleras hasta llegar a mi piso.
Ahora trabajo para él, después de pelear por una bufanda, una sonrisa nace en mi rostro.
—¡Ay, Aurora! Deja de soñar despierta, que te darás con la pared—. Me digo en voz alta.
—¿Con quién hablas hermosa? —. Me dice Miguel, el vecino.
Pongo mi cara de perro, no es que no quiera ser amable con él, solo quiero marcar una línea la cual no pienso cruzar.
—Buenas noches, Miguel, sola, si me permites—. Digo tratando de pasar—. ¿Me puedes dar permiso? Por favor.
—Hermosa, quédate a platicar un rato conmigo.
—Lo siento, no puedo, así que por favor dejame ir.
Veo como pone los ojos en blanco.
—Algún día, algún día, Aurora.
—¿Algún día qué? No pienses que te tendré miedo Miguel, así chiquita y flaquita me sé defender, y creo que lo sabes más que bien, así que sigamos con las cosas en paz.
—No te hagas la difícil—. Dice tomándome del brazo—. Ya vi de qué nave te bajaste, solo buscas a alguien con dinero para que te saque de esta pocilga.
Me quito su mano de encima. —Que sea última vez que te atreves a ponerme una mano encima.
Sé ríe y termina de bajar, dejando mi corazón latiendo a mil por horas, como diría mi mamá: uno puede estar con el miedo a mil, pero no tenía que demostrarlo, porque de eso se alimenta el enemigo.
Volteo a ver que él no se atreva a seguirme y abro la puerta de mi departamento, una vez dentro, el alma vuelve a entrar a mi cuerpo, me deslizó por la puerta para poder calmar mi corazón acelerado.
Me relajo, ya tengo un peso menos, el dinero de mi hermano está seguro.
—Pronto estará bien y yo sin deudas—. Digo llevándome las manos a mi cabeza—. Y la casa terminada, pronto.
Me levanto y voy al baño a quitarme el maquillaje y a darme una ducha, para poder dormir.
Mañana será un día mejor.
Y sí que lo fue, llegue con las energías renovadas, mi turno terminó rápido.
Cuando quise comunicarme con Emiliano para avisarle que ya había terminado mis labores en la pizzería, recordé que no intercambiamos números.
Cuando iba a escribirle a Byron, me llega un mensaje.
«Desconocido: Aurora, nena soy Emiliano, puedes salir, el chófer te está esperando.»
Mi corazón late, pues me voy a conocer otro lado de la moneda, la alta alcurnia.
«Aurora: Hola, está bien.»
Compórtate Aurora, necesitamos este trabajo y tú puedes hacerlo.
Con eso salgo de la pizzería, y veo a Emiliano parado esperándome.
—¿Creíste que te dejaría sola? — suelta cuando llego donde él.
—Gracias. —Digo, y le regalo una sonrisa, sentía miedo de llegar a un lugar desconocido y no poder encajar.
Pero ¿Cuándo eh encajado?
—Vamos, tenemos que ir a presentarte a tu mentora—. Dice abriendo la puerta del copiloto para que suba.
—Gracias.
Por fin cambió la manera de verme, y no digamos la de tratarme.
Una vez dentro del vehículo. —Toma, espero que te guste, lo compré de camino a aquí.
Me extiende un café helado, nunca lo había probado y es muy agradable su sabor.
—Gracias, no tenías que molestarte—. Contesto más por educación que por otra cosa.
—Lo hago con mucho gusto.
Sigo consumiendo lo que me dió hasta que llegamos a un semáforo en rojo.
—¿Qué tal tu día? — pregunta de repente, yo lo volteó a ver todavía con la pajilla en la boca, trago lo que tenía en la boca y respondo: Todo bien, lo normal, ¿y el tuyo?
—Mejor ahora.
Me regala una sonrisa baja bragas, y yo retiro mi mirada, para no seguir babiando de la imagen que me regala.
Me concentro en tomar de la bebida que me regaló , cuando siento cómo se me atora en la garganta.Él reacciona y me da pequeños toques en mi espalda. Y así es como pase otra vergüenza con él.
—No te estoy robando nada, para que quieras terminarlo en un bocado.
—Lo siento, estaba distraída—. Me excuso. Y él suelta una carcajada, que con eso me da a entender que eso ni yo me lo creo, siento mis mejillas arder. -Quien te manda a ser tan guapo-.
Sus carcajadas cesan y lo volteó a ver.
—¿Por eso te atragantaste?
Mis ojos se abren. —¿Lo escuchaste?
—Muy claro—. Dice pellizcando una de mis mejillas.
Me encojo de la vergüenza, él parece notarlo, sigue el camino hasta que llegamos a una gran entrada, donde me imagino que me van a enseñar a cocinar.
—Cualquier percance me avisas.
Yo asiento y salgo de mi medio de trasporte de lujo.
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¿Ya vieron la nueva portada?
¿Les gustó?
Es una creación de mi bella @misha_coverdesign, pueden seguirla e irle a dar amor allá a la portada.
Nos leemos en la siguiente parte. 💕🧣